YO ACUSO
Por Armando Vargas Mora
Dice el refranero: “la burra no era arisca, a palos la hicieron”, y bien puede aplicarse a las declaraciones que el pasado 2 de los corrientes, en su visita al Reino Unido hiciera en exclusiva al periódico el Financial Times el presidente Enrique Peña Nieto, en donde expresó la crisis de credibilidad y desconfianza que padece el gobierno mexicano. Y no es para menos, las situaciones negativas se le vinieron en cascada al propio presidente, a su esposa Angélica Rivera de la Madrid, al secretario de hacienda Luis Videgaray y al mismo Juan Armando Hinojosa, contratista predilecto desde los tiempos en que fue gobernador del estado de México Peña Nieto. Todo mundo pensó que el gobierno daría un golpe de timón, pero no, todo lo contrario, se hicieron unos cambios para que todo siga igual, o tal vez peor.
Por eso, esa falta de confianza y credibilidad viene en aumento día con día, tal parece que el enemigo lo tiene en casa porque los asesores no dan una, o bien el propio presidente no los escucha, porque los últimos nombramientos son una vil y auténtica vacilada, una tomadura de pelo a la más elemental inteligencia de todos los mexicanos.
El nombramiento de Virgilio Andrade Martínez, el pasado 2 de Febrero, para reactivar la difunta secretaría de la función pública, con instrucciones precisas de que en el asunto de la casa blanca no existía ningún conflicto de interés, fue una dantesca obra de teatro a cuyo ingreso gratis resultaba demasiado cara.
El nombramiento de la senadora con licencia Arely Gómez González como procuradora general de la república, en sustitución de José Murillo Karam, fue otra tomadura de pelo en virtud de que, se tiene la plena convicción de se trata de una cuota de poder para la televisora predilecta que, por coincidencia tiene al hermano de la procuradora como director de noticieros, se trata de Leopoldo Gómez Martínez.
¡EL COLMO! En otra terna de uno, el 50 mil veces vilipendiado Eduardo Medina Mora, que echó por tierra aquello de que el presidente no tenía amigos, fue nombrado para que los próximos 15 años forme parte del supremo tribunal de justicia de la nación, cuyos emolumentos superan con creces a los que percibe el mismo presidente de la república.
Tenemos los michoacanos el caso paradigmático de asombro e incredulidad, se trata de la resolución que se dio en el asunto de Hipólito Mora y 26 de los llamados autodefensas o miembros de la fuerza rural, de Luis Antonio Torres, “el americano” y diez de sus seguidores, igualmente miembros de la fuerza rural, todos ellos puestos en libertad como unas blancas palomitas.
Encarcelados previamente desde luego, tras ser requeridos se entregaron de conformidad, después de los lamentables acontecimientos del 16 de Diciembre del año anterior, fecha en que murieron once personas, incluido Manuel Mora, hijo de Hipólito, todos resultaron inocentes en vista de que actuaron en defensa propia desde el punto de vista del juzgador, resolución propia para enviarse al record guinness, porque puede ser un caso único en los anales de la historia criminalística; porque incuestionablemente la mencionada resolución echa por tierra la tesis del pasado 6 de Enero en que, el entonces comisionado Alfredo Castillo Cervantes junto con todo su “equipazo”, con peras y manzanas responsabilizaron a Hipólito Mora y su gente de orquestar una emboscada, hasta explicó que había “francotiradores” colocados en el techo de un empaque de limón (fábrica de limón dijo él), luego entonces, deben llamarlo para que ratifique o rectifique su dicho, igualmente a los 113 testigos que el propio castillo presentó, porque de ser cierto que todos actuaron en defensa propia y que por lo mismo son inocentes, entonces estamos frente a un caso en que muchos mintieron al ministerio público, ¿O NO?; Debemos recordar que la emboscada es uno de los delitos más penados en nuestra legislación, basta recordar que hasta hace unos años la propia Constitución imponía la pena de muerte para quienes cometían un delito de esta naturaleza que, presupone las tres agravantes como lo son la premeditación, alevosía y ventaja.
Por último, tenemos el caso de Carmen Aristegui, la segunda mujer más influyente de México, según las últimas informaciones de la revista FORBES. Después de que la periodista diera a conocer los detalles de la famosa CASA BLANCA y otras corruptelas y, conociendo el sistema político mexicano, muchos presagiamos qué es lo que seguía, pues bien, ahora la empresa donde trabajaba, MVS radio hizo el anuncio mediante un comunicado que “da por terminada la relación de trabajo” con la prestigiada Carmen, pretextando “no aceptar condicionamientos de parte de ésta” ya que no aceptó el despido de Daniel Lizárraga e Irving Huerta, ambos colaboradores de la periodista y que, según MVS fueron separados de sus puestos por haber comprometido el nombre de la empresa para promover Mexicoleaks, un sitio para recibir filtraciones que pudieran destapar casos de corrupción. Desde luego que es fácil entender la orquesta, basta decir que resulta comprensible que cualquier medio de comunicación se establece con fines empresariales, pero también hay que decir que existen medios que actúan con prestigio y categoría, preceptos que no deben estar divorciados, pero hay otros que para conseguir sus fines le venden su alma al diablo.
Por lo anteriormente expresado, desde este humilde espacio brindamos nuestra solidaridad a Carmen Aristegui, porque entendemos el ejercicio periodístico precisamente como un contrapeso a las malas acciones y abusos del poder público, porque los periodistas bien nacidos nunca deben tolerar que el poder político limite, degrade o empañe el ejercicio de la libertad de expresión.
Todo México debe conocer los entretelones del poder, cómo se entretejen las telarañas, por eso lejos de callar a Carmen Aristegui, retumban las voces que cimbran las conciencias de los mexicanos.
En otras palabras, la orden vino de arriba y no es precisamente del espíritu santo.
¿Todo lo anterior abona a la confianza y credibilidad a que se refirió Peña Nieto en Inglaterra? El gobierno debe entender que la incredulidad crea desconfianza.
Contador y analista político
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