El dilema de AMLO ¿Qué promesa incumplir?

 

 

 

 

Las promesas son olvidadas por los príncipes, nunca por el pueblo.

Giuseppe Mazzini

 

 

Por Iván Ureña

 

Andrés Manuel, prometió a diestra y siniestra. Destaca la beca-salario para los llamados Ninis, duplicar la pensión para los adultos mayores, incrementar el gasto en infraestructura y el salario mínimo, no subir los impuestos en todo el sexenio, no más gasolinazos e inlcuso, disminuir el precio de las gasolinas, bajar el IVA a 8 por ciento en las fronteras, propuestas todas ellas enfocadas a seducir al electorado.

 

Al mismo tiempo, prometió equilibrio financiero, no contratación de deuda y un manejo prudente y responsable de las finanzas públicas. Expresiones pensadas más para tranquilizar a los grandes grupos financieros nacionales e internacionales.

 

El argumento era sencillo: vamos a obtener vía combate a la corrupcción más de 500 mil millones de pesos, que permitirán cumplir todas las promesas de campaña sin comprometer la estabilidad económica ni desatar un incremento inflacionario.

 

Pero una vez electo, la terca realidad económica se impone: no se puede cumplir todo.

 

Lo cual se hizo evidente a los pocos días. En cadena nacional, el futuro secretario de Hacienda, lo dijo con todas sus letras: Con AMLO, el precio de gasolinas se manejará igual que con Peña: Urzúa.

 

Ante el balde de agua fría, los defensores a ultranza del candidato triunfante impugnan: nunca prometió que no subiría la gasolina, sino que los primeros tres años los precios de la gasolina sólo subirán conforme a la inflación y una vez que se logre incrementar la producción nacional, bajará de precio. Declaración que no convence a muchos.

 

Sobre todo porque el tema de los gasolinazos, fue unos de los caballitos de batalla más socorridos de Morena y del candidato López Obrador. Las pruebas abundan: La bancada de Morena en la cámara de diputados siempre se opuso a los incrementos de la gasolina, a los que llamaba gasolinazos. Y cada que subía el precio de ellas, AMLO no perdía oportunidad para fustigar a Peña Nieto, lo llamaba mentiroso, acusándolo de haber prometido que no habría incrementos en el precio a la gasolina.  Responsabilizaba al PRI y al PAN, a la mafia en el poder y remataba diciéndole verdugo del pueblo a Peña Nieto. De abusar del pueblo. También dijo, no habrá gasolinazos, aunque no le guste a los huachicoleros de arriba. En Nuevo Laredo, el día 5 de abril, para que no hubiera lugar a dudas, expresó “Es un compormiso, no van a aumentar los impuestos en todo el sexenio y no va a haber gasolinazos” así de claro y contundente.

 

Sin embargo, ahora el equipo de AMLO acepta que la gasolina sí va subir durante los primeros tres años, pero lo hacen, no porque quieran que el tabasqueño incumpla una de sus más recordadas promesas de campaña. Resulta que no incrementar los precios de la gasolina, implicaría dejar de percibir por parte del gobierno federal, una cantidad que podría rondar los 60 mil millones de pesos el primer año, al segundo aproximadamente 120 mil millones y al tercero ya iría en 180 mil millones de pesos. Y por otro lado con gastos crecientes en el programa de adultos mayores, al duplicar la pensión, tan sólo el primer año costaría 140 mil millones de pesos adicionales, El de apoyo a los llamados ninis 110 mil millones, otros especialistas calculan que el costo de los programas sociales podría llegar hasta los 500 mil millones de pesos.

 

Además hay otras promesas: duplicar el gasto en infraestructura, la construcción de las refinerías, mayor gasto en investigación y desarrollo. Adicionalmente, para el año 2019, el gasto del Gobierno Federal, por concepto de las pensiones del ISSSTE y el IMSS,  más el pago de intereses de la deuda federal, generará una necesidad adicional de 160 mil millones de pesos.

 

Se calcula que el ahorro que se obtendrá con el programa de austeridad recién anunciado alcanzará 105 mil millones anuales, insuficientes para todos los gastos que se avizoran. Aunque el equipo de Morena lo calcula en casi 500 mil millones. Sin explicar con el detalle que se amerita, cómo obtienen esa cifra. Pero aún aceptando que logren ese ahorro, al considerar los gastos prometidos, tanto en los programas sociales, como los compromisos del gobierno federal, no es posible mantener unas finanzas públicas sanas a lo largo de los años.

 

Ante tal realidad, se analizaron todas las opciones; una era contratar nueva deuda, cosa que en campaña se prometió no hacer; otra, subir los impuestos, igualmente se prometió no hacerlo, entonces se decantaron por el tema de las gasolinas y decidieron subirlas, porque de no hacerlo, implicaría que se convertiría en un barril sin fondo, con costos crecientes cada año, que no sólo pondría en extrema vulnerabilidad las finanzas públicas, situación que se quiere evitar a toda costa, sino que además, a mediano plazo impediría sostener los otros programas sociales.

 

Fue así, como decidieron incumplir una de las promesas de campaña más recordadas y que más votos le dio la tabasqueño: no más gasolinazos. La cruda realidad económica se impuso, el 1º de enero del 2019, estaremos viviendo un nuevo gasolinazo.

 

Y como bien se tituló, parafraseando al futuro secretario de Hacienda, con AMLO, el precio de gasolinas se manejará igual que con Peña: Urzúa.

 

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ivanure@hotmail.com

 

 

 

Sobre Iván Ureña 305 artículos
Premio Nacional de Periodismo 2017. Premio Estatal de Periodismo Morelos 2012, empresario y maestro en Economía por el ITAM. Funcionario en Banobras, Hacienda y Secofi.

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