Isaías Cano Morales
Comienza el esperado 2018, obvio, por su contenido particularmente político, sin embargo, aparte los deseos y ánimos que puedan y deban forjarse con voluntad de enfrentar y superar adversidades que como plaga se ciernen a lo largo y ancho del país de las que casi nadie está a salvo, todo mundo está consciente que un periodo de tiempo ha tocado a su fin, no obstante continúa el transcurrir de vida de toda una sociedad entre graves dificultades y permanentes desafíos para ir hacia adelante en la búsqueda del bienestar, advirtiéndose de antemano, que lo que predominará en este año es la cuestión política hallándose a la vista las elecciones presidenciales las que muchos auguran tensarán a más no poder a este país.
El cuadro político, social y económico heredado del año que ha fenecido es de desastre y lo peor, amenaza encrespar las olas en las desgracias padecidas que podrían generar tempestades sociales de pronóstico incierto. Conforme los meses avancen el país entrará en cada vez mayor ebullición política, involucrándose la mayoría de la población, quiérase que no, en un mar de pasiones, confrontaciones y tomas de posición ante el vendaval político electoral que se avecina habida cuenta, por un lado, un pueblo al borde de la desesperación por el cúmulo de injusticias, de abusos, de carestía, de actos de prepotencia, de corrupción y arbitrariedad que raya en la burla y el desprecio de que es objeto y que tienen su origen en los gobiernos que se han convertido en un lastre, y por otro, el actuar ominoso de las mafias que se han adueñado de las altas instancias de poder y que, de acuerdo a malhadadas decisiones tomadas como es la aprobación de la Ley de Seguridad Interior, que significa tener en las calles a militares haciéndose cargo del papel que deben jugar cuerpos policíacos como lo mandata la Constitución, esta imposición, para observadores y analistas lleva señales encaminadas a intimidar a la población y en su caso a reprimir protestas que pudieran generarse producto de intenciones de fabricar otro fraude electoral en el evento electoral del próximo julio como en los procesos de 2006 y 2012.
Factor aparte, pero que forma dentro de la misma agenda de no perder e imponer al candidato del continuismo depredador como ganador, es el mañoso comportamiento de Consejeros del INE (un ejemplo: imponen como fiscalizador del instituto a Lizandro Núñez, ex subordinado de Meade) y Magistrados del TEPJF, (autoriza el reparto masivo de tarjetas abriendo la compuerta a la compra y coacción del voto) prestos como han sido en el pasado reciente, a avalar manipulaciones y un sinfín de marrullerías desvirtuando la voluntad popular, favoreciendo a las mafias político-empresariales a fin de éstas sigan perpetuadas en el poder, convertido en centro de privilegios, latrocinios, corruptelas, influyentismos y plataforma de lanzamiento de autoridades y gobernadores corruptos.
Es notorio, tal cual se observa en el panorama de opinión mayoritaria, priva en la gente el desaliento e incredulidad y a la vez un rechazo y repudio a políticos encumbrados en el poder emanados del PRI o del PAN a los que se señala como causantes de la tragedia social que sufre el país: violencia, asesinatos, inseguridad, economías miserables, pobreza, desempleo, violación de derechos; y producto de tal calamidad y desastre como se califica al actual gobierno de Peña Nieto-PRI, es como se alimenta y toma cada vez mayor dimensión en todo el país, la determinación de rechazar y votar en contra de los candidatos a la Presidencia del PRI y sus aliados, PVEM, Panal y del PAN-PRD-MC, y otorgar el sufragio por quien se considera la única opción de verdadero cambio que el país necesita y reclama, siendo el abanderado de Morena, AMLO, quien cuenta con la intención del voto a su favor.
Este año, sin duda quedará registrado en la historia reciente toda vez que quedará asentado, en el mejor de los optimismos, como el inicio de una renovada era de gobierno con visión progresista y por ende de vida de un pueblo, el cual, se diría, despertó por fin de su largo adormecimiento, apatía y desinterés por los asuntos públicos y de gobierno. Empero, en la visión cercana a lo catastrófico, por las consecuencias que se vislumbran, no se descarta, que el año que inicia quedara escrita una página gris, relacionada con la noticia de que México y los mexicanos dejaron escapar la oportunidad, que para muchos era la esperanza, de cambiar el rostro de un México plagado de injusticias e infortunios por otro de decoro, dignidad, de justicia, de democracia y honestidad. Este año, los mexicanos haremos historia.
Chay_cano@hotmail.com
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