EL SATANIZADO GÓMEZ URRUTIA

Gerardo Fernández Casanova

Saludo con especial entusiasmo la incorporación de Napoleón Gómez Urrutia a la lista de MORENA para el Senado de la República. La primera razón para ello estriba en lo aquí escrito (AMLO y el Proyecto 18) en que observé que, no obstante el pragmatismo electoral reflejado en el proyecto presentado a discusión, López Obrador mantiene su congruencia en su pensamiento integral, en el que la creación de un sindicalismo moderno y democrático ocupa lugar preminente. La segunda razón, en consecuencia, es porque Gómez Urrutia es un símbolo de excelencia en este tipo de sindicalismo, condición que explica sobradamente la exacerbada persecución de que ha sido objeto por parte del régimen neoliberal y corrupto en íntima asociación con lo peor del empresariado radicado en México. Enhorabuena.

 

Conocí a Gómez Urrutia en septiembre de 2005 en Buenos Aires, en una reunión en la prestigiada Universidad de esa ciudad, en la que se hacían los preparativos para la movilización del sindicalismo latinoamericano en contra del, finalmente derrotado, Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) impulsado por Bush y secundado por sus lacayos, Vicente Fox de México y Álvaro Uribe de Colombia. Fue un saludo y un rápido comentario relativo a la importancia del tema en el esfuerzo emancipador de la América Nuestra y en sus afanes de procuración de progreso para sus naciones y sus nacionales. Suficiente.

 

A partir de ello, mi particular percepción respecto del personaje pasó de considerarlo otro líder charro a medirlo como un dirigente comprometido con la clase trabajadora y con el país. Por esos tiempos se barajaba la llamada Ley  Abascal, a la sazón Secretario del Trabajo del gabinete de Vicente Fox, anterior presidente de la Confederación Patronal y de ancestral linaje cristero, sinarquista e inspirador del Yunque, lo más siniestro de la diestra. Abascal tenía en la buchaca a la dirigencia del sindicalismo charro mexicano, incluido Fidel Velázquez y su CTM, así como al presidente en turno del Congreso del Trabajo (CT) Víctor Flores, el nefando líder del sindicato ferrocarrilero que aceptó sin chistar la privatización y extranjerización del medio de transporte terrestre por excelencia; pero los tiempos no ajustaban al proyecto y se presentaba el cambio en la dirigencia del CT con riesgo para Abascal de desajustar su trama de apoyos al proyecto de reformas para flexibilizar la legislación en materia de trabajo y entregar a los patrones en bandeja de plata la más absoluta libertad para disponer de “sus” trabajadores; por tal motivo y de forma por demás indebida, Abascal se entrometió para forzar la reelección de Víctor Flores, encontrando la vigorosa resistencia del Sindicato Minero. Una piedra en el zapato que habría que eliminar.

 

En otra vertiente del tema hay que referirse a la privatización de la mina de cobre de Cananea por el gobierno de Carlos Salinas, otorgándola a un precio irrisorio a Germán Larrea Mota Velazco, dueño de Industrial Minera México. La operación incluyó la entrega del 5% del capital accionario al Sindicato Minero; obligación ésta que Larrea juró jamás cumplir. Al asumir NGU la dirigencia del gremio se aplicó a hacer valer el dicho compromiso y a litigarlo a plenitud y a despecho de múltiples y sustanciosas ofertas de cohecho. Finalmente el sindicato ganó el pleito y obligó a Larrea a cumplirlo, no sin que el “honorable” empresario le metiera todo tipo de trampas y petardos. La misma piedra en otro zapato que hizo jurar venganza irreductible de Larrea contra el líder minero.

 

En febrero de 2006 ocurrió el siniestro por explosión de gas metano en la mina de Pasta de Conchos, propiedad de la empresa de Germán Larrea y, nuevamente, sale a la luz el pleito entre el empresario y el dirigente que, con documentos, demostró la oportuna exigencia del sindicato por la seguridad en la mina, incluidos 14 emplazamientos a huelga por motivo del incumplimiento del patrón, quien siempre contó con la generosidad de las autoridades para sustraerse del compromiso, incluso al grado de darle la vuelta a la tortilla e inculpar al sindicato y a su dirigente como causantes del siniestro. Inaudito.

 

Así las cosas, con el decidido apoyo de Fox, se armó toda una batería de demandas penales contra NGU que sumaron el asunto del siniestro con supuestas maniobras fraudulentas en el fideicomiso que se formó para depositar los $55 millones de dólares del famoso 5% de la privatización y hasta de que se movió una mosca. El asunto era destruir al cada vez más sólido dirigente sindical, razón por la que optó por asilarse en Canadá, país que no sólo le otorgó el asilo como perseguido político, sino que también le concedió la ciudadanía, sin renunciar a la mexicana. Desde allá opera exitosamente el liderazgo y conduce las negociaciones contractuales con mayores incrementos y beneficios en el país.

 

Han corrompido a líderes para tratar de desbancar a Gómez Urrutia, Larrea ha gastado toneladas de millones en abogados para coadyuvar con el Ministerio Público en su afán de someterlo y acabarlo; la prensa al servicio de régimen ha volcado todo su veneno en denostarlo y, sin duda, le han provocado enormes daños y penares. No obstante, sus abogados, que también cuentan y cuestan, han ganado juicio tras juicio hasta que, finalmente la Suprema Corte de Justicia determinó la más extensa exoneración del falsamente acusado.

 

Es una excelente noticia la presencia de Napoleón Gómez Urrutia en las listas de MORENA.

 

 

gerdez777@gmail.com

 

 

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