¿De policía?

 

 

Granito de Arenas

 

 

José Arenas Merino

Las secciones de avisos y ofertas de empleo de todo el país tienen mayoritariamente dos categorías de empleo: de vendedor y de policía. Si ser vendedor es difícil y no se le da a todos, ser policía es además de difícil, riesgoso, por eso siempre hay vacantes.

 

Vender es un arte, se dice, y probarse en ese campo no tiene complicación, pues total, si no vendió, devuelve la mercancía y a otra cosa; pero si era esa la vocación del que lo intentó y vende bien y mucho, puede llegar a rico, si no millonario, dependiendo del producto, el precio y las condiciones, claro. Conocemos todos a vendedores de bienes y servicios que de eso viven y viven muy bien.

 

A diferencia de los vendedores, los policías no pueden aspirar a ser ricos, pues están sujetos a un régimen salarial que además es relativamente bajo; no obstante, tienen prestaciones de las que no gozan los vendedores, es cierto: estos últimos no tienen seguridad social y en muchos, muchísimos casos ni un sueldo base siquiera.

 

Ser policía, en cambio, tiene un mayor grado de dificultad, pues para serlo hay que prepararse, cursar algunas materias, tener ciertas condiciones y características físicas e intelectuales y pasar por la academia donde se les forma; pero además se les evalúa periódicamente y si no aprueban en particular los temas de control y confianza, los despiden y no pueden, según la absurda medida legal, volver a ser recontratados sino hasta transcurridos dos años; como si luego de ese lapso pudieran redimirse y ser objeto de confianza.

 

El índice de reprobación del examen de control y confianza es muy alto, en casi todas las policías del país, con excepción de unos pocos estados –Campeche en particular, donde el 99 por ciento de los policías lo aprobaron-, pero en otros, como Morelos, lo reprobaron el 78 por ciento de los que ya estaban en activo.

 

Muchos de los reprobados lo fueron porque no tienen una buena condición física y los consideran ineptos por ello. Pero ya estuvieron algunos meses, quizá años en la corporación y aprendieron muchas cosas, buenas y malas. Si los despiden y no encuentran trabajo quizá se dediquen a hacer aquello que antes los mantenía ocupados: la delincuencia. Y no es justificante, pero si ya no tienen ingresos y además se quedaron con las deudas que adquirieron durante su desempeño como policías, como pueden ser la hipoteca o el préstamo de dinero, tendrán que hacer algo… quizá, sí, vender, vender estupefacientes y dedicarse al narcotráfico.

 

En Londres aún existe la figura del Bobby, el policía de proximidad que camina desarmado por las calles de su barrio, con solo un equipo de radiocomunicación con el cual solicita la presencia de la fuerza que podríamos decir es el Mando Único del que venimos oyendo por estos lares. Esos policías que por gorditos o veteranos son dados de baja del servicio, bien podrían ser los bobbys mexicanos. Eso será mejor que verlos delinquiendo o pidiendo limosna.

 

 

 

Sobre José Arenas Merino 19 artículos
48 años de ejercer el periodismo escrito, televisivo, radiofónico y digital. Primer corresponsal de El Universal y Radio UNAM en Europa y Notimex en Europa de Este. Director fundador del primer medio en Internet en Morelos. Abogado, escritor, locutor y textoservidor. Amigo de sus amigos. Libre pensador. Piscis.

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