Gerardo Fernández Casanova
Quién lo dijera; el blondo troglodita (BT) que tan mal nos quiere, paradójicamente, será el gran benefactor de su odiado México si, en su demencial forma de gobernar, logra desbaratar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que tan nocivo ha sido para el país. Es algo que, desde la izquierda progresista y patriótica, hemos intentado hacer desde su primera negociación, infructuosamente.
Trump no está equivocado en su apreciación de que México practica un dumping laboral; en efecto, todo el sector exportador está fincado en los muy bajos salarios como principal y ominosa ventaja comparativa, incluyendo las leyes que otorgan facilidades extraordinarias en materia laboral, ambiental y fiscal a las empresas que vengan a invertir para exportar. Desde los tiempos de Miguel de la Madrid se inició el congelamiento de los salarios, con mínimos incrementos por debajo de la inflación; ya para entonces las centrales sindicales eran tigres de papel, totalmente sujetas a la voluntad oficial. Salinas lo consolidó y abrió totalmente la economía a la inversión del exterior, aún antes de la firma del TLCAN, usándolo como tarjeta de invitación para que las transnacionales se instalaran en México para exportar a Estados Unidos; simplemente para maquilar en suelo mexicano y con sus explotados trabajadores.
Los regímenes panistas hicieron más de lo mismo pero, para no quedarse atrás iniciaron el proceso de legislar en materia laboral, siempre en apoyo del patrón. Hay que recordar el intento de la famosa Ley Abascal, hija de quien, de ser presidente de la Confederación Patronal, pasó a ser secretario del trabajo con Vicente Fox (“gobierno de empresarios para empresarios”), incluso con la manipulación de las organizaciones sindicales, con excepción de las muy pocas independientes y del Sindicato Minero que, siendo formalmente oficialista, se opuso a la reelección ilegal de Víctor Flores como presidente del Congreso del Trabajo, que era una jugada de Abascal para asegurar el control obrero para imponer su proyecto. Hoy Abascal ya difunto es promovido a la beatificación, mientras que Napoleón Gómez Urrutia, el líder del Sindicato Minero que se opuso, se mantiene en el exilio en Canadá por el acoso penal de que ha sido objeto, primero por Abascal, el casi santo, acompañado por el criminal Germán Larrea, y continuado por el troglodita autóctono Javier Lozano, secretario del trabajo con Calderón y hoy promotor de la candidatura de Margarita Zavala. Es una historia de abusos y trampas que, continuadas por Peña Nieto, culminaron con la expedición de la reforma legislativa laboral que otorgó a los patrones, nacionales y extranjeros la oportunidad de hacer y deshacer a su antojo en la relación con sus trabajadores.
Es una vergüenza que el BT postule que México debe equilibrar su nivel salarial con sus socios comerciales, lo que sería de justicia, en tanto que el gobierno de Peña Nieto se aferre en lo contrario. Hasta López Obrador ha morigerado su postura sobre el tema. Tal vez esta sea la bomba que fulmine las aspiraciones entreguistas del régimen mexicano.
El TLCAN es el pilar más sólido que da soporte al modelo neoliberal orientado a la exportación; si se cae por la gracia del BT, también se cae el modelo y tendremos que adoptar una vía que privilegie al mercado interno y a la generación de empleos decentes en el campo y la ciudad. Como de costumbre: el cambio que nos viene de fuera y de la mano del que pretende construir un muro impenetrable.
Por fortuna para el país y para desgracia de sus nefastos gobernantes, parece que el entrampamiento de las negociaciones hará que se prolonguen hasta el 2018 y se acerquen o se empaten con las elecciones mexicanas de julio y las gringas de noviembre. De ser así, el tema jugará un importante papel en los procesos electorales.
Con todo y sus devaneos, MORENA y López Obrador representan la única posibilidad de instrumentar un proyecto alternativo de nación que, en la circunstancia de ruptura del TLCAN y del modelo neoliberal, ofrezca un futuro de progreso razonable a la sociedad mexicana. Ojalá que la mayoría nos percatemos de ello y hagamos de la elección del 2018 el momento para el renacimiento de México.
gerdez777@gmail.com
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