J. Rigoberto Lorence
Las fuerzas de la derecha en México recibieron un golpe demoledor en las elecciones de 2018. No solo perdieron la mayoría que habían ostentado en el gobierno, sino que el PRI y el PAN se hundieron junto con el arcaico régimen político que les dio origen y el cual habían manejado en perjuicio de los intereses nacionales.
La derrota panista dejó a sus seguidores al borde de la extinción. Hoy la cúpula solo dirige el cascarón de lo que un día fuera partido del gobierno. El PRI navega, por su parte, en el mayor desprestigio que haya tenido, desde su fundación en 1929 hasta su derrota aplastante del 1 de julio.
Bajo diversas coberturas, la derecha vencida el 1 de julio intenta reagruparse ahora en partidos de aparente factura nueva. Pero solo es el aspecto externo. En el fondo, las fuerzas conservadoras quieren aparecer de nuevo en el escenario político-electoral nacional.
A la fecha, el INE ha autorizado más de 50 solicitudes de registro de nuevos partidos, y de acuerdo con expertos, el número podría incrementarse hasta 70 solicitudes de aspirantes al registro electoral. Dentro de ellas destacan México Blanco, encabezado por el actual gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, así como otros de nombres tan exóticos como Frente Nacional Socialista, Gubernatura Indígena Nacional y Movimiento Imperialista.
Especial interés ha levantado el inminente registro de México Libre, encabezado por Felipe Calderón y Margarita Zavala, su esposa, ya que es uno de los grupos con más posibilidades de obtener el registro, tomando en cuenta la estructura que han logrado construir, a base de expanistas y francotiradores de varios colores.
Asimismo, el grupo de Gabriel Quadri ha generado curiosidad, debido a sus recientes ataques indiscriminados contra los estados de Oaxaca, Guerrero y Chiapas, de los cuales dijo que si no estuvieran integrados al territorio nacional, México sería un país de desarrollo medio y una potencia económica. Sobra decir que Quadri fue nombrado persona non grata por el congreso de Guerrero, y difícilmente podría encontrar adherentes en toda la región sur del país.
Para obtener el registro, la ley exige que los solicitantes realicen asambleas en 20 entidades del país, o al menos en 200 distritos electorales federales, todas bajo supervisión de enviados del INE y con la garantía adicional de que no se presenten agrupaciones sindicales de obreros o jornaleros agrícolas.
Si las asambleas las hacen en los Estados, los solicitantes deberán acreditar la presencia de 3 mil de sus militantes, mientras en los distritos, la asistencia deberá ser de 300 miembros. Esto es algo muy difícil de conseguir, habida cuenta de la falta de estructura nacional de las agrupaciones solicitantes.
Recordemos que Marichuy, precandidata presidencial del movimiento zapatista, no alcanzó a reunir las firmas necesarias para obtener su registro como candidata en el 2018, a pesar de contar con el apoyo del EZLN, que tiene presencia política en todo el país desde hace por lo menos 20 años.
Estos partidos, en caso de obtener el visto bueno del INE, recibirán la cantidad de unos 300 millones de pesos al año, y podrán contender en las elecciones intermedias del 2021, donde podrían eventualmente convertir su registro condicional en definitivo.
No obstante, esos fondos no gravitarán más sobre el erario público, ya que se tomarán de la bolsa total destinada a financiar los procesos electorales, bolsa que se obtiene de multiplicar el 64 por ciento del salario mínimo (unos 80 pesos) por 90 millones de ciudadanos inscritos en el padrón electoral.
En 2013 recibieron su registro los partidos Morena y Encuentro Social (PES). Este último lo perdió en la elección de 2018, en tanto Morena se convirtió en la primera fuerza político-electoral del país.
Otros partidos que han perdido su registro en diversas épocas han sido Panal, Partido Social Demócrata, PARM y PPS.
rigoberto421224@hotmail.com
Estudió en la Facultad de Derecho y Ciencias y Técnicas de la Comunicación en la UNAM. Militante de las organizaciones democráticas y revolucionarias de México desde hace unos 40 años. Ha impartido cursos de reportaje, redacción y otras áreas dentro del periodismo.
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