Consecuencias de las decisiones

Por:  José Luis Urióstegui Salgado        

Expresar cambios de status personal, de opinión o simpatía política, en condiciones normales debería ser aceptado sin mayores consecuencias, pero a veces se vuelve tema para que quienes no coinciden aprovechen la ocasión para hacer pública la opinión de desacuerdo; cuando éste se expresa en términos respetuosos se valora el disenso, sin embargo, cuando se expresa con enojo como si se recibiera un agravio personal imperdonable, el desacuerdo pesa en el ánimo de manera negativa.

Decía Voltaire que podría no estar de acuerdo con las opiniones de otros, pero daría su vida por defender su derecho a decirlo. Estamos muy lejos de ese ideal. Hoy existen personas que al no estar de acuerdo con las decisiones de una persona se rasgan las vestiduras por sentir que se les causa una ofensa.

Hace unos días hice público que mi voto por Cuernavaca será para Maricela Velázquez Sánchez, provocando con ello una serie de reacciones tanto positivas como negativas. Respeto todas. Sin duda muchas personas que me conocen de hace tiempo saben que mis convicciones no se mueven por coyunturas sino por decisiones de fondo y de largo alcance; a quienes solamente atendieron al hecho de que habiendo sido candidato de los partidos de izquierda hace tres años me consideren traidor, lamento su opinión, pero no puedo quedarme estancado y sentirme obligado a apoyar a personas de esos partidos por la simple filiación sin hacer una valoración consciente de lo que podemos esperar de ellos. A quienes haciendo una crítica profunda expresaron su desacuerdo, les reitero mi aprecio y respeto.

Equivocada o no, mi decisión ha sido expresada y no se quedará en palabras, va a los hechos, estoy convencido que algo bueno habrá de resultar de esto para Cuernavaca. La simple pasividad no conduce a nada, quienes critican y se quedan cruzados de brazos están perdiendo la oportunidad de hacer algo para que sus ideales se materialicen. Respeto a quienes han expresado su desacuerdo o enojo y les invito a que no se queden con ese malestar y pasen a la acción para que aquello en lo que creen tome forma.

Hay que perder con dignidad y vencer con osadía.

 

 

 

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*