El hombre-masa

 

 

 

Jorge Ikeda

Rob Riemen en la obra Consideraciones urgentes sobre el fascismo y el humanismo para combatir esta era desarrolla un argumento convincente:

“El uso del término populista es tan sólo una forma más de cultivar la negación de que el fantasma del fascismo amenaza nuevamente nuestras sociedades y negar el hecho de que las democracias liberales se han convertido en su contrario: democracias de masas privadas de su espíritu democrático”.

 

Lo que se oculta detrás del populismo es el fascismo. De acuerdo con el autor, la razón por la que el fascismo puede regresar tan fácilmente en las democracias de masas es la ignorancia. A pesar de todos lo avances tecnológicos, del acceso a la información y la impartición de una mejor educación, la fuerza dominante en la sociedad es la estupidez humana.

 

Justo en el momento en que la sociedad se libró del yugo de la tiranía y de la Iglesia, de la aristocracia y del sistema feudal, que el progreso tecnológico ofrece la libertad de movimientos, los medios de comunicación amplían la perspectiva que las personas tienen del mundo y que los gobiernos son más democráticos, surge un nuevo tipo de hombre que rechaza los beneficios de la democracia liberal: el hombre-masa.

 

Riemen cita la obra Sociedad de masas de José Ortega y Gasset para describir al hombre-masa. El hombre-masa no se caracteriza por cierta forma de pensamiento, sino por la ausencia del pensamiento. Los valores intelectuales o espirituales sentaron las bases de una sociedad libre y abierta, pero el hombre-masa no quiere ser agobiado por valores intelectuales o espirituales. Para el hombre-masa no hay valor o verdad que pueda restringirlo. Entonces todo está permitido, pues se eliminan las restricciones. El autor dice que el hombre-masa es autoindulgente y se comporta como un niño malcriado. El individuo autoindulgente cree ser víctima de una situación negativa y por tanto merecer condolencia. No evalúa críticamente sus opiniones ni necesita tener consideración a las opiniones de los demás. Todo en él refuerza su sentido de poder y necesidad de control. Por lo tanto, siempre está en lo correcto y los demás deben adaptarse. Cualquier cosa irrelevante para él, no tiene derecho a existir. Le molesta lo diferente, el hombre-masa se identifica con la masa y se confunde. Cuando la masa llega a gobernar, surge la democracia de masas.

 

Hay una coincidencia entre lo que dice Tymothy Snyder y lo que postula Rob Riemmen sobre el lenguaje: “el lenguaje deja de ser el medio más importante para expresar el conocimiento y se deteriora en lugares comunes, lemas publicitarios y propaganda.” Rob Riemmen agrega:

“Los medios masivos de comunicación no sólo son el principal campo de entrenamiento para los demagogos, sino que éstos obtienen su poder del hecho de que la gente, alimentada por una descarga constante de simplificaciones, sólo puede entender simplificaciones y no quiere leer ni escuchar nada más”.

 

Andrés Manuel López Obrador es el hombre-masa que de llegar a gobernar va a destruir la libertad que es el fundamento de la democracia liberal para sustituirla con la democracia de masas; su método favorito es la consulta a mano alzada. El fascismo siempre surge en nombre de la libertad, pero sólo busca destruirla.

 

 

 

Sobre Jorge Ikeda 71 artículos
Jorge Ikeda es licenciado en relaciones internacionales por el ITAM, licenciado en derecho por la UNAM, ingeniero en desarrollo de software por la UNAD, maestro en ciencias políticas y sociales por el CIDHEM y doctor en derecho también por el CIDHEM. Es profesor de asignatura en la Universidad La Salle Cuernavaca, A.C.

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