Juan Aurelio Grullón
Se registró un récord histórico del tipo de cambio del peso por dólar de 25.0782, el pasado 23 de marzo, provocado por factores externos (pandemia del Covid-19 e inicio del desplome del precio del petróleo), representando una depreciación del peso de 35%, con respecto al mínimo del presente año, que apenas el pasado 14 de febrero llego a 18.5712. Un cambio de dicha magnitud en tan solo 36 días es atípico y no se justifica en un plazo tan corto por los fundamentos económicos o la economía real de México. Al 3 de abril, se ha recuperado a 24.6938.
El tipo de cambio nominal es la relación de referencia entre dos monedas y sirve para calcular las transacciones que involucren intercambio de bienes, servicios, capitales y transferencias de un país con el exterior. Al interior de México el peso es la moneda de curso legal y las transacciones se realizan en sus términos o se debe establecer la equivalencia como es el caso de los instrumentos en UDIS o cuando se realizan transacciones en moneda extranjera (generalmente dólares) se acepta su conversión a pesos, con el tipo de cambio que por ley publica periódicamente el Banco de México.
En México, tenemos una obsesión con el nivel del tipo de cambio por que tendemos a usarlo para hacer conversiones constantemente de los ingresos y activos personales y de empresa, aun cuando no tenemos una transacción en curso. Esta obsesión es aprovechada incluso para evaluar la eficiencia de los gobiernos en turno: “presidente que devalúa, se devalúa”. ¿Cuál es realmente el impacto del tipo de cambio sobre la población, y en que medida es bueno o malo?
Primero debemos conocer cual es el grado de apertura externa de la economía mexicana. La medida usualmente aceptada es la suma de las exportaciones e importaciones de bienes y servicios como porcentaje del PIB. En 2019 los bienes y servicios de la cuenta corriente de México ascendieron a 1 billón de dólares, aproximadamente el 90% del PIB. Este número es alto para los estándares internacionales, más considerando que la economía mexicana es grande, ocupando el lugar 15 en el mundo.
Cabe señalar, que las exportaciones de México se concentran en Cadenas de Valores Integradas, es decir gran parte de los productos que exportamos, como vehículos y computadoras, se ensamblan en México, pero un alto porcentaje de sus componentes son importados, de manera que aquí solo se agrega valor. De esta manera, el efecto de las variaciones en el tipo de cambio no tiene porque transferirse en su totalidad a la competitividad de las exportaciones.
En general, se acepta que los efectos del tipo de cambio sobre el comercio se deben dividir en plazos. Corto plazo: Cuando hay una devaluación se tiene un mayor efecto sobre el balance comercial que cuando hay una apreciación. Esto se debe a que cuando sube el tipo de cambio, las importaciones son más rápidamente sustituidas en el mercado local. En contraste, ante una apreciación, las importaciones no se incrementan tan rápidamente. Esta situación genera un efecto compensatorio en la balanza comercial, facilitando que el tipo de cambio se recupere.
En el mediano plazo, los efectos se van igualando y pesan otros fundamentos de la economía, como la productividad y la disponibilidad de recursos naturales y financieros. A propósito de este punto, cabe señalar que el desplome reciente de los precios del petróleo, no representan actualmente un riesgo para la balanza comercial, ya que en los últimos años la importación gasolina supera las exportaciones petroleras.
Como es afectada la población por este flujo bienes y servicios. Prácticamente, todos consumidos bienes importados, ya sea finales o materias primas. El movimiento en el tipo de cambio se refleja en los precios de estos bienes, aunque no necesariamente en la misma proporción. Los estudios indican que las devaluaciones no se transmiten en su totalidad en la inflación. Esto se debe a la presencia de sustitutos locales y la absorción de parte de los costos por parte de los márgenes de utilidad de las empresas importadoras.
Por parte de las exportaciones, un amplio sector trabaja directamente en empresas exportadoras o provee a las mismas de materias primas. Una devaluación debe incentivar sus actividades.
A largo plazo, y con un régimen de tipo de cambio flexible como el de México, se debe cubrir la Paridad de Poder de Compra, es decir los bienes internacionalmente comercializables deben tender a igualar sus precios equivalentes entre las economías.
En segundo lugar, debemos considerar la ubicación de México en el contexto internacional. Es vecino de la economía más grande del mundo, hoy es su socio comercial más importante; y acaba de renovar un acuerdo comercial para América del Norte. La integración con Estados Unidos es tan intensa que en días recientes se activo un mecanismo de swaps por 60,000 millones de dólares para reducir la volatilidad del tipo de cambio.
Cabe señalar, que se encuentra interés por parte de las autoridades de E.U. en mantener un peso revaluado para mantener una relación de intercambio comercial equilibrada con México, su principal socio comercial hoy, especialmente después de su reciente disputa comercial con China.
México tiene una ampliar frontera con E.U., donde vive una población que constantemente la cruza para realizar actividades económicas. Está población es la que podría estar más directamente relacionada con el tipo de cambio.
En tercer lugar, revisamos la posición financiera internacional de México. La deuda externa total asciende a alrededor del 40% del PIB, incluyendo la deuda en pesos en manos de extranjeros. Por su parte, las reservas internacionales ascienden a aproximadamente 185,000 millones de dólares. Cubriendo con creces la parte de corto plazo de la deuda externa. Las reservas internacionales cubren más de dos veces la base monetaria en pesos, esto quiere decir si toda la población quisiera convertir los pesos a dólares al tipo de cambio actual, Banxico podría cubrir cada uno de esos pesos con dólares.
Tanto el Gobierno Federal como las empresas privadas y públicas pueden encontrar financiamiento en una amplia variedad de opciones tanto nacionales como internacionales. La mejor forma de reducir la exposición de riesgo cambiario es tomar deuda externa en moneda extranjera en la medida en que se pueden cubrir sus pagos con algún flujo de ingresos futuro en moneda extranjera.
Hasta ahora los usos que he mencionado para el tipo de cambio se refieren a aspectos de la economía real. Existe un mercado financiero internacional conocido como “Foreing Exchange” que incluye todas las operaciones de compra y venta de divisas ya sea de contado o con derivados como swaps, futuros, opciones, principalmente.
El peso mexicano participa a nivel mundial en dicho mercado, con una pequeña participación del 1.7 %, que equivale a más de 100,000 millones de dólares diarios. En 10 días hacen operaciones por el equivalente de la balanza de pagos de México de todo un año. Este mercado proporciona liquidez a las operaciones cambiarias del peso, por lo cual tiene mucha profundidad, es decir aun grandes operaciones no alteran su volatilidad. Además, su volumen permite manejar márgenes de intermediación reducidos.
Sus volúmenes son tan grandes que variaciones del tipo de cambio de medio punto porcentual en unas horas pueden representan millones de dólares en ganancias o pérdidas para sus participantes. Aquí entra un punto clave, la participación en este mercado es un juego de suma cero. Las ganancias de unos son las pérdidas de otros. El valor del avión presidencial en este mercado es una nimiedad.
Para participar en este mercado en condiciones de ventaja debes tener tecnología de punta, que te permita reaccionar en fracciones de segundos a las noticias, comprar algoritmos sofisticados para decisiones estrategias de operaciones y acceso a los tomadores de decisiones públicas. Por lo anterior, el sector de la población que se beneficia en este mercado es mínimo, sino inexistente. Es un mercado globalizado, y sus participantes pueden ser de cualquier nacionalidad y residencia.
De los puntos anteriores se desprende que el tipo de cambio no debe ser un objetivo, es solo una medida de referencia y de ajuste de la economía. El valor del peso se encuentra sobradamente respaldado por reservas internacionales y una economía real y competitiva de México, con un alto grado de apertura internacional.
Nuestra economía puede seguir su curso aun cuando se observen variaciones atípicas en el tipo de cambio. Lo correcto es mantener una política de tipo de cambio flexible y despolitizar las variaciones en un sentido o en otro.
Las operaciones especulativas no se realizan necesariamente en México, sino en un mercado internacional (Foreing Exchange) demasiado grande en el que las decisiones de política pública nacionales pueden ser usadas por participantes con mayor poder de mercado, gracias a su capital y acceso a mejor tecnología, con cierta ventaja. Debemos recordar que es un juego de suma cero y los pequeños están en desventaja.
@OpinayDebate1
Mtro. Juan Aurelio Grullón S.
Lic. en Economía (Mejor promedio de su generación); Becado y Egresado de la Maestría de Economía de El Colmex; y Maestría en Administración. Diplomado en Análisis y Evaluación Financiera por el Tec de Monterrey.
Ha laborado en el Banco de México (1993-1996) y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (2010-2015). Actualmente es docente.
Ha sido tres veces campeón de tenis.
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