YO ACUSO
Armando Vargas Mora
No podemos dejar pasar los acontecimientos de Tepalcatepec de hace unos días. La gravedad de la situación fue tal que bien pudo haber concluido con un desenlace de consecuencias inimaginables para el régimen, el horno no está para bolillos.
Ya sabemos en esta tierra caliente que los habitantes de ese lugar son muy unidos, cuna de las autodefensas y pioneros en la negativa de no pagar a la Comisión Federal de Electricidad el consumo, al menos durante los últimos 20 bimestres, bajo el argumento bien fundamentado del anticonstitucional Derecho de Alumbrado Público y un tarifa de un inexistente invierno, por eso en esta ocasión lo podía ser la excepción de esa unidad.
Sobre los acontecimientos, mediáticamente se dijo que todo inició con una denuncia anónima, sobre la presencia de unos individuos supuestamente armados, motivo por el cual elementos del ejército se trasladaron al lugar. Una fuente señala que esas personas se refugiaron en el salón Plaza propiedad de Juan José Farías Álvarez “el abuelo”, uno de los fundadores de las autodefensas hace poco más de tres años. Los tepalcatepenses nos informaron que, a la llegada de los elementos del ejército, éstos llegaron con la rudeza que les caracteriza y en las acciones al parecer dos mujeres resultaron con golpes, igualmente que la policía militar usó el llamado gas pimienta, motivo por el cual resultaron afectados varios infantes. No sabemos si la realidad es que, como en algunas ocasiones se acostumbra, en este tipo de operativos se utiliza a la gente común y corriente como escudos humanos, lo cierto es que en el lugar la situación se volvía cada vez más tensa ya que un helicóptero en esos momentos hacía maniobras a muy pocos metros, buscando tal vez bajar en el lugar.
En un momento determinado –dicen nuestras fuentes- el ejército incautó en el lugar varias armas –y dinero en efectivo aseguran-, al tiempo que los habitantes de Tepalcatepec hacían un llamado –y también recurrían al vandalismo con las unidades oficiales- a sus coterráneos para enfrentar la situación.
Los momentos de gran tensión iban en aumento en virtud de que los lugareños usaron una doble estrategia, primero enfrentar a los elementos del ejército con palos, machetes, piedras y otras herramientas propias del campo y, segundo, centenares de gentes se pertrecharon en todas las salidas a Tepalcatepec, pero aquí si con armas de las que dicen son propias para el uso exclusivo del ejército mexicano. Mi fuente dice que calcula que unos cinco mil hombres intervinieron en este operativo civil, hombres que tuvieron durante varias horas encapsulados a los elementos castrenses.
Paralelamente, desde algún lugar de la República, el Dr. José Manuel Mireles Valverde, lanzaba un comunicado y una convocatoria por Facebook que más tarde sería retomado por varios canales televisivos. A continuación parte de lo que Mireles Valverde dijo: “Convoco urgentemente a todos los grupos de autodefensas de la sierra costa michoacana y de la sierra de Tancítaro y demás pueblos y municipios libres donde aún están autodefensas a que acudan urgentemente a apoyar al pueblo de Tepalcatepec que, en este mismo momento está siendo sitiado por tropas del ejército con fines de invadirlo totalmente y acabar con los grupos autodefensa… lleven todas las armas que tengan y estén pendiente, vamos a tratar de evitar confrontaciones, lo único que queremos es que nos dejen vivir en santa paz”, esta es la parte medular del comunicado.
Cabe hacer notar que, desde que José Manuel Mireles Valverde salió de prisión, en ningún momento se ha dejado ver en Tepalcatepec, también que es fácil entender que de ninguna manera fue el mejor momento para hacer este tipo de declaraciones, inclusive su abogado más tarde echaría reversa en ese sentido.
Porque incuestionablemente que lo anterior no abonaba un milímetro a “vivir en santa paz”, todo lo contrario, la opinión de varias personas fue en el sentido de que lo que hizo fue echarle gasolina al fuego, inclusive sus detractores le atribuyen sus dichos a “sus fines protagónicos” y a quedar bien con el personaje de ese lugar que ejerce total control en Tepalcatepec, incluida la seguridad que en ese lugar se respira según los habitantes del lugar, donde no hay prácticamente robo de vehículos, ni extorsiones de ninguna especie –incluida la policíaca-, levantones, cobro de piso, etc…
Lo cierto es que en este episodio de la vida de Tepalcatepec se vivieron momentos muy tensos. No quiero imaginarme si a “alguien” se le hubiese disparado un arma, tal vez aquello se hubiese convertido en el infierno mismo.
Platicando con varios amigos sobre la situación política, económica, de seguridad, cultural, social y organizativa de Tepalcatepec, coinciden en que, dadas las condiciones actuales, de tanta inseguridad, violencia, corrupción e impunidad en gran parte de la república mexicana, y muy especialmente en Michoacán, dicen que preferirían mil veces que viviéramos como lo han hecho nuestros hermanos de Tepalcatepec, con todos los defectos que puede haber incuestionablemente, porque al fin y al cabo, NO VIVIMOS EN LO QUE MUCHOS LLAMAN ESTADO DE DERECHO Y ESTAMOS MÁS EXPUESTOS.
Y tal vez tengan mucha razón, porque de todas formas la ciudadanía se siente de rodillas ante un gobierno incapaz de brindar protección a sus ciudadanos y sus patrimonios, con un gobernador que se ha caracterizado por tener más interés en buscar la candidatura –ahora de un frente- para la presidencia de la república que en gobernar el estado de tiempo completo como debería de ser. Se siente de rodillas y temerosa ante un súper procurador que, por obra y gracia de Alfredo Castillo Cervantes, ha sido nombrado y ratificado por tres de los que dicen que gobiernan o gobernaron: Fausto Vallejo Figueroa, Salvador Jara Guerrero y Silvano Aureoles Conejo.
Contador y analista político
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