Por Ignacio Cortés Morales
En alguna ocasión escribí que el miedo paraliza, impide que se actúe, que se realicen acciones porque se quiere evitar lo peor, si es que hay peor, y es lo que se estaba dando en el país, el temor a hacer, a decir, a actuar, y se prefería el llegar temprano a casa, y no hacer nada, y, mientras, la autoridad, ¿cómplice, omisa, incapaz?, las tres dando iguales resultados, las tres dejando muertos, secuestros, robos, inseguridad, y la sociedad casi en la resignación, como si fuera su destino y ya sin remedio, aceptando su miedo como si fuera parte de sí, inherente, para dormir, andar y trabajar con él, no sólo a la espalda, sino delante del individuo, de la sociedad si hablamos del colectivo, porque muchos miedos se juntan y la inacción es la misma, pero compartida y así no se sale del pesar. ¿Quién provocó este miedo?, ¿cómo se fue metiendo en la sociedad?, y la respuesta es simple, se metió a fuerza de asesinatos, de violaciones, de robos y de tantos delitos que antes se leían en los diarios, pero ahora están cerca, tan cerca que uno mismo era el protagonista, la víctima, desde luego, y víctima de la delincuencia, pero también de la autoridad, y la delincuencia se fue apoderando de las calles, de las escuelas, de las casas, de todo lo que existe en nuestro país, en nuestro estado y en nuestra ciudad.
¿Por qué la autoridad no actuaba, no actúa?, ¿será, acaso, porque este miedo socializado le venía bien al sistema porque lograba que el pueblo se ocupara de evitar que lo asesinaran, violentaran o robaran, mientras que los de arriba hacían lo que querían?. No lo sé, es sólo una posibilidad, pero, aunque no sea, sí resulta sospechoso que no se actuara, y entonces viene la aseveración de que una parte es cómplice, la otra es omisa y muchos más son incapaces.
Insisto, no estoy seguro de ello, pero bien podría ser. Sin embargo, si así lo pensó la autoridad, el tiro no salió tan limpio, quizá por la culata, quizá igual que en el 85, cuando la inacción del gobierno ocasionó que la sociedad civil actuara y resolviera rescatar de entre los escombros a los sobrevivientes de aquel temblor, y en el 88 se unión a la izquierda, y Cuauhtémoc Cárdenas bien pudo ganar, pero se cayó el sistema y se dio el triunfo a Carlos Salinas, pero, desde entonces, la sociedad no es la misma, y lo que se inició en el 68, con los estudiantes, tomó forma y fondo social amplio en el 85, y conciencia cívica y anhelo de cambio en aquel 1988 con el Frente Democrático Nacional, al que se quiso frenar con sangre y desinformación, pero ni así, la sociedad no puede ser frenada cuando tiene clarísimos los objetivos.
Ahora, el narco, la violencia desatada, las ejecuciones, los feminicidios, las violaciones, las acciones cada vez más atroces, y el miedo, y el meterse en sus casas, y quizá la idea era que así, en casa, la sociedad iba a dejar que la autoridad actuara, que lo hiciera sola y para sí, pero no salió así, no fue así, la sociedad no dejó de sentir el miedo, pero el miedo le llevó a la desesperación, y en el borde del colapso, cuando ya no se tenía nada qué perder, vino la reacción y la defensa como último recurso, al ver que la autoridad llegaba y, lejos de actuar, sólo se paseaba, y algunos cobraban la cuota y se iban, dejando a la sociedad en la indefensión, y ante este panorama, contra la pared, la sociedad no tuvo otro camino que reaccionar y hacerlo en el extremo, y, al ver que era bueno, que los malosos sí temieron a la unidad, se fueron replegando y el pueblo avanzando, llenando los espacios que la autoridad no quiso o no pudo, y ahora la defensa se va multiplicando y se va ganando, y los cuerpos militares y policíacos siguen igual, ahora de acompañantes, pues cuando se dieron cuenta que no se podría desarmar al pueblo, cuando se dieron cuenta que en número, arrojo y disposición serían rebasados, se les dejaron las armas, no hacerlo hubiera ocasionado el baño de sangre por doquier.
Las autodefensas siguieron, los militares y los federales, aparentemente, están de su lado, pero sólo de acompañantes, ya se sabe que en algunos lugares en donde se dan los enfrentamientos las fuerzas federales y militares multicitadas, no actúan, que porque puede haber una emboscada, y las autodefensas siguen adelante, y ya con la plaza franca, aparecen los guardianes del orden, como siempre, cuando todo se resolvió.
La sociedad ya actuó, la sociedad ya no está sólo en Michoacán, está en Guerrero, Chihuahua y en Veracruz, y en la entidad, hoy, en Yautepec, en donde se marchó en una actitud de defensa, de resistencia civil, y una petición es clara, “que no vengan los federales, es peor”, se dijo, y ya se despertó, y este miedo llevó a la desesperación y de la desesperación, a la autodefensa, pasando por la unidad y después quién sabe. En política no hay espacios vacíos, alguien los llena, y cuando es la sociedad, se puede decir que quizá pronto se encuentre un nuevo amanecer y todo por la inacción de la autoridad, ¿por complicidad, omisión o incapacidad?
Ignacio Cortés Morales, nacido en Cuernavaca, licenciado en educación, actor de teatro, 28 años de ejercicio periodístico en diversos medios de comunicación electrónicos y escritos, tanto en deportes como en política.
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