YO ACUSO
Armando Vargas Mora
“Cuando pienso en todos los males que he visto y
Sufrido a causa de los odios nacionales, me digo
Que todo ello descansa sobre una odiosa mentira:
El amor a la patria”.
León Tolstói
Apatzingán, Michoacán; 28 de Octubre de 2019.- No cabe duda que en la actualidad los mexicanos nos encontramos polarizados, polos opuestos debido a la cosa pública, por el estilo personal de gobernar de una persona cuyas buenas intenciones no son suficientes; porque para conducir un país, aparte de la moralidad y buenas costumbres, también y en primerísimo lugar debería estar la aplicación irrestricta de la ley, porque además de repetir hasta el cansancio que la ciudadanía debe portarse bien como condición para alcanzar la felicidad, el aspecto legal debe ser el horizonte; no basta con decir a los delincuentes que ya no hagan sufrir a sus mamacitas, o que les daría a éstas y a sus abuelos la queja para que les reprendan jalándoles las orejas; no debe dar primacía a la llamada cartilla moral y su reparto a través de los pastores que llaman “siervos de la nación”, lo realmente importante es que el presidente de los mexicanos rectifique y que cumpla a cabalidad su juramento del primero de Diciembre pasado de “cumplir y hacer cumplir la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanan”.

Ya basta de tanta palabrería que no hace otra cosa que dividir aún más al pueblo, no más fifís ni chairos, no más buenos y malos según la postura de cada cual, no más modelo neoliberal y conservadores, no más señalamientos del pasado sin que se presenten las pruebas necesarias; que si hubo corrupción en grado superlativo como a todos nos consta, que se actúe legalmente, que vengan las consecuencias que todos los mexicanos estamos esperando.
Lo ideal es que los mexicanos, en lugar de seguir peleándonos en las redes sociales principalmente, hiciéramos el esfuerzo por la unión en torno a un gobierno que parece extraviado; a todos nos debe importar que se retome el camino.
Y en medio de casi todos los problemas que padecemos, aparece invariablemente una figura que mucho tiene que ver: Donald Trump.

Para poner en contexto lo anterior, es importante que recordemos que durante la campaña proselitista del ahora presidente Andrés Manuel López Obrador, en muy diversas ocasiones manifestó su intención de recibir a nuestros hermanos guatemaltecos, salvadoreños y hondureños con los brazos abiertos y hasta ofrecía trabajo en la construcción del famoso tren Maya; al otro lado de la frontera Donald Trump vociferaba sobre la construcción del muro para contener la inmigración. A la llegada de López Obrador al poder, su retórica cambió cuando el mundo se le vino encima desde USA y su presidente, las amenazas arancelarias presagiaban una economía mexicana aún más débil y un dólar que muchos ubicaban más allá de los 25 pesos; se constituyó la Guardia Nacional, negada una y mil veces que sería militarizada como finalmente ocurrió, con todas las fallas exhibidas. En la mente de la población existe la convicción de que la orden fue tajante, Trump cumplió lo prometido y el muro humano, pagado por los mexicanos como siempre lo dijo, se hizo, o mejor dicho los muros en ambas fronteras, una tercera parte de la Guardia Nacional es utilizada con esos fines. Pero el abuso estadounidense no para ahí, centroamericanos que son echados de USA vienen a parar a México. Llega a tal grado la simulación que, en su momento hasta se realizó un acto político en Tijuana con emoción triunfalista.

Con lo anterior, millones de mexicanos mostraban el repudio a la política entreguista lopezobradorista; pero también millones de simpatizantes de MORENA o de AMLO mostraron el respaldo y el lado humano que tanto alude el presidente; lo cierto es que todos los estados de tránsito de centroamericanos y los estados fronterizos se han convertido en un verdadero problema, un caos, Tijuana principalmente.
Donald Trump vuelve a la carga y ahora exige al gobierno mexicano que contenga la droga que tanto les encanta a los Green-goos (y a los mexicanos también), recuerdo que hace décadas se decía que México era el trampolín de las drogas que se introducían a los Estados Unidos, hoy, hay que reconocerlo, somos el trampolín y la alberca; López Obrador ordena al súper secretario Marcelo Ebrard que vaya al Norte para atender (a recibir órdenes sin eufemismos) la “petición” del chiflado Trump; el retorno fue de felicidad en virtud de que Marcelo nos informó que “la venta de armas del norte hacia México estaba congelada a partir del acuerdo”, y de las drogas hacía allá también, no faltaba más. ¿Por qué insultar la inteligencia de los mexicanos? ¿Para qué tanta burla? ¿Por qué tanto cinismo e hipocresía?
Y aún hay más, uno de los principios básicos del presidente es que él quiere “abrazos, no balazos”, y que el fuego no se combate con fuego, pero no contaba con la astucia de Donald Trump, porque ahora ordena descabezar a los cárteles de la droga, el objetivo se llama Ovidio Guzmán López, hijo del legendario “chapo Guzmán” a quien la DEA ubicó el pasado jueves 17 de los corrientes en una colonia de Culiacán; lo demás ya lo conocemos; el servicio de inteligencia (la DEA), ellos, y la operatividad el gobierno mexicano.
Lo anterior es otro de los componentes de división entre los mexicanos, unos, extremistas, señalan inclusive que se trata de la exhibición del estado fallido, otros reconocen que se trata nada más y nada menos que de un operativo fallido, que conlleva un cúmulo de fallas, reconocidas inclusive por El Secretario de la Defensa Nacional Luis Cresencio Sandoval; desde luego que los simpatizantes y apologistas de AMLO opinan que los razonamientos ejercidos por el presidente son o fueron los adecuados, y como es costumbre sin mencionar cuestiones “legaloides”, sino humanitarias. A decir verdad, fue la decisión menos mala; pero volvemos a lo mismo cuando por explicación se da que se actuó así porque lo acontecido en Culiacán es parte de toda la corrupción de sexenios pasados, a pesar de la confesión del General Secretario y las fallas de operatividad de esos cruciales momentos.
Y fue la menos peor porque en Culiacán, después del enfrentamiento inicial, siguieron bloqueos, quema de vehículos, balaceras por diferentes rumbos, la fuga de reos, el pánico generalizado, los militares que sirvieron de rehenes y al parecer el envío de parte de los criminales, de una imagen o video con la ejecución de uno de ellos, la amenaza en el mismísimo cuartel militar y en el conjunto habitacional de las familias de los mismos militares. Después saldría López Obrador a decir que no estaba enterado de este operativo, pero sí mencionó que “Ovidio Guzmán López tenía una orden de aprehensión con fines de extradición”. Es aquí donde entra la contradicción porque en múltiples ocasiones el presidente se ha manifestado por la no persecución de las cabezas del crimen organizado, es aquí donde se exhibe sin cortapisas el efecto Trump, el hombre que tiene que ver con esta indeseable división entre los mexicanos, y AMLO obediente desde luego y de acuerdo con la medida tomada por el gabinete de seguridad. Todos los días, al menos de lunes a viernes, AMLO y el gabinete se reúnen, pero a qué se reúnen si no le enteran de una cuestión tan delicada. ¿Entonces se reúnen a tomar café?
