El periódico Reforma consignó ayer que un autobús de pasajeros, una ruta como le decimos en Morelos, se desvió de su trayecto y fue sorprendido con despensas que iban o fueron dirigidas a algún lugar para la contienda de consejeros que ayer celebró el PRD. Mientras tengamos una sociedad tan desigual como la mexicana, en la que las necesidades mínimas no están satisfechas, la práctica de inducir, cooptar o comprar el voto es muy difícil que desaparezca. Pero también habría que decir que hay un código del quehacer político que está muy lejos de la ética pública. En ese tipo de maniobras hay actores que consideran que el fin, que en este caso es simple y llanamente la obtención del poder, justifica los medios. Es muy lamentable que ello ocurra. Haya quien haya sido es reprobable esa conducta, más si fue el gobierno queriendo favorecer a sus candidatos en la cruenta batalla de corrientes o tribus como se les llama que en ese partido existen y cuyo resultado definirá quien dirigirá a esa organización política a partir de octubre ya que son los consejeros electos ayer los que tendrán la voz cantante en la definición de la nueva directiva nacional
Los estados clave en esta elección fueron Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Tabasco y el DF aunque hay algunos analistas que incluyen a Morelos por ser gobernado por el perredismo. Pero no sólo es el perredismo el que estuvo ayer a prueba. El flamante Instituto Nacional Electoral, el INE también será juzgado por la “opinocracia” que observa este tipo de acontecimientos y por todos los partidos políticos. Supongo que en cada estado gobernado por el PRD, el gobernador querrá que el resultado favorezca a su corriente ya que si el resultado le es adverso significará que aun en su partido no tiene la ascendencia ni el control que se supone debería tener. En el caso de Morelos el resultado permitirá apreciar si la corriente a la que pertenece el gobernador es la más fuerte o si ya ni ahí tiene la aceptación de sus correligionarios. Por lo demás, los miembros de Morena en la entidad estarán observando con lupa el resultado y cachando a los inconformes que pudieran transitar a la nueva agrupación que es al parecer aquí la más fuerte de las llamadas izquierdas.
El INE tiene, con las nuevas disposiciones legales, 73 atribuciones más que las que el extinto INE tenía. Una de ella le obliga a conducir, a petición de parte, los procesos internos de los partidos. La dirigencia del PRD hizo bien en atenerse a ello ya que de haber sido él quien condujera el proceso, las lastimaduras hubieran sido mayores a las que es probable que veamos en los próximos días. La credibilidad de esa institución está a prueba. Su segundo examen en curso, estará dado por la elección de los consejeros electorales locales de las 17 entidades en la que habrá elección concurrente en el 2015, como es el caso de Morelos. En la elección perredista el INE no tiene todos los controles a su disposición. A esta elección le anteceden enormes conflictos derivados de prácticas que es probable no se hayan extirpado. Además la elección no es directa sino a través de un método de representación proporcional con planillas que pulveriza el poder y hace más rijosa la batalla. Desde luego no hay ideología en juego: se trata simplemente de poder. Contienden 11 emblemas; hay un padrón de 4.5 millones y se estima que habrá una participación de una cuarta parte. El costo de esta elección de consejeros nacionales, estatales y municipales es de 100 millones de pesos que sufraga el propio PRD. Es un proceso complejo que a todos conviene que salga bien ya que es un antecedente del proceso del año entrante.
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