J. Rigoberto Lorence
Termina el año de 2019 con varios movimientos populares y democráticos que tienen lugar en el mundo entero, y afectan no solo a los países atrasados. En Francia, por ejemplo, la protesta de los trabajadores lleva más de 3 semanas, en una lucha que trata de evitar que el régimen arrebate pensiones que los obreros han conseguido a través del esfuerzo realizado durante varias generaciones.
Tradicionalmente, en el país galo dichas prestaciones laborales son intocables. Cada vez que un gobierno francés ha tratado de arrebatar o disminuir estas prestaciones a los obreros, estos han respondido con revueltas que, en general, han terminado por derribar a los gobiernos que lo han intentado. Lo mismo puede pasar con el gobierno de Emanuel Macrón.
Fuera de eso, el llamado Primer Mundo se mantiene como un oasis en medio de las tempestades que sacuden a los países del mundo atrasado en todos los continentes, desde Hong Kong hasta el África Subsahariana, pasando por Cataluña y alcanzando la región más convulsa, como sería el subcontinente latinoamericano, principalmente Bolivia, Ecuador, Colombia, Brasil, Argentina y Chile.
CHILE
Aunque Sebastián Piñera convocó recientemente un plebiscito para que el año entrante la población defina si quiere una Nueva Constitución, y por lo mismo el edificio legal heredado del pinochetismo se derrumbe por completo, los obreros, campesinos y sectores del pueblo han continuado las manifestaciones, siempre bajo el acoso de las fuerzas armadas.
El número de muertos ha seguido aumentando, a pesar de las recomendaciones de la ONU, y de las condenas internacionales contra la brutalidad de las fuerzas policiales. La derecha, moralmente derrotada, continúa sus esfuerzos por mantener los privilegios de que siempre ha disfrutado.
En Ecuador las cosas se han calmado en la superficie. Pero queda claro que el gobierno neoliberal de Lenin Moreno solo espera la oportunidad de recomenzar su política antipopular. Pero el movimiento indígena en especial –y todo el movimiento popular en general—se prepara a lanzarse a la lucha en caso de que el gobierno se decida a golpear de nuevo.
En Colombia han continuado las movilizaciones de obreros, campesinos, indígenas y clase media. El gobierno de Iván Duque cada día más aislado, como corresponde a un gobierno de élites en medio de una tempestad que solo ha amainado en breves lapsos, mientras recupera fuerzas.
LA SITUACIÓN EN BOLIVIA
De los países sudamericanos, Bolivia es el más convulsionado. El golpe militar de la derecha se produjo en noviembre de 2019 contra un gobierno con profundas raíces populares, que cumplía ampliamente con los reclamos de justicia de la mayoría indígena del país, y con una gestión exitosa sin comparación con ningún otro gobierno de la región.
El gobierno de Jeanine Añez, producto de ese golpe, no tiene ninguna experiencia en temas políticos y, menos aún, diplomáticos. Ha entrado en conflicto con los gobiernos de México y España por el asunto de los asilados que se encuentran en la embajada de México en La Paz, y ha llevado sus relaciones al punto de la ruptura con España, porque se atrevió a expulsar a 3 diplomáticos españoles y el gobierno de Madrid en represalia tomó una medida similar.
Casi a final del año, el gobierno boliviano declaró persona non grata a la embajadora de México, María Teresa Mercado, y le dio 72 horas para abandonar el país. El gobierno mexicano solo tomó nota del tema, sin adoptar una medida equivalente, porque en el interior de la embajada mexicana están unos 10 asilados políticos, a los cuales les debe protección, de acuerdo con las normas mexicanas.
Entre los asilados destacan Juan Ramón Quintana, ex ministro de Gobernación, y Wilma Alanona, a los cuales el gobierno de La Paz les niega salvoconductos, sin los cuales no pueden salir de ese país.
España respondió de inmediato expulsando a 3 diplomáticos bolivianos, y la ruptura de relaciones es solo cuestión de tiempo. Por cierto, el líder de los diputados bolivianos, Sergio Choque, manifestó que la expulsión de los diplomáticos fue una decisión “hormonal”, en el sentido de que no fue tomada con bases políticas, sino al calor de impulsos emocionales de la presidenta Añez.
Por otra parte, el gobierno mexicano se dispone a llevar el asunto del acoso de la embajada mexicana en La Paz ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por la inquina del gobierno boliviano contra la sede diplomática azteca.
Mientras tanto, las huestes del Movimiento al Socialismo se alistan a recuperar el poder por la vía electoral. En Buenos Aires se reunieron en fecha reciente cientos de delegados del MAS, con objeto de coordinar acciones a la vista del proceso electoral que tendrá lugar en el 2020, en el cual no participará Evo Morales como candidato.
Los principales precandidatos del MAS a la presidencia boliviana son:
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Andrónico Rodríguez, politólogo y vicepresidente de las 6 Federaciones de cocaleros del Trópico de Cochabamba, de la cual es presidente Evo Morales.
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Adriana Salvatierra. Universitaria y senadora del MAS.
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Luis Arce, exministro de Economía y Finanzas.
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David Choquehuanca, exministro del exterior y actual presidente del ALBA, organismo multilateral que funcionó desde el principio como frente de lucha latinoamericana, impulsado por Hugo Chávez, expresidente de Venezuela.
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Diego Pary, excanciller de Bolivia depuesto por el golpe del 10 de noviembre.
Por toda la temporada inicial del 2020, Bolivia seguirá siendo el epicentro de las convulsiones en América Latina.
Estudió en la Facultad de Derecho y Ciencias y Técnicas de la Comunicación en la UNAM. Militante de las organizaciones democráticas y revolucionarias de México desde hace unos 40 años. Ha impartido cursos de reportaje, redacción y otras áreas dentro del periodismo.
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