A LA DERECHA LE FALTA BARRIO

 

 

Rigoberto Lorence

Bajo la cobertura de símbolos heroicos, la derecha mexicana insiste en detener el alud de acontecimientos que se le ha venido encima a partir de su estrepitosa derrota del 1 de julio pasado, y especialmente a raíz de las medidas políticas y administrativas que han venido suprimiendo sus enormes privilegios y reduciendo su capacidad política.

 

Las movilizaciones del 5 de mayo tanto en la Ciudad de México como en unas 12 entidades del país, constituyen un tímido reclamo contra el gobierno obradorista, que hasta la fecha ha logrado aplicar su programa de reformas sin un choque frontal contra los intereses creados.

 

Ante la carencia de tradiciones de lucha, los conservadores han recurrido a la convocatoria de una organización denominada Chalecos.org, en obvia referencia a los Chalecos Amarillos de Francia. Solo que los insurgentes franceses tienen una clara orientación anticapitalista, muy lejana de la mentalidad de sus pretendidos émulos mexicanos.

 

Convocaron, además, varios cartuchos quemados como Vicente Fox y Felipe Calderón, con este último aprovechando la oportunidad para engrosar las escuálidas filas de México Libre, y los consabidos “líderes de opinión” que tienen una base social cada día menos receptiva.

 

Asimismo, su marcha fue bautizada como del Silencio (con muchos de ellos luciendo tapabocas) tratando de rescatar la rica tradición inaugurada en México por el movimiento estudiantil de 1968. Convocantes y marchistas trataron de mimetizarse en el medio ambiente político, para suplir su clara orfandad de tradiciones, programa y formatos de lucha.

 

Por lo demás, en la Ciudad de México solo consiguieron reunir entre 12 y 15 mil personas –que por su reducida fuerza fue objeto de múltiples mofas—en tanto que en la región del Bajío lograban  hacer desfilar unas 3 mil personas en total, de las cuales 1 mil marcharon en León –antigua capital de la derecha cristera—guiadas por Vicente Fox.

 

Según diversos medios, en Mexicali reunieron los convocantes unas 150 personas; en Cuernavaca 100; en Veracruz 300; en Hermosillo 100 y en Tampico unas 500. El resto de las manifestaciones tuvo lugar en la mencionada región del Bajío, una de las de mayor tradición conservadora en México: Querétaro, Celaya, Aguascalientes y San Luis Potosí, además de la ya mencionada en la metrópoli leonesa. Y pare de contar.

 

La consigna central fue muy desmedida: AMLORENUNCIA. Muy notoria por la desproporción entre la fuerza exhibida y la demanda reclamada, como si hubieran estado al frente de manifestaciones gigantes. Pero lograron al menos hacerse oír. Sobre todo en las redes sociales, donde se dieron vuelo sus numerosos bots.

 

En el fondo, los dirigentes de la derecha solo hacen el juego al gobierno obradorista. Porque con su movilización reafirman la idea de que México vive intensamente su libertad recién conquistada, lograda por el esfuerzo de millones de personas, pero que beneficia también a quienes se les opusieron.

 

La libertad conquistada por el gran esfuerzo de las masas desposeídas –parece decir el gobierno de AMLO—beneficia también a los representantes del antiguo régimen. Y nosotros la defenderemos, tal como hacemos con los intereses del pueblo. Es la lección que ha quedado inscrita en los muros de nuestras ciudades.

 

En cada ocasión que sale a las calles, la oposición de derecha pone de manifiesto la realidad de su enorme debilidad. Carece de líderes –Fox es solo una caricatura—programa, proyecto y banderas.

 

La oposición de izquierda al gobierno obradorista es otra cosa, por completo distinta. Cuando la CNTE sale a las calles hace retemblar los muros y su fuerza derriba las barreras. Al igual que la derecha, está aislada y solo tiene fuerza regional. Pero su voz es escuchada por grandes sectores de la población, unos por las buenas –los padres de familia, por ejemplo—y otros aunque no quieran. Su fuerza trasciende e impacta, y claramente representa una opción popular.

 

En la oposición de izquierda se nota claramente la verdad proletaria, el grito radical que aspira a barrer los residuos del antiguo régimen. En las fuerzas de la derecha se percibe el doble discurso, el lenguaje simulado, el comportamiento modoso. Lo que no excluye sus notables faltas de ortografía, como la de pedir la RENUNSIA de AMLO…

 

Además de no tener arrastre de masas, a la derecha mexicana le falta más fogueo…O como se dice en algunas partes: Le falta barrio…

 

 

 

 

Sobre Rigoberto Lorence 102 artículos
Estudió en la Facultad de Derecho y Ciencias y Técnicas de la Comunicación en la UNAM. Militante de las organizaciones democráticas y revolucionarias de México desde hace unos 40 años. Ha impartido cursos de reportaje, redacción y otras áreas dentro del periodismo.

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*