Carta de Gerardo Borbolla al gobierno y sociedad de Morelos

El padre
El padre

Este correo es de parte de un padre que lleva ya 2 meses sin ver a su hija, la considera su mayor tesoro y cuyo mayor sueño es poderla ver crecer y convivir con ella.

Lo que paso en torno a mi hija, Regina, ha sido una pesadilla de la que me gustaría despertar. Viví un infierno al lado de su madre, y ante el temor de que mi hija fuera sacada del pais, fui incluso referido como secuestrados. Ademas de golpeador y drogadicto; el día de mañana en torno a la acusación de drogas, se llevara a cabo una audiencia en el Juzgado Quinto de lo Familiar ubicado en Calle Francisco Leyva #7 Col. Centro en Cuernavaca, Morelos. Demostrare que esta es una mas de las falsas acusaciones en mi contra.

Se que no soy perfecto, pero he sido el mejor padre para Regina, desde su concepción he velado por ella y la he llenado de amor. Y el estar lejos de ella me estruja el corazón.

Se han cometido muchas injusticias en torno al tema de mi hija, algunos medios de comunicación manipularon la información a su antojo. En el Estado De Morelos se dio rienda suelta a la ilegalidad y al influyentismo, solo pudiendo ver a mi hija 2 días a la semana, 2 horas cada día, al día de hoy, 2 meses después de anunciado esto, he podido ver en solo una ocasión y durante 2 horas a Regi. Se esta cometiendo una falta grave, un desacato a lo dictado por la juez, y nada sucede, ¿por que no ahora los medios sacar esto a la luz? Ponerse no solo en el lugar de madre, sino en el de padre, como yo que no puedo ver a mi hija por no entenderme con la madre. Y hablando de madre, la mía si fue secuestrada, golpeada, amenazada y amedrentada por policías, porque había la sospecha que mi hija estaba resguardada por mi madre. Y solo un poco después el escándalo provocado por los supuestos golpes que Sergio Estrada Cajigal le dio a Fernanda, acusación del que salio sin ningún cargo. Los golpes provocados de ella si fueron motivo de indignación de la sociedad y algunos medios, los golpes que le dieron a mi madre, quedaron ahí, impunes.

Les agradezco de corazón.

Gerardo Borbolla

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*