Juan Aurelio Grullón
Ciudad de México, 20 de julio 2022
Desde los años ochenta se utiliza el concepto de disciplina fiscal, para evadir la crudeza del término equilibrio fiscal, que es más medible de manera contable o presupuestal, como se le registra en el sector público. La razón es que el equilibrio fiscal, sin flexibilidad, puede crear recesión económica o restringir el uso de la política fiscal de manera contra cíclica.
El equilibrio fiscal tiene a su vez dos concepciones: Balance primario, que cubre las operaciones propias de las funciones de un periodo, sin incluir las obligaciones contraídas en periodos pasados, como el pago de intereses de deuda.
Balance operacional, que descuenta el componente inflacionario de la deuda sobre la que se pagaron los intereses en el periodo. La lógica es que, el saldo de esta para el siguiente periodo es menor en términos reales, por lo que es más manejable.
Además, resultado del crecimiento económico, los ingresos fiscales son mayores, lo que reduce la importancia del monto de la deuda con respecto a la capacidad de pago. En una medida más amplia, se calcula en proporción del PIB. Al 2021, la deuda pública neta del Gobierno Federal en México era del 39.7%, buen nivel en comparación a otros países en desarrollo.
Cabe señalar, que, siguiendo los lineamientos de estadísticas de finanzas públicas del FMI, en México se utilizan los saldos históricos de requerimientos financieros del sector público. Como una medida más exacta que cubre todas las entidades públicas. En proporción al PIB, fue de 50.1 por ciento, a diciembre de 2021. En este sentido, las experiencias de los años ochenta y noventa, disciplinaron.
Derivado de lo anterior, se permite un déficit operacional de alrededor del 3% del PIB en la propuesta que hace el ejecutivo al congreso de su paquete económico y fiscal año con año, estableciendo que dicho déficit se destinará a inversión pública física. La intención es permitir un efecto expansivo del gasto público, que acelere las tasas de crecimiento.
Hasta aquí, la justificación técnica para usar el concepto de “disciplina fiscal” es entendible. Sin embargo, debemos recordar que la Ley de Ingresos, que establece año con año, los impuestos, cuotas, ventas, derechos y demás entradas a las arcas públicas, tiene como propósito esencial proveer de los recursos necesarios y suficientes para que el sector público (Estado) ejerza sus funciones inherentes en un marco de eficacia, eficiencia, honestidad y transparencia, acorde con lo establecido en el Presupuesto de Egresos de la Federación.
Al sustituir equilibrio fiscal por disciplina fiscal, se evade la rigidez contable de la evaluación administrativa, presupuestaria y fiscal del gobierno, pero implícitamente se asumen nuevas responsabilidades para acreditar la disciplina, de manera que esta debe ser evaluada constantemente y no ser acreditada por simples declaraciones de “altos funcionarios” con credibilidad cuestionable. (ver artículo 8 de julio 2022, Credibilidad y falta de asesoría. http://www.periodismosincensura.com.mx/credibilidad-y-falta-de-asesoria/ ).
Para empezar, la disciplina empieza desde la aplicación de la Ley de Ingresos con responsabilidad. La actual administración encontró que grandes contribuyentes habían sido exentos del pago de grandes cantidades de impuestos en administraciones anteriores, y les requirió ponerse al corriente. En este caso, hubo disciplina.
Sin embargo, con el cobro de impuestos a la gasolina ha sido flexible y a otorgado grandes cantidades de subsidios. Una política pública con evidentes intenciones electorales, que hasta han presumido los dirigentes del partido oficial. (Ver art. 15 de julio 2022, Subsidios a la gasolina en los tiempos de Ucrania. http://www.periodismosincensura.com.mx/subsidios-a-la-gasolina-en-los-tiempos-de-ucrania/). En este caso, no hay disciplina.
En cuanto a los egresos, en proyectos de inversión productiva, la Administración Pública se rige en teoría por una amplia normatividad que debe evaluar la elección de los proyectos de inversión pública, mediante un análisis de costos y beneficios, pero la deficiente capacidad de los “altos funcionarios” conduce a malas interpretaciones y en algunos casos franca contradicción, impuesta con argumentos de autoridad, privilegiando las promesas de campaña. (Ver art. Inversión Pública en México, 1 de julio de 2022. http://www.periodismosincensura.com.mx/inversion-publica-en-mexico/)
Es evidente, que no hay disciplina fiscal cuando desde hace décadas se eligen y ejecutan los proyectos de inversión en las condiciones vistas. Esta es la causa de que los déficits permitidos para aumentar las tasas de crecimiento económico no den resultados. Promedio de menos del 2 por ciento de crecimiento en los últimos 20 años.
Otras funciones del sector público siguen sin ser cubiertas: en seguridad pública, desde la “declaración de guerra” a la delincuencia organizada por parte del presidente Calderón hasta la actual política de “abrazos y no balazos”, no se ven mejoras sustantivas en la reducción de homicidios y delitos en general.
Los resultados del manejo de la pandemia de Covid 19, en México han sido muy malos, al grado que las autoridades hicieron una campaña en contra de las causas de morbilidad que se venían arrastrando de décadas atrás. Aún así, México es de los países peor ubicados en estos dos años de pandemia, combinando tasa de mortalidad con el declive de la actividad económica.
Con estos ejemplos, nos damos una idea de la disciplina fiscal que realmente existe cuando evaluamos los resultados de acuerdo con algunas funciones. Debemos evaluar constantemente el desempeño de gobierno, del desarrollo social, del desarrollo económico y endeudamiento.
Por ahora, puedo concluir que el uso a la ligera de “disciplina fiscal” y “el presupuesto alcanza porque no hay corrupción” son más eslogan de campaña y eufemismos, que descripciones de la realidad fiscal. La eficacia, eficiencia y honestidad siguen siendo tareas pendientes en el manejo de los recursos fiscales.
Mtro. Juan Aurelio Grullón
Mtro. Juan Aurelio Grullón S.
Lic. en Economía (Mejor promedio de su generación); Becado y Egresado de la Maestría de Economía de El Colmex; y Maestría en Administración. Diplomado en Análisis y Evaluación Financiera por el Tec de Monterrey.
Ha laborado en el Banco de México (1993-1996) y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (2010-2015). Actualmente es docente.
Ha sido tres veces campeón de tenis.
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