MÉXICO SIEMPRE INCRÉDULO

Por Gerardo Fernández Casanova

En entrevista concedida a The Financial Times, previa su visita de estado a la Gran Bretaña, respondió a las observaciones relativas al estado de crisis por la que atraviesa el país diciendo: “Por supuesto que nos damos cuenta. Les puedo decir que entendemos”. Esto a manera de respuesta a la crítica de The Economist que le dice que no entiende que no entiende. Yo le agrego a sus palabras: “Lo que no les puedo decir es qué entiendo”. En realidad creo que no se da cuenta ni entiende; no de otra manera se puede explicar que el primer cambio en su gabinete sea para confirmar una política cargada de errores y aumentarlos. Con el palenque alborotado lanza dos nuevos e innecesarios petardos con las propuestas para designar a Medina Mora como Ministro de la Suprema Corte de Justicia y a Arely Gómez como Procuradora General de Justicia, ambos personajes controvertidos por, entre otras cosas, su cercanía a los intereses de Televisa, siendo que tales posiciones implican prestigio e imparcialidad.

 

Siguiendo con la entrevista, en otro punto declara: “México está plagado de incredulidad y desconfianza, que se ha demostrado en la sospecha y la duda”. Se interpreta que el señor prefiriera un México plagado de credulidad y confianza. Credulidad es la condición de crédulo; crédulo es aquel que se deja convencer fácilmente, con frecuencia mediante engaños, por tanto, incredulidad es la ausencia de tal condición. Pues sí, después de varias décadas de crédula aceptación de las promesas priístas, muchos mexicanos, aún lejos de ser todos, hemos caído en cuenta del engaño y ya  creemos tan fácilmente como quisiera el señor Peña. Su mendacidad es tan ramplona que hasta un párvulo se percata de su falsedad. Sólo se aferra a la propaganda televisiva para sostener sus engaños, de ahí una posible explicación a las designaciones recién propuestas a un senado, por cierto dominado y obsecuente a las ocurrencias presidenciales, que las aprobará.

 

Aunque el tema se antoja para la caricatura, creo que es importante subir unos escalones para visualizar mejor la circunstancia. Peña se enfrenta a dos opciones: una es la de realizar cambios que puedan satisfacer a las demandas de la sociedad agraviada y otra, la de aferrarse a su proyecto conservador derechista y reprimir las expresiones reivindicatorias. Creo que ya optó por la segunda y, conforme a los intereses que representa, está en lo correcto, independientemente de ser injusto. Desde esta altura de observación resulta que, posiblemente, así sea mejor para la historia; las medidas de cambio que pudiera adoptar sólo serían más atole con el dedo para abusar de la credulidad mexicana, con lo que se aplazaría la exigencia de mayores cambios.

 

Voy a referirme a dos experiencias latinoamericanas actuales que pueden dar luz para entendernos. En Venezuela la derecha ha venido arrinconando al presidente Maduro, quien ha pretendido salvar al proyecto mediante el otorgamiento de ciertas concesiones al empresariado y la reducción del ímpetu de la revolución; el resultado que ahora exigen más, con el agravante de la desilusión de algunos sectores del chavismo beligerante. En Argentina, la presidenta Fernández está siendo atacada inmisericordemente por la derecha local e internacional y la mujer no sólo no cede sino que decide emprender la renacionalización de los ferrocarriles, ominosamente privatizados por el neoliberal Saúl Menem; con ello Cristina consolida su base social y agrega parte de la izquierda crítica que no la ha apoyado. Me es claro que, en estos casos ejemplares, me decanto por la política argentina, similar pero de sentido contrario a la adoptada por Peña Nieto en México.

 

Lo que me preocupa profundamente es que, a la luz de los acontecimientos, el aumento de la cerrazón del régimen peñista no se corresponda con un incremento en la exigencia de su renuncia y del cambio de modelo. Seguimos lanzando consignas y demandas a quien corresponda, sin saber cómo aterrizarlas y hacerlas viables. Nos solazamos en la mentada de madre y nada más. Corremos el riesgo de recaer en la condición de crédulos.

 

Correo electrónico: gerdez77@gmail.com

 

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