“¿Quién mató al comendador?
Fuente Ovejuna, señor”
Lope de Vega
Orlando Plá
Por diversos motivos, originados en los intereses económicos y de poder, la educación ha tendido a uniformar a los seres humanos, llegando al esquema en que un individuo se presenta a un colectivo a exponer lo que él considera su verdad, e impone al resto la necesidad de memorizarla y repetirla para resultar “bien calificado”. Esto es aceptable en una buena proporción cuando se trata de verdades razonablemente probadas y aceptadas, como las que nos muestran las ciencias básicas, aunque eventualmente puedan surgir un Einstein o un Hawking, que logran ver algo que para el resto haya pasado inadvertido.
En los temas relacionados con el pensamiento humano, con la forma de interpretar y de proyectar el mundo, la historia demuestra de forma contundente que unificar la forma de pensar, como en su momento lo hizo la inquisición, y más tarde el comunismo y el estado islámico, sólo genera empobrecimiento y deterioro del nivel de vida.
Los avances en todos los campos del conocimiento que han permitido a la humanidad transitar de la incertidumbre nómada a las sociedades actuales, han sido el resultado de ideas concebidas por individuos y desarrolladas por equipos; y aquí radica la necesidad de orientar adecuadamente la educación.
El “hombre masa” que analizaran entre muchos otros José Ingenieros y Gustave Le Bon, está preparado para adoptar ideas (hasta el punto de morir por ellas) que le inculcan mediante el adoctrinamiento, y actuar de acuerdo con lo que le indican que es correcto, siendo este término el que describe la forma en que quien detenta el poder desea que actúen los “hombres masa” para que sean considerados como “buenos”.
Sin embargo, ningún “hombre masa” puede siquiera sentir curiosidad por una idea diferente, porque ello va contra los principios sobre los cuales ha sido “formado” y mucho menos concebir una idea que sea divergente con respecto a la forma en que le han dicho que se mueve el universo. Tampoco es posible crear un equipo compuesto por “hombres masa”, porque el equipo requiere de pensamientos que se confronten para alcanzar la mejor opción, y no de un conjunto de autómatas que repitan lo que indica el que manda.
En la era actual donde el conocimiento es el motor principal de toda actividad de progreso, es necesario que los individuos se conviertan en generadores de ideas, y para ello se requiere liberar y fortalecer al individuo y no “masificarlo”.
En todos los entornos de creación de valor las ideas y responsabilidades son reconocidas y premiadas, a diferencia de los ambientes donde florecen la indiferencia y los vicios porque la responsabilidad y el mérito se diluyen sin pertenecer a alguien.
Liberar al individuo requiere reconocer y estimular sus capacidades de modo que actúe con pleno dominio y responsabilidad de sus decisiones, convencido de que sus límites se encuentran en su voluntad y esfuerzo.
Disolver al individuo, sus aspiraciones y sueños, en una masa abúlica, dócil y obediente, provocó que la humanidad creyera durante más de mil años que la tierra era plana, a pesar de que algunos individuos, convencidos de su redondez, habían logrado medir su diámetro y estudiado su movimiento alrededor del Sol.
La educación tiene que trazar su ruta: Obscurantismo o progreso, y esa disyuntiva es la de masa o individuo.
Empresario y maestro en economía por El Colegio de México.
Funcionario en Hacienda, Asesor del Centro Interamericano de Administraciones Tributarias. Profesor de FLACSO, ITESM y otros.
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