Del runrún al hecho consumado

 Por José Arenas Merino

Dice el refrán que “cuando el río suena, agua lleva” y yo espero, como posiblemente usted también, que no sea este el caso.

Me refiero a ese runrún que se ha esparcido desde hace varios meses según el cual, en Cuernavaca habrá un Wal Mart más, lo que resulta una amenaza para muchos comercios pues sabemos que ahí, donde se establece una de esas tiendas, las pequeñas, las misceláneas y tienditas de la colonia, sucumben ante el gigante.

Pero en este caso, más allá del efecto negativo que producen esos establecimientos aplastando a los pequeños que no son competencia ante el tamaño y la fuerza económica de la transnacional, el referido runrún incluye un dato más que inquietante: dicen los que oyeron decir a no sabemos quién –porque nadie reclama la paternidad de los rumores– que esa tienda se instalaría nada más y nada menos que en el predio que ha ocupado por décadas el emblemático hotel-restorán “Las Mañanitas”… sí, como lo lee usted: eso se oye decir, y a nadie se le oye aún desdecir o desmentir la especie que va cobrando fuerza.

Que “Las Mañanitas” se encuentra en quiebra, o cerca de ello, tampoco lo sabemos, pero es parte del dicho referido; y sabemos que hace no muchos años hubo un cisma en su seno por un problema judicial derivado de la muerte de su fundador que amenazó su existencia; sin embargo no sólo no desapareció, sino que quienes se separaron del mismo crearon otro restorán con similares características y calidad, El Madrigal, del amigo Rubén Cerda y socios.

Que esa posible quiebra obedece al clima de inseguridad que se vive en Cuernavaca en particular, y en Morelos en general, es también parte de ese runrún no desmentido.

La ciudad estaría perdiendo un emblema, un sitio ya histórico, conocido dentro y fuera de las fronteras nacionales. Gran pérdida.

Pero no queda ahí: en su lugar, se dice, otro Wal Mart, como si se necesitara.

Déjeme comentarle algo que no es ni “borrego” –como decimos en el ambiente periodístico–, ni chisme, ni especie sin padre. Es un hecho real y comprobable: en Alemania no pudieron establecer ni una sola de esas tiendas. Efectivamente, en ese país no entró Wal – Mart… aunque lo intentó, claro.

Alemania es la nación más rica de Europa y su Producto Interno Bruto per cápita es uno de los más altos del mundo.
Los conceptos mercadotécnicos con que se vende en el mundo Wal-Mart son
“Ahorras dinero y vives mejor” (Save money, live better); sin embargo los alemanes no se los compraron.

¿Por qué le dijeron no los alemanes a Sam Walton, uno de los hombres más ricos del mundo, dueño, entre otras cosas, de Wal-Mart, con más de 6,500 tiendas y 175 millones de clientes a la semana en casi todo el mundo.

Le negaron la entrada, porque es una nación que tiene, cultiva y defiende Valores Nacionales –o nacionalistas, si usted quiere-, que son:

Valor del Amor, amor a su pueblo. Si se estableciera una de esas tiendas, afectaría inexorablemente a muchos pequeños negocios locales –las tienditas, pues- que expenden lo que en las tiendas de la cadena se compra. Por amor prefieren lo que en su país se produce y consumen preferentemente sus propias marcas en todo, desde verduras hasta maquinaria pesada, todo lo “Made in Germany”. Por ello no es la Coca Cola el refresco más vendido, sino Cola Hamburg, como ejemplo.

Valor de la Confianza, que significa que nadie tiene que asegurarse de que no lo engañan o abusan de su confianza. Wal-Mart tiene una “Línea de denuncias anónima para delatar faltas al reglamento”. Es inútil en Alemania, además los soplones y chismosos no cuentan con la aceptación social. La honorabilidad que le da origen a la confianza es el principio que rige a los alemanes.

Valor del Respeto a los derechos humanos. En ese país nadie puede impedir, como lo propone en sus políticas la transnacional, que dos personas que trabajen en sus tiendas se relacionen amorosamente. No en Alemania.

El mismo caso aplica a las personas de la Tercera Edad, que ahí son veneradas y protegidas por el gobierno y la sociedad, son respetadas por sus conocimientos, su experiencia y no se les ofrecen empleos por lástima o compasión para empacar mercancías en las instalaciones de Wal-Mart, como ocurre en otros países.

Valor de la Honestidad, que en el caso de las relaciones comerciales impide por ley la práctica del llamado Dumping, que consiste en vender un producto o servicio al costo o por debajo del costo para atraer compradores, obligando a los productores a perder sus utilidades recurrentemente, a cambio de seguir vendiendo sus mercancías en la tienda. Los alemanes pagan por la calidad y el servicio lo justo y no afectan a terceros a cambio de supuestos descuentos.

Seguramente que al dueño de la cadena le escurre la hiel al no haber podido ingresar a un mercado donde el promedio salarial mensual de sus habitantes es del orden de 3,900 dólares (casi 53 mil pesos mexicanos); la cuarta economía más poderosa del mundo.
Es decir que no siempre aplica lo de “poderoso caballero es don dinero”. Al menos no en Alemania… pero aquí estamos en Cuernavaca, Morelos, México.

¿Es o no es cierto el runrún? El gobierno tiene la palabra.

 

Sobre José Arenas Merino 19 artículos
48 años de ejercer el periodismo escrito, televisivo, radiofónico y digital. Primer corresponsal de El Universal y Radio UNAM en Europa y Notimex en Europa de Este. Director fundador del primer medio en Internet en Morelos. Abogado, escritor, locutor y textoservidor. Amigo de sus amigos. Libre pensador. Piscis.

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