
René Vega Giles
En Morelos son cada vez más el número de profesores del nivel básico y medio superior que pagan o piden “fiado” en negocios para rentar una computadora a fin de poder ofrecer sus clases a sus alumnos, otros instalan butacas y bancas adquiridas con su propio presupuesto para cumplir con el proceso de enseñanza-aprendizaje.
No solo eso, a pesar del abandono de las autoridades educativas y sus propios sindicatos, con el salario que perciben adquieren mascarillas especiales, colocan plásticos y otros filtros de protección para dar clases presenciales a estudiantes que provienen de familias con problemas financieros.
En banquetas los docentes cumplen con el código de ética prometido al concluir su carrera magisterial, sin importar las altas temperaturas, lluvias y fríos porque el enseñar es el objetivo.
El profesor no tiene el salario de 70 mil pesos del secretario de Educación en el estado, menos el de 60 mil del titular del IEBEM y, a cambio, mantiene el orgullo de continuar con su objetivo, a pesar de la pandemia por Covid-19.
A lo profesores lo que menos les importan son los millonarios presupuestos otorgados a los partidos políticos para la manutención de sus dirigencias, porque saben que dentro del proceso enseñanza-aprendizaje podrán los jóvenes con derecho al voto cambiar la situación del país.
Así lo piensa el profesor Raymundo Hernández Hernández, quien diariamente en diversos horarios proporciona sus clases en la calle a estudiantes sin una computadora y menos sin que su familia tenga el acceso a rentar con las empresas telefónicas o cableras el servicio de internet.
Desde la banqueta de la calle Virginia en la colonia Emiliano Zapata en el municipio de Emiliano Zapata, el docente asumió que a pesar de su bajo salario continuará con propuesta de seguir con el proceso de enseñanza-aprendizaje para lograr un cambio en el estado.
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