YO ACUSO
Armando Vargas Mora
Apatzingán, Michoacán; 14 Octubre de 2018.-
Incuestionablemente que ese doble discurso que por siempre ha utilizado el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, para muchos por no decir la inmensa mayoría, resulta desconcertante. Pasa del discurso de la mafia del poder hasta tenerla consigo. De aquella declaración en el 2006 en el sentido de que, prefería no ser presidente que platicar con Elba Esther Gordillo, por ética, hasta el 2018 en que, después de recibir sus evidentes apoyos, declararla presa política y una víctima del sistema. Ahora ha manifestado reiteradamente que lo de él no es el odio y que, por lo mismo no hará lo que otros presidentes al tomar el poder, y ejemplifica cuando Carlos Salinas de Gortari, tras la toma de protesta, si acaso un par de meses después, se fue sobre Joaquín Hernández Galicia “la quina” y le cobró aquella afrenta que hizo a Miguel de la Madrid Hurtado y a él mismo, a quienes al parecer les mentó la madre en las instalaciones de PEMEX, pero además la quina invirtió grandes sumas de dinero en la campaña de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en esa elección de 1988. Igualmente Enrique Peña Nieto encarceló a la propia Elba Esther Gordillo por delitos que la PGR ¡no le pudo comprobar!, esto ocurrió en el 2013 a pocos meses de la toma del poder.
Pero también AMLO ha hablado de justicia, lo dice con mucha convicción, “que no nos quepa la menor duda”. Pero luego al cuestionarle sobre Rosario Robles Berlanga y las estafas maestras, asegurar que se trata de un chivo expiatorio.
Incuestionablemente que ese doble discurso desconcierta a cualquiera, he escuchado a varios pejistas decir que: “lo que pasa es que él no es pendejo, qué no ves que luego le puede pasar lo que a Colosio, pero espérate a que tome el poder, será otra cosa”. Puede ser que por eso una vez declaró que en el país no había crisis política ni económica, nada más para más tarde señalar que iba a recibir un México en bancarrota.
Que lo de él no sea el odio está en su santo derecho, pero de eso a que diga que “no investigará a tanto gobernador deshonesto ni a presidentes municipales, porque no cabrían en la cárcel”, hay un abismo conceptual. Porque en primer lugar en diversas ocasiones ha declarado “su absoluto respeto” por el legislativo y judicial, por la real separación de los poderes, no la simulación que eternamente hemos vivido los mexicanos. Por lo anteriormente expuesto y en virtud de la documentación existente, dictámenes de Auditoría, trabajos eficientes y éticos de la Auditoría Superior de la Federación, muy a pesar de Peña Nieto en manos de la PGR desde que estaba el Procurador Raúl Cervantes Andrade, ahora en evidente parálisis con el encargado del despacho Alberto Elías Beltrán que, por encargo de su amo los expedientes duermen profundamente, pero esas más de mil denuncias a la fecha existentes pueden despertar después del inminente primero de Diciembre. López Obrador no necesita la justicia juarista. El pueblo de México le exige JUSTICIA A SECAS.
Ya lo hemos dicho en este espacio en varias ocasiones, sobre todo para aquellos escépticos en el cumplimiento de los compromisos de campaña de AMLO, hay que seguirle la hebra al dinero, esa es la clave. Porque lo que señalan esos dictámenes de la ASF no son cacahuates, estamos hablando de miles de millones de pesos, lo de los gobernadores “del nuevo PRI peñista” son nada más un botón, es la punta del iceberg hacia ese cúmulo de bandidos. El secretario de comunicaciones Gerardo Ruiz Esparza es otro pájaro de cuenta que no tiene ni perdón ni olvido, ese viene cometiendo cualquier número de fechorías desde el estado de México cuando EPN fue gobernador, desde entonces a éste también se le debe investigar junto con Luis Carlos Castillo Cervantes “el rey de los dragones” a quien se le incautaron una casa con valor de más de 10 millones de dólares en USA y más de 7 millones de dólares en efectivo, preso en ese país y puesto en libertad bajo las reservas de ley, ese sabe muchísimo. Igualmente se debe llamar a cuentas al Juan Armando Hinojosa Cantú, el empresario de la casa blanca, dueño del grupo HIGA, el de los 100 millones de dólares en Panamá Papers, también sin consecuencias. Nadie como estas gentes para vapulear a las instituciones y a las leyes. Dice AMLO estar del lado de los pobres; está ante la magnífica oportunidad de demostrarlo, porque estos cuantos riquísimos han producido una sociedad paupérrima, en condiciones que verdaderamente duele. Esta pandilla ha torcido las leyes a su antojo, son los reyes de la prevaricación.
Es loable no odiar, todos tenemos ese legítimo derecho que puede inclusive elevarse a la virtud, de lo que no tienen ninguna prerrogativa los que están por tomar de derecho –porque de hecho ya lo ejercen- el poder, el primero de Diciembre, es precisamente llegar a ese día con el acostumbrado ritual de “prometo guardar y hacer guardar la Constitución General de la República y las leyes que de ella imanan”, sin que existan consecuencias palpables. López Obrador no ocupa llegar al 2021 para tener una mayoría abrumadora, ahora tiene esa magnífica oportunidad de darle al pueblo de México esa sed de justicia, esa enorme satisfacción de ver tras las rejas a quienes ostentaron cargos públicos y amasaron inmensas fortunas al amparo del poder.
Contador y analista político
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