Gerardo Fernández Casanova
De qué magnitud ha de ser la preocupación de Peña Nieto por su futuro inmediato en calidad de ex presidente, sabedor de la pesada carga delicuencial sobre sus hombros, que apuesta el resto de su escaso capital político para dotarse de impunidad prolongada por nueve años más, mediante la imposición de un fiscal amigo de compromiso, nombrado para ese extenso plazo por el Senado de la República. La jugada, a todas luces inmoral e improcedente, provocó una tormenta política alta de resonancia local e internacional que, por lo pronto y al momento de escribir estas líneas, obligó a darle reversa. Lo ocurrido deja al descubierto varios asuntos a comentar.
Desde luego, el tema se inscribe dentro de los prolegómenos de la sucesión presidencial del próximo año, entreverándose con los conflictos de los partidos propios de la selección de sus respectivos candidatos a la presidencia, particularmente los que enfrenta el PAN con la inmanejable pugna entre su dirigente nacional, Ricardo Anaya, y la esposa del ex presidente Calderón, Margarita Zavala, con el agravante de la intromisión, en calidad de mano negra, del PRI, que avaló la toma de la presidencia del Senado por el panista Ernesto Cordero, afín a Calderón y su esposa, a contrapelo de la directriz trazada por la dirigencia del partido, con lo que avivó el fuego interno.
Por su parte, el PRI intentó que la presidencia en ambas cámaras recayera entre sus miembros, con la finalidad de asegurar el control político durante el próximo proceso electoral que se anuncia tormentoso para sus siglas y que pronostica la intención de solucionarlo por la vía del fraude electoral acostumbrado, ante el crecimiento de la alternativa de MORENA con López Obrador como candidato.
Como medida de presión adicional, el conjunto de la oposición en la Cámara de Diputados ha trabado la elección de la mesa directiva para el nuevo período, trastocando la posibilidad de acuerdos en la Junta de Coordinación Política y visibilizando la posible compra de votos o de ausencias eficaces, tan acostumbradas por el poder priísta, por cierto muy desgastado. Con tal medida de fuerza se configura una especie de paro legislativo que afectaría, de no resolverse oportunamente, la discusión y la aprobación de las leyes de ingresos y egresos para el próximo año o, por lo menos, le pondría condicionantes onerosas para la presidencia de Peña Nieto, ante las que tendrá que doblegarse.
Esta es una expresión contundente de la pérdida de poder del presidente –noticia grata, por cierto- provocada por la lucha facciosa por tramos de poder (o rebanadas del pastel) y capacidad de hacer negocios, pero no por las diferencias de proyecto de país, lo que es muy de lamentar. Son pleitos en la cima de las burocracias partidistas. MORENA ha hecho muy bien en mantenerse al margen de los chantajes y mantenerse como atento observador en el palenque en que impera la mezquindad. López Obrador salió de gira al exterior; visita programada a Estados Unidos, Inglaterra y España, algo que erróneamente había evitado en sus anteriores intentos presidenciales.
Es también una confirmación de la descomposición del sistema político vigente en el que la corrupción es causa y es efecto. Sólo a golpes de propaganda excesiva el régimen pretende colocar puntales el edificio en ruinas, antes de su derrumbe o su demolición. El otrora importante Informe Presidencial del 1 de septiembre pasó con más pena que gloria como un espectáculo propio de la televisión, para la simple dotación de oxígeno al moribundo presidente, el de la sonrisa Colgate.
Mientras esto sucede Trump continúa su carrera hacia el abismo, llevándose entre las patas a los cientos de miles de jóvenes hijos de emigrantes y torpedeando las negociaciones del TLC por las que mantiene de rodillas a nuestros distinguidos vendepatrias.
Algo importante tiene que suceder para que eso que llamamos pueblo tome conciencia de su realidad y se decida a acabar con tanta ignominia. MORENA es la única alternativa válida.
Dejar una contestacion