YO ACUSO
Armando Vargas Mora
Apatzingán, Michoacán; 30 de Septiembre de 2019.- El pasado 21 de los corrientes, a través de las redes sociales nos enterábamos del sensible deceso del Excelentísimo Sr. Obispo Emérito de esta Diócesis Don Miguel Patiño Velázquez. Al día siguiente el actual Sr. Obispo Cristóbal Ascencio García, por medio de un audio confirmó la versión e informó que el cuerpo “por ahora está siendo velado en Uruapan en la congregación a la que pertenecía de la Sagrada Familia. Su cuerpo será trasladado de Uruapan a las tres de la tarde, quiero invitar a todos los fieles y personas que gusten para que recibamos su cuerpo en el monumento a Lázaro Cárdenas en esta Ciudad de Apatzingán a las 4.30 P.M. de ahí caminaremos hacia la Catedral donde será recibido su cuerpo en una celebración que presidiré a las seis de la tarde y su cuerpo será velado a lo largo de esta noche en nuestra catedral. Mañana primeramente Dios a las 12 del día será la misa exequial por el eterno descanso del alma de nuestro hermano Miguel Patiño que durante 34 años sirvió como Obispo de esta Diócesis”.
Debemos recordar que fue en Abril de 1962 cuando se erigió el Obispado de esta Diócesis y que el primer Obispo lo fue Monseñor Victorino Álvarez Tena. Durante esos 57 años la Diócesis ha contado con cuatro Obispos y Mons. Miguel Patiño Velázquez estuvo al frente 34 de ellos. Siempre se caracterizó por ser una persona sencilla, apacible, se veía muy tranquilo y supo sortear la problemática de la que no está exenta la Iglesia Católica. Su ordenación sacerdotal fue el 16 de Junio de 1963.
Originario de La Piedad, Michoacán, donde nació en 1938; la ordenación Episcopal de Don Miguel Patiño Velázquez ocurrió el 21 de Mayo de 1981; cumplió la orden del Vaticano Girolamo Prigione, y ejerció el Obispado hasta el 3 de Diciembre de 2014 al cumplir sus 75 años, de ahí en adelante se trataba del Excelentísimo Sr. Obispo emérito.
Y tal y como lo dijo el Excelentísimo Sr Obispo Cristóbal Ascencio García, la misa en honor a Don Miguel Patiño se celebró el Lunes 23 a las 12 horas y cedió la homilía al Cardenal Alberto Suárez Inda que, resaltó las indudables virtudes de quien fuera el sexto de una familia de 18 hermanos, su fecha de ordenación sacerdotal y los tiempos en que Don Miguel Patiño estuvo como párroco en Tuxtla, Uruapan y en la Mira Michoacán, y que conservó la lucidez hasta el último momento, se fue en paz al encuentro del Señor. También dijo que sufría con sus sacerdotes y por sus sacerdotes. Asimismo contó el momento en que, en el Vaticano estando con su amigo Miguel Patiño y ante la presencia del Papa Juan Pablo II, le dijo, tomando su hombro: “Este hombre lleva cinco llagas, cinco sacerdotes asesinados en su Diócesis”. Agregó que, aceptado como holocausto agradable, hoy se reencuentra con sus padres y hermanos que se han adelantado; y que sin querer ser panegírico, fue un hombre humilde, sencillo, sensible al dolor ajeno, más de una vez lo vimos llorar, hambriento y sediento de justicia llegó a levantar la voz en más de una ocasión.
Fue esto último lo que nos hizo recordar en ese momento que, aparte de una indudable excelente labor pastoral, en el año 2013 a través de una carta hizo una radiografía del crimen, una misiva que llamó “Hagamos de Michoacán un Estado de Derecho”, en ella exhibe al natural la descomposición michoacana, a grado tal del estado fallido. Eran momentos sumamente peligrosos de lo que el prelado no estuvo exento, por ello el Episcopado Mexicano pierde una de las muy contadas voces críticas, además de su imborrable labor pastoral desde luego en virtud de que, en alguna entrevista le escuchamos decir que debemos vivir de acuerdo a nuestra propia conciencia y que los males primero deberían remediarse en lo personal y luego en lo social. En aquel tiempo se dijo que Don Miguel Patiño llevaba una puntual bitácora de los asesinatos en Apatzingán y cuyos datos llegaban semana a semana al Vaticano, concretamente al encargado de los derechos humanos. En estas condiciones, preocupado por la descomposición social y por tanta atrocidad fue que levantó la voz a través de la carta que señalamos líneas arriba y que le dio la vuelta al mundo, con fecha de 4 de Noviembre de 2013, algunos de los párrafos a continuación:
“Los filósofos nos dicen que para que haya un estado de derecho se necesita que éste sea regido por la ley, que nos lleve a la práctica de la justicia, y de esta manera dar seguridad y bienestar al pueblo. La justicia conduce a la paz, donde se viven valores tan fundamentales como la alegría, la fraternidad, el amor, el respeto a la vida, la libertad y el trabajo. Todo eso tiene como resultado el desarrollo, la prosperidad y el bienestar para toda la comunidad social».
“Su contraparte es el estado fallido, donde hay ausencia de la ley y la justicia provocando inseguridad, miedo, tristeza, muerte y opresión. Cuando no hay justicia tampoco hay paz, ni desarrollo ni prosperidad, ni bienestar en la sociedad”.
Enseguida señaló que Michoacán tiene todas las características de un estado fallido e hizo un recuento de los grupos delincuenciales en disputa de aquel tiempo, dijo que se disputaban el estado como un botín. En la costa –señaló-, es la entrada de la droga y los insumos para la producción de drogas sintéticas; la sierra Madre Sur y la zona aguacatera: para el cultivo de marihuana y amapola, el establecimiento de laboratorios para la producción de drogas sintéticas y refugio de grupos criminales.
En la carta denunció la “venta de seguridad” (cuotas), secuestros, robos y toda clase de extorsión. Igualmente denunció que “familias enteras han tenido que emigrar por el miedo y la inseguridad que se está viviendo”. “Los gobiernos municipales y la policía están sometidos o coludidos con los criminales, y cada vez crece el rumor que el gobierno del estado también está al servicio del crimen organizado, lo que provoca desesperanza y desilusión en la sociedad”. Igualmente resaltó la determinación de seis municipios de constituirse como autodefensas y la expulsión de esos municipios del crimen organizado. Importante fue el compromiso de la Iglesia Católica que peregrina en esta Diócesis; su Obispo, Sacerdotes, religiosas y laicos “nos comprometemos por la paz” y nos hemos trazado como meta pastoral la construcción de la cultura de la paz, también estamos promoviendo la pastoral del consuelo para la atención a víctimas de la violencia y ayudarles en su proceso de sanación para evitar que con el tiempo ellos se conviertan en victimarios. Incuestionablemente un documento histórico.
La intención de transcribir las partes más medulares de la carta es porque no pierde actualidad. ¿En qué han cambiado las cosas de hace seis años a la fecha?
Una verdadera lástima que el Excelentísimo Miguel Patiño Velázquez no viera cristalizados sus anhelos de un Michoacán mejor, de un Apatzingán que tanto amó, en mejor situación.
A finales del siglo IXX el padre del naturalismo Emilio Zola Exhibió la sociedad podrida parisina, una Francia en plena descomposición moral, hace seis años el entonces Obispo de la Diócesis de Apatzingán, Don Miguel Patiño Velázquez exhibió ante el mundo la descomposición política, social y moral de pueblo michoacano; incuestionablemente un cura que, a costa de lo que fuera, decidió fajarse muy bien la sotana y ponernos la muestra a todos alzando la voz que, seguro estoy no fue en vano ya que debemos recordar que un gobernador tuvo que renunciar y otro cayó a la cárcel, así hayan quedado otros igual o peores; igualmente el grupo hegemónico delincuencial cayó casi totalmente, así hayan ocupado su lugar otros igual o peores, de cualquier forma su histórico legado pastoral y su intervención en favor de la sociedad ahí quedarán por siempre.
Sus restos descansan en el seno de nuestra Santa Iglesia Catedral de este Apatzingán que tanto quiso, Descanse En Paz.
Contador y analista político
Dejar una contestacion