La Columna Vertebral
Miguel Ángel Falcón: el reality de su vida
Por Carlos Félix
“No trate de engañar: usted no es jurista, es cavernícola”: Miguel Ángel Falcón a Miguel Ángel Rosete
“A cada quien lo suyo”. Así reza la clásica definición de justicia. Aunque más bien suena como a albur. Digo, para quienes todo lo agarran por el lado pelado. Pero lo que sí está peliagudo es el despiporre en el que Miguel Ángel “El Oso”, Facón Vega, metió al Tribunal Superior de Justicia de Morelos.
¡Cómo estará la cosa, que hasta la “H” de “honorable”, le quitaron! Y es que en estos tiempos de las nuevas tecnologías de la información, cualquiera con un teléfono “inteligente”, una tableta u otro dispositivo móvil, puede captar, como ocurrió en el Poder Judicial morelense, la trifulca que provocó el magistrado Falcón Vega, ex titular de ese poder soberano, al agredir a golpes a su homólogo, Rubén Jasso Díaz, “porque no lo dejaba en paz”, refiriéndose a las acusaciones de actos deshonestos en los que habría incurrido el juzgador. Pero no es la primera vez que este personaje es cuestionado. En junio de 2011, y “en aras de transparentar” el proceso de designación de los nuevos jueces que conocerían de los asuntos referentes al nuevo Sistema de Justicia Penal Adversarial, conocido como Juicios Orales, se emitieron sendas convocatorias; una de ellas abierta al público en general y otra exclusiva para trabajadores del Poder Judicial. Bueno, pues es el caso que de cerca de 150 aspirantes registrados a esa segunda eliminatoria, solo 15 pasaron a la siguiente etapa y de esos, solamente una, Catalina Salazar González, quien se desempeñaba como juez menor interina, resultó aprobada en los exámenes de oposición. Ante el desastre, el entonces Magistrado Presidente del Tribunal Superior de Justicia de Morelos, el Dr. Miguel Ángel Falcón Vega, trató de explicar que fue lo que ocurrió y en su afán, descalificó los exámenes de control de confianza, anunció medidas más laxas en las evaluaciones, como en el chiste del gallego al que el estadio a coro pide “denle otra oportunidad”, y ya en el colmo del embrollo externó “mejor nos hubiéramos hecho de la vista gorda por el revuelo que ha causado este asunto”. Pero para entenderlo, hay que conocerlo. De entrada, tenía fama de ser una buena persona y en un arranque de sinceridad, confesó: “Ni en mis sueños más ambiciosos pensé ser titular del Poder Judicial de Morelos”. Es originario de la capital del país, de la colonia Doctores, vecino de la Buenos Aires y manifestó que le gustaron más el estudio y el trabajo que robar autopartes y accesorios como muchos de sus vecinos. Su padre fue obrero y taxista y tiene un puesto de periódicos en el DF. Tiene 4 hermanos, uno, chofer, otro trabajador en el Ayuntamiento de Naucalpan (office boy) otro trabaja como mesero, y su hermana labora como secretaria. Su origen humilde y el hecho de que sus parientes vivieran digna pero modestamente fue uno de sus argumentos: “Si quisiera ayudar a alguien sería a mis hermanos, que ganan de 4 a 5 mil pesos al mes, y no lo hago”, esto en alusión a que su secretaria, Nancy, participó en el proceso en mención, ya que contaba con información privilegiada de “cómo venía la convocatoria” con mucha anticipación. Falcón Vega llegó a Morelos a incursionar en la docencia en el TEC de Monterrey, la UVM, la UNISOL, el CIDHEM, y hasta en la hermana república de Nicaragua (no vaya a ser él quien trajo a Jairo Barillas). Confiesa haber sido maestro-barco porque “le ganaba el corazón” y lo comprobó con los exámenes de control de confianza, al manifestar que “el promedio de 8 marcado por el INACIPE en el examen de conocimientos era muy alto, ya que el mismo instituto pide mínimo 7.” El extitular del Poder Judicial presume haber sido profesor del Magistrado Ruben Jasso (al que se quiso descontar) Sinodal del Dr. Cipriano Sotelo, lo mismo que del exdiputado Javier Mújica. ¡Huy, qué honor! Y entre 2004-2005 Ricardo Rosas Pérez, su antecesor, lo nombró Director de la Escuela Judicial. Miguel Ángel Falcón Vega (hablamos de 2011) dijo que la primera convocatoria era muy rígida y que no era justo que por una amonestación o no tener registrada la cédula profesional, en el TSJ alguien quedara fuera, que esto se podía subsanar. Por eso se emitió un nueva convocatoria que contempló como mecanismo de selección la suma de la evaluación gradual donde el examen de conocimientos tendría un porcentaje y la Evaluación de Control de Confianza, otro. El problema es que para él la aplicación de los exámenes de control de confianza fue una cuestión ética, no legal o que obligue se aplique dentro del poder judicial, contario lo marcado en corporaciones policiacas u otros poderes. Y pone un ejemplo: “Es como si en el examen médico resultara que alguien tuviera altos los triglicéridos y hay que darle seguimiento para que no suban más. Ese asunto de su salud no es relevante”. Así lo dijo. Pero, ¿qué pasa con los demás? ¿No sirven? Y tuvo que reconocer que sí, que son objetivos y muy importantes, pero como la información es privada (sic) el que aprueben o no es casuístico (re sic). Además, acuñó estas dos joyas; aprobado con seguimiento (a ver si les baja el colesterol, qué coche traen y en donde vacacionan) y que permitan un margen de movilidad (re contra sic) al aplicar la regla de 3 en los porcentajes de los exámenes. ¿Quedó claro? Si no es así, le quitan el número que pensaron y entonces se aplica a) El seguimiento b) El margen de movilidad. O sea: las pruebas del toxicológico, psicológico, médico, polígrafo (en caso de que surtan equipos y encuentren quien los aplique e interprete) y de entorno socio económico son muy buenas, pero no para los que aspiraban a ser jueces en Morelos, porque no son exigibles por ley que las aprueben. Es una cuestión ética. ¿Pues no es eso lo que queremos: juzgadores con criterio, formación y calidad moral? Pero si fallan en alguno, es salvable, porque se les podía dar “seguimiento”, salvo cuando reprueban el anti doping. Ahora para ser juez, basta sacar 7 como mínimo en conocimientos (a ver si no piden que los aprueben con 4 como las estudiantes de la Normal Rural de Amilcingo) y en lugar a aspirar a los mejores, de 9 para arriba, se les mande a extraordinario, y si no, baste con el de a título de suficiencia. El propio Falcón reconoció que en alguna ocasión participó en un reality show que consistía en bajar de peso, “de lo que no se arrepiente”. De lo que sí se disculpó fue de la vergüenza nacional de su agresión, pero ya para qué. Bien dicen que la justicia es ciega…y pegalona. Comentarios; cfelix7@hotmail.com y/o ivanure@hotmail.com
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Locutor, Periodista y Comunicador. Conductor de Visión Informativa en el IMRyTV y experto en el campo de la Comunicación Social
Dejar una contestacion