“Es sumamente raro que los hombres
cuenten una cosa simplemente como ha sucedido,
sin mezclar al relato nada de su propio juicio”.
Baruch Spinoza, filósofo Holandés del S.XVII
Milo Ocampo
Según la Real Academia Española (RAE), la objetividad es la cualidad de ser objetivo, es decir, ser imparcial, neutral o ecuánime. Es decir, la objetividad es la cualidad con la que una persona emite o plasma una idea, mensaje u texto, además de que no debe de reflejar emociones o sensaciones y se caracteriza por ser muy concreta la idea.
A partir de esa premisa, no existe la objetividad, no solo en el periodismo, sino en cualquier ámbito laboral. Esto es, por el simple hecho de que somos seres humanos y no podemos dejar de lado nuestros sentimientos.
Aunque no exista la objetividad, se puede llegar a un balance informativo, donde a pesar de que nuestros sentimientos nos produzcan ciertas ideas o juicios, debemos saber cómo controlarlas para dar a conocer o escribir sin que se manifiesten nuestras emociones.
Considerando que todos los textos son subjetivos, podemos decir que sí hay géneros en donde se puede notar la opinión o criterio del autor, como las crónicas interpretativas, criticas u opiniones. Mientras que también hay textos más informativos como los artículos y entrevistas, donde la subjetividad del autor no se percibe.
También nos encontramos con problemas u obstáculos con que se encuentra el periodista, que es la línea editorial que maneja el medio para el que escribe. Por ejemplo, si se trabaja en algún medio donde Coca Cola es un importante patrocinador o de alguna manera aporta financieramente a su medio, seguramente no le permitirán publicar algo relacionado con la diabetes o con problemas de obesidad ya que estos temas no le favorecen a la marca.
Otro aspecto importante que quiero mencionar es que cada persona es diferente, por lo que hay gente que es más sensible que otros, esto se ve reflejado a la hora de redactar. Porque esto impide escribir de una manera objetiva, sin embargo, es posible llegar a escribir con conciencia y ética, de una manera neutra donde los sentimientos no se vean reflejados en los textos.
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