Orlando Plá
El reporte elaborado por la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos) está estructurado en 4 capítulos: 1. Panorama del crecimiento en el sector de Tecnologías de la Información, 2. El futuro de la Inteligencia Artificial, 3. Difusión de la Tecnología Digital y datos y 4. Oportunidades y riesgos de la Realidad Virtual.
Hay datos en el informe de gran utilidad para que empresarios, gobiernos y consumidores, se integren a una corriente de la cual no es posible sustraerse, y tomen las mejores decisiones.
Es indudable que el avance vertiginoso de un conjunto de tecnologías digitales que pueden surgir de modo independiente, pero al salir al mercado se integran en un ecosistema, ha provocado grandes oportunidades de negocio y bienestar; pero también grandes riesgos para la privacidad e independencia personal.
Aunque la economía digital no se limita al sector de Tecnologías de la información, este sector continúa siendo el centro de la innovación, y ha tenido un crecimiento que triplica al de la economía total.
Los avances de la Inteligencia Artificial están obligando a todos los agentes a reconsiderar su forma de participar en el mercado laboral y la economía en general, donde se han abierto grandes oportunidades que requieren nuevas habilidades y nuevos conocimientos. En la llamada “Era del conocimiento”, la educación es el factor que definirá las oportunidades incluso de subsistencia, como explica Yuval Harari en “21 lecciones para el Siglo XXI”.
Las nuevas tecnologías han creado sus propias demandas, y así vemos que la necesidad de procesar cantidades crecientes de datos ha incrementado la demanda de ancho de banda, capacidad de almacenamiento y capacidad de proceso, y ello se une la necesidad (muchas veces emocional) de la inmediatez.
Las tecnologías han introducido, en especial a los jóvenes, en una doble vida dentro y fuera de la red (online y offline). Las estadísticas muestran que las jóvenes reciben y sufren un impacto dos veces mayor que el que reciben los jóvenes.
El sector de Tecnologías de la Información tuvo un crecimiento promedio dentro de los países de la OCDE de 7.6%. El crecimiento más alto lo refleja el Reino Unido con 12% y el más bajo Eslovaquia con poco menos de 4%. En el caso de México, el crecimiento fue de poco menos de 8%. Las cifras demuestran que las tasas de crecimiento de los países entre 2013 y 2023 se han ido acercando, evolucionando con una tendencia creciente.
Aún no existe consenso respecto a los indicadores con los cuáles medir el tamaño de la economía digital, establecer comparaciones entre países y estimar el impacto en el resto de la economía, por lo que el Sistema de Cuentas Nacionales (SNA por sus siglas en inglés) sigue siendo el marco más robusto.
No obstante, la OCDE ha creado una Tabla de Oferta Digital a Usuarios (DSUT por sus siglas en inglés) que considera será el estándar a mediano plazo, y ja introducido dos modelos de encuestas a partir de 2022 para explorar la disponibilidad y uso de las tecnologías de la información, de modo que puedan orientarse las políticas públicas.
Las encuestas se orientan principalmente a conocer acceso a internet, frecuencia e intensidad de uso, avance del comercio electrónico y crecimiento de los conocimientos individuales de tecnologías de información, dirigida una a consumidor final y otra a empresas.
A pesar de estas limitaciones, la OCDE ha realizado algunos estimados que le permiten afirmar que, en los países pertenecientes a la organización, el valor agregado por el sector de Tecnologías de la Información creció de 3.9% en 2010 a 5.4% en 2019.
Para las mediciones se empleó la información de crecimiento del sector suministrada por los países y la de Google Trends, procesada con la ayuda de técnicas de Inteligencia artificial y Machine learning.
El crecimiento del sector de Tecnologías de la información muestra una tendencia positiva para los años de 2019 a 2023 en la mayor parte de los países revisados, aunque en algunos se muestra constante, como en los casos de Grecia y Hungría, y en otros decreciente, como en Islandia. México refleja un crecimiento de 6% a 8% durante el periodo.
De 2017 a 2022 se mantuvo la inversión en Inteligencia artificial dentro de un rango que tenía como máximo los mil millones de dólares, pero de 2022 a 2023 pasó de 1.3 mil millones a 17.8 mil millones, y también crecieron significativamente los incidentes y peligros derivados de su uso.
El lenguaje de la Inteligencia artificial es inglés con 57%; seguido por el chino con 6%; francés y ruso 3%; alemán, español, coreano y japonés con 2%; indonesio y portugués 1%; y el resto una proporción menor. Para evaluar lo que significa que el español sea 2%, debe recordarse que los hispanos parlantes somos 6% de la población mundial.
A partir de 2019 las publicaciones de investigación chinas acerca de Inteligencia artificial superan las de Estados Unidos o la Unión Europea, y la India también ha tenido un crecimiento significativo.
La Inteligencia Artificial (IA) está transformando las economías y sociedades, pero los expertos tienen grandes preocupaciones acerca de si el mundo está realmente preparado para ello, con base en la cantidad de riesgos que se generan y el rezago de la legislación que debe regular el uso.
La OCDE promovió en 2019 cinco principios basados en valores para considerar en el empleo de la Inteligencia Artificial:
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Beneficiar a los individuos y al planeta.
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Respetar los derechos humanos y equidad.
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Transparentar y explicar los procesos.
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Fortalecer la seguridad.
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Estar abierto a la revisión de la sociedad.
Se pronostica que las tecnologías de Inteligencia Artificial evolucionaran en cuatro segmentos principales:
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Nuevas aplicaciones de propósito general.
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Modificaciones a la infraestructura de cómputo.
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Nuevas investigaciones.
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Posibilidad de alcanzar una Inteligencia Artificial General.
Consideran que los modelos de negocio y acceso a la Inteligencia Artificial evolucionarán en cinco esquemas principales:
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Fuentes abiertas.
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Concentración de mercado.
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Cambios en la capacidad de cómputo.
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Acceso a masividad y calidad de datos.
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Nuevas habilidades y entrenamientos.
Con respecto a los aspectos legales y regulatorios, el informe de OCDE estima que evolucionará a:
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Estructura horizontal entre sectores más que específicas por sector.
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Implementación y aplicación de reglas.
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Promoción de la interoperabilidad internacional.
Aunque para algunos la Inteligencia Artificial se formalizó en 2022 con el lanzamiento de plataformas como ChatGPT, la evolución inició en los 50 con las propuestas de Alan Turing acerca de la posibilidad de que las máquinas pudieran pensar, pasando por los sistemas de base lógica de los 70, y las máquinas ajedrecistas de los 90, haciendo un rápido tránsito desde las discusiones académicas hasta las aplicaciones en el mundo real.
En 2017 se crearon los Transformers, que constituyen redes neuronales capaces de aprender, con lo cual se incorporó el concepto de “machine learning”, que rápidamente transitó del formato de aprender una tarea a la vez, al del aprendizaje de múltiples tareas.
Uno de los elementos relevantes del informe se refiere a la necesidad de que los gobiernos trabajen en la formación de capital humano con habilidades que respondan a las demandas de la Inteligencia Artificial. Gracias al avance de las tecnologías los especialistas en Inteligencia Artificial gozan de gran movilidad a nivel global y los países compiten por estos expertos. Algunos, como Alemania, Canadá, Japón y Luxemburgo se han posicionado como grandes receptores, en tanto Grecia, India y Lituania son emisores. México se encuentra entre los emisores, ligeramente por debajo del balance, lo cual indica que aún son limitadas las oportunidades en el país. Resulta de gran importancia que gobierno y empresa se combinen con la academia para proporcionar a los trabajadores locales las habilidades que permitan aprovechar las nuevas oportunidades.
Aunque la inversión global de capital de riesgo en IA comenzó a declinar a partir del pico de 2021, a partir de 2022 se ha disparado la inversión en start-ups orientadas a la IA generativa.
Algunos gobiernos están haciendo esfuerzos por elevar la capacidad de cómputo disponible para la inteligencia artificial y, simultáneamente, modificando las legislaciones con la inclusión de principios basados en valores.
Los países desarrollados están trabajando en la conformación de estándares técnicos que faciliten la difusión y aplicación de los avances de la IA. No obstante, el futuro de la IA es complejo e incierto, y propone grandes oportunidades; pero también grandes riesgos.
En el segundo capítulo el informe analiza el futuro de la conectividad inalámbrica y la nueva red 6G de conectividad no terrestre, que se apoya en drones, aviación comercial y plataformas de gran altitud.
La combinación de Realidad Virtual, Realidad Aumentada y Realidad Extendida, junto con sus aplicaciones en diversos sectores, como el de la salud, incrementan significativamente la demanda en las redes, que deben reducir los tiempos de respuesta para permitir que las actividades transcurran de modo instantáneo con independencia de la distancia entre los actores.
En el camino de desarrollo de las tecnologías de comunicación, prevén el inicio de las primeras operaciones comerciales con 6G a partir de 2023, después de la consolidación de la 5G.
Se sitúan 4 factores cuya interrelación modelará el avance de la 6G durante la próxima década:
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Globalización de los objetivos de política.
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Alcance de la regulación y políticas.
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Desarrollo de la tecnología.
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Modelos de negocio.
El tercer capítulo está dedicado a la difusión de la tecnología digital, y se observa que la mayor penetración de la IA está en el sector de tecnología de la información, donde 28% de las empresas la emplean. Le sigue el sector de finanzas y seguros con 18% y los sectores de hotelería, restaurantes y construcción sólo alcanzan 4%.
Los censos realizados por la OCDE en los países miembros reflejan que 49% de las empresas emplean computación en la nube, 27% tecnologías de internet de las cosas y 8% Inteligencia Artificial.
El acceso a los servicios en internet y las habilidades para emplearlos es fundamental para equiparar las oportunidades y elevar la inclusión. Puede observarse que México se encuentra en el lugar 37 de los 40 encuestados. México es el país que muestra el mayor diferencial para el uso de internet entre jóvenes y viejos, siendo también significativas las diferencias por nivel de educación y sexo, aunque no se muestran significativas por nivel de ingreso.
México se encuentra en el penúltimo lugar de los países encuestados con respecto al uso de la banca digital, aunque se sitúa entre los primeros en el uso de videollamadas y en un nivel medio con relación a la interacción digital con el gobierno.
La encuesta indica que el nivel de interacción con estos servicios es directamente proporcional al nivel de educación formal, y se pone de manifiesto que los jóvenes más educados son los que tienen mayor acceso a las actividades en internet.
El trabajo a distancia, que fue una solución adoptada durante la pandemia, se ha convertido para muchas empresas en la primera opción, y provocó un significativo crecimiento del comercio electrónico durante ese periodo, que ya se ha estabilizado para continuar en una tendencia creciente muy similar a la que tenía antes de la pandemia. No obstante, la pandemia demostró que quienes ya tenían las habilidades, pudieron aprovechar mejor las oportunidades.
El estudio indica que la adopción de tecnologías dependientes de grandes volúmenes de datos y de IA, continúa siendo lenta, aunque Corea y los países nórdicos se encuentran por encima del promedio de la OCDE. (México no proporcionó información).
El cómputo en la nube ha crecido tres veces más rápido que lo análisis de Big Data, creando una reserva para la expansión del análisis de grandes cantidades de datos.
La encuesta arroja que el tamaño de las empresas es más importante para la adopción de tecnologías dependientes de los volúmenes de datos, que para el empleo de cómputo en la nube e internet de las cosas.
El estudio reconoce que la promoción del acceso a las tecnologías digitales y imprescindible para el crecimiento de la productividad. Esto puede convertirse en un círculo de progreso o de deterioro, dependiendo de la orientación de los esfuerzos del gobierno y su coordinación con la economía privada, dado que la educación, habilidades e ingreso, son variables directamente relacionadas con la adopción de nuevas tecnologías.
El capítulo 4 está dedicado a las oportunidades y riesgos de la realidad virtual, que abre nuevos mundos, pero amenaza seriamente la privacidad.
La realidad virtual permite experiencias que de otro modo serían muy costosas o riesgosas, con grandes aplicaciones en el sector salud y la exploración de nuevos entornos. Adicional a las aplicaciones de entretenimiento, la realidad virtual ya presenta importantes beneficios en salud, como es el caso de la rehabilitación de pacientes que han padecido infartos o trombosis.
Aunque el sonido y la vista ya se encuentran incorporados a la realidad virtual, el tacto y olor siguen siendo mucho más complejos.
Una aplicación que ha despertado gran interés es la posibilidad de “sentir” dentro del cuerpo de otro, tanto humano como animal, y de esta forma generar empatías que de otro modo resultan muy difíciles.
También existen aplicaciones muy efectivas para rehabilitación en problemas de salud, entrenamiento para diferentes propósitos y tratamiento de la salud mental.
Existen también muchos riesgos derivados de la extensión de las tecnologías de la información, y resulta significativo que los jóvenes reportan un incremento de 49% de 2017 a 2022 en los problemas derivados del uso de las redes sociales, siendo el bulling el más mencionado, con más afectación a mujeres que a hombres.
Aun así, los beneficios son extraordinarios, y el reto radica, como en todas las tecnologías, en establecer las regulaciones que garanticen el uso en beneficio y no en perjuicio de todos.
El texto completo puede consultarse en:
https://read.oecd-ilibrary.org/science-and-technology/oecd-digital-economy-outlook-2024-volume-1_a1689dc5-en#page1
Empresario y maestro en economía por El Colegio de México.
Funcionario en Hacienda, Asesor del Centro Interamericano de Administraciones Tributarias. Profesor de FLACSO, ITESM y otros.
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