YO ACUSO
Armando Vargas Mora
Con motivo de la pandemia, el responsable de
Instrumentar las medidas resultó más
parlanchín que efectivo.
Porfirio Muñoz Ledo.
Apatzingán, Michoacán; 15 de Junio de 2020.- Hemos perdido la capacidad de sorpresa con los actuales gobiernos que van de ocurrencia en ocurrencia, de semáforo en semáforo y declaraciones, unas de plano increíbles y otras tal vez plagadas de astucia.
Por principio de cuentas, dicen que es de sabios cambiar de opinión, lo anterior por el repentino cambio de actitud de la jefa de gobierno de la Ciudad de México Claudia Sheinbaum que, de haber exteriorizado el pasado día 10, el miércoles para ser más precisos en que opinó que: “consideramos que es muy difícil en pasar al siguiente semáforo”, apenas acababan de transcurrir un par de días y pasó a decir que a partir de hoy lunes 15 de Junio tenía “un plan de transición gradual del semáforo rojo a naranja”. ¿Alguien duda de donde llegó la orden? ¿Dónde quedaron las marcadas diferencias entre Claudia Sheinbaum versus Hugo López Gatell Ramírez? ¿No es una verdadera barbaridad el cambio de ese semáforo y lo que ello implica cuando es evidente, de conformidad con sus propias estadísticas, el aumento de contagios, inclusive aceptado por la propia Claudia Sheinbaum cuando hace poco dijo que sus predicciones eran otras? ¿Así o más claro?
Ya sabemos que el presidente Andrés Manuel López Obrador cree a pie juntillas lo que dice la Prima donna actual de su gabinete, aun cuando ha sido evidente que no da una, puras fallas. Al respecto el legendario Porfirio Muñoz Ledo, ahora convertido en morenista, fue quien expresó su propia opinión que desde luego para nada será tomada en cuenta, pero para él “son motivo de desasosiego mayor para la opinión pública las declaraciones emitidas por el gobierno con motivo de la pandemia. El responsable de instrumentar las medidas resultó más parlanchín que efectivo. Curvas que se aplanan y luego se disparan. Fechas que se anuncian y después se prolongan sucesivamente, apeladas “fechas corredizas”.
Pero en medio de todo esto, López Obrador hace un par de días ha sugerido un decálogo cuyo contenido parece como si viniese no del presidente de la república, sino de un pastor, del hombre conductor de nuestras almas para enfrentar “la nueva realidad” por el covit-19.
El documento que ya le dio la vuelta al mundo, el ahora famoso decálogo, sugiere que debemos estar atentos al canal conductor de lo bueno, atentos a las recomendaciones de la estrella Hugo López Gatell y debemos seguir sus recomendaciones sanitarias.
Desde su hogar palaciego el presidente nos recomienda actuar con optimismo y así estando de buen humor pues es fácil enfrentar las adversidades. ¿Cómo la ve?
Nos recomienda rechazar el egoísmo y el individualismo, aboga por una actitud solidaria entre todos los mexicanos iconminó a compartir los recursos que nos sobran. ¡Qué barbaridad!, no cabe duda que nuestro presidente está muy fuera de la realidad que estamos viviendo. ¿En medio de estas graves crisis que estamos padeciendo, a quién le sobran recursos? ¿Alguien de verdad le hará caso? Desde luego que no es lo mismo vivir en un palacio, disfrutando las mejores viandas, que vivir en una de las colonias más pobres como aquí en Apatzingán por ejemplo, donde los jefes de familia y sus hijos se van al corte de limón solamente tres días a la semana, esos recursos apenas les alcanzan para comer religiosamente frijoles, ahora sin gorgojo, las obligadas tortillas y un chile verde, y muchos nada más hacen dos comidas durante el día.
En su decálogo recomienda dar la espalda al consumismo, dijo que no hay que dejarse envolver “por lo material”. Asegura que “la felicidad no reside en la acumulación de bienes ni se consigue con lujos ni frivolidades”. Seguramente esta consigna fue para un grupo muy reducidísimo de la población, de otra manera no se entiende, el mensaje fue para el grupo que desprecia una y otra vez.
En otro punto de este decálogo habla sobre la cultura de la prevención, para ello tenemos que bajar de peso, vivir en calma, “sin angustias y sin eso que se conoce como estrés”. ¡Qué bonito! Con el anterior consejo o sugerencia, de golpe y plumazo debemos olvidarnos de los graves problemas que nos aquejan, como son pagar los servicios básicos de las casas, otros olvidarse de los problemas que tienen con la delincuencia organizada y desorganizada, de las enfermedades que nos aquejan, en primerísimo lugar el covid-19 que está al asecho, fuera las angustias propias del momento y bienvenida la felicidad.
También debemos disfrutar de la naturaleza, dijo que “debemos defender el derecho a gozar el cielo, el sol, el aire puro, la flora y la fauna. De verdad será que tendrá información de primera mano que el propio gobierno o la delincuencia organizada nos pretendan cobrar el derecho de gozar el cielo ¿o se refirió a los que ya se fueron por el covid-19?, el sol, el aire puro (que bueno fuera), la flora y la fauna.
En ese listado también recomienda que nos alimentemos bien y de manera natural, debemos tener animales en el traspatio para nuestra alimentación, comer pescado, atún recomienda principalmente, el maíz, el frijol y las frutas de la temporada. No pues ya estamos al otro lado, ¡qué chulada!
Y entre nuestras libertades individuales también recomendó practicar el ejercicio, caminar, correr, no debemos estar sentados, hay que meditar y todo lo que nos haga bien al cuerpo. Bueno pues ya sabemos.
En el penúltimo de sus enunciados está fantástico, nos dice que hay que BORRAR CONDUCTAS DISCRIMINATORIAS. Conmina a eliminar conductas racistas, clasistas y sexistas y, en su lugar, promover el reforzamiento de valores culturales. Es una muy buena noticia, se acabaron los fifís y los chairos, los machuchones, los neoliberales, conservadores, los empresarios fanfarrones, los hampones y todo un largo etcétera.
Y en el último punto de este ahora famoso decálogo, de su ronco pecho cual pastor de iglesia fuese, sugiere que el rumbo es la espiritualidad. Dice que sigamos un ideal y que, independientemente de la religión que profesamos cada uno de los mexicanos busque “un camino de espiritualidad”, “un ideal, una utopía, un propósito en la vida, algo que te fortalezca y que te mantenga activo y alegre”.
Bueno, pues ya sabemos qué comer, cómo pensar, soñar con utopías, olvidarnos de las angustias, olvidarnos de adversarios y no más conductas antisociales, antidiscriminatorias, cómo repartir todo lo que nos sobra para solidarizarnos con nuestros hermanos mexicanos y no mexicanos que están en este suelo, ya sabemos cómo defendernos si en el futuro nos pretenden cobrar por mirar el cielo, el sol o respirar el aire que ya será puro; tampoco viviremos con lujos ni frivolidades ni nosotros ni los Juniors, cómo estar bien informados en la mañana y con el vocero estrella; pero además marca la pauta hacia la espiritualidad.
Por último, el Sr. presidente ayer nos mandó otro mensaje, da instrucciones para que los mexicanos “ya vamos a salir a las calles a hacer lo que debemos hacer, pero ya depende de nosotros cuidarnos, ya hemos tenido el tiempo para familiarizarnos con las recomendaciones médicas, ahora toca a nosotros aplicar nuestro propio criterio”, “vamos a salir a las calles a realizar nuestras responsabilidades”, “recobremos nuestra libertad y actuemos con criterio?
¿Cómo la ven? Estamos en pleno brote, rompiendo récords de infectados, en plenitud y se invita a salir a las calles a realizar las tareas propias de nuestra existencia, pero traslada la responsabilidad al cuidado individual y a nuestro propio criterio. En estas condiciones ya sabemos quiénes serán los culpables en caso de que ocurriese una indeseable tragedia en los próximos meses. Así de fácil, así de sencillo.
Por cierto que el que pintó su raya fue el gobernador del estado de México Alfredo del Mazo Maza, cuando se enteró del semáforo naranja en la Ciudad de México a partir de hoy, él de inmediato hizo el anuncio que su estado continúa en rojo.
Y el otro rojo con que está pintado México, sexenio tras sexenio incluido éste, sigue igual, éste es el rojo teñido por la sangre de nuestros hermanos que han sido asesinados, de esto, de la realidad en el aspecto salubérrimo y de la tragedia económica del país no se dice nada, son mejores los distractores “no quedará impune lo de los 49 jóvenes de Iguala”, la BOA, el FRENA, la perversidad de los conservadores y ahora este decálogo desde el púlpito palaciego.
Es Cuanto.
Contador y analista político
Dejar una contestacion