Peña Nieto y Graco tuvieron que acarrear gente para “el grito”
Por: Jesús Castillo
Ahora ya no solamente los une la reforma energética y el rechazo a la CNTE; el presidente de la República de extracción priísta, Enrique Peña Nieto, y el gobernador de Morelos, Graco Ramírez Garrido Abreu, serán recordados porque ambos, en su primer grito de independencia, tuvieron que hacer uso de “acarreados” para que ocuparan las primeras filas del zócalo y no arriesgarse así a la reacción de los ciudadanos inconformes.
El temor de que los maestros recién desalojados del zócalo (pero más que nada sus amigos los anarquistas) intentaran boicotear la ceremonia o el desfile, hizo que la dirigencia nacional del PRI tomara providencias para la celebración del grito el pasado domingo.
Así, quince camiones con 67 personas cada uno, en promedio, llegaron al Centro Histórico del DF provenientes del Municipio de Nicolás Romero, por órdenes del PRI-Edomex.
Los acarreados aceptaron asistir a cambio de alimentos y lugar en primera fila para presenciar el primer Grito de Independencia del Presidente Peña Nieto. Originarios de Ecatepec, Cuautitlán Izcalli, Chicoloapan y Tultitlán, principalmente, fueron convocados desde el martes por los comités municipales y la oficina estatal priista.
Establecieron puntos de reunión para salir y se les dio de desayunar y comer, así como playeras con una estampa del logotipo de las Fiestas Patrias de la Presidencia de la República y pines. “Llegamos desde las tres de la tarde, el presidente municipal de Chicoloapan nos pagó los camiones, y aquí ya comimos y cenamos”, dijo una despistada mujer en un video transmitido en el portal “24 Horas”.
A las personas de Ecatepec se les solicitó que acudieran con playera roja.
Al llegar al Zócalo capitalino, personal del Estado Mayor Presidencial sólo permitía la entrada a la valla más cercana al Palacio Nacional a quienes portaran la estampa del logotipo y los pines priistas. Los impermeables rojos que portaban algunos de los acarreados en primera fila fueron visibles durante la ceremonia del Grito, cuando el Presidente Peña salió al balcón.
Y fueron ellos los que lograron acallar las voces que, desde más atrás, abucheaban al jefe del Ejecutivo.
El domingo por la mañana, ni regalando souvenirs y comida lograron que los capitalinos acudieran al desfile cívico militar con la participación de delegaciones de otros países.
Lo que ocurrió en Morelos fue muy parecido a lo del Distrito Federal con el presidente de la República. Lo irónico del caso es que haya tantas coincidencias cuando los mandatarios provienen de partidos supuestamente antagónicos.
Aquí en Morelos hubo dos principales causas de que este 15 de septiembre no se pareciera en nada a los anteriores. Una irremediablemente fue la lluvia, la otra fue la falta de seguridad.
Alrededor del mediodía se avizoró la posibilidad de suspender la ceremonia del grito como ya se estaba anunciando en otras entidades. El huracán “Ingrid” por un lado, y la tormenta tropical “Manuel” por el otro, hacían que no solamente estuviera lloviendo durante la ceremonia, sino que incluso en algunas regiones del estado ocurrieran inundaciones, desborde de ríos y deslaves.
Pero al gobernador no le importó. Nadie podía echar a perder su primer ceremonia del grito de Independencia. “Traigan impermeables amarillos para todos, saquen las sombrillas que nos quedaron en la campaña y tráiganse gente de las colonias”, ordenó con su peculiar estilo monárquico.
Fue así como en las colonias más pobres llegaron microbuses enviados por el secretario de Movilidad y Transporte, David Gómez Basilio, y pusieron cartulinas con la leyenda “Al grito gratis ida y vuelta”.
Llegando les dieron unos plásticos con mangas color amarillo y una torta fría. Los camiones esperaron durante horas sobre el boulevard Benito Juárez para regresarlos.
No se vieron, como en otros años, los niños montados sobre los hombres de sus papás, como tampoco las madres de familia, personas de la tercera edad. Hubo únicamente adultos ataviados con sus impermeables amarillos y su sombrilla con la publicidad usada en la última campaña electoral.
¿Y la seguridad? Exagerada totalmente. Hubo varios cercos de seguridad que hacían imposible cualquier intento de boicot a la ceremonia. Atrás del Palacio de Gobierno la pasarela de Suburbans y escoltas llamó la atención del escaso público que se resguardaba de la lluvia bajo los arcos de los edificios.
Los conductores del Instituto Morelense de Radio y Televisión sufrían para alargar su crónica de una ceremonia en la que no pasaba nada. Por fin llegó la hora del tañer de las campanas y la arenga oficial. Luego los juegos pirotécnicos y el balcón se cerró para continuar en privado la noche mexicana con los secretarios de gabinete. Jorge Morales Barud, recién llegado de Japón y sin pareja oficial, al igual que la presidenta del Tribunal Superior de Justicia, Nadia Lara Chávez, y el diputado Juan Ángel Flores, en representación del Ayuntamiento y los poderes Judicial y Legislativo, respectivamente.
Allá afuera la gente comenzó a retirarse, ni la copia de la Sonora Dinamita que contrataron logró que los acarreados permanecieran más tiempo bajo la lluvia.
La alegría que se advertía en el salón contrastaba con los mensajes que se recibían de lo que estaba ocurriendo en diversos municipios de la zona sur.
Fiel a su costumbre, Graco Ramírez comunicaba todo vía “Twitter”: “Mal tiempo impide seguir utilizando helicóptero rescate. Pido a autoridades de Jojutla,Pte de Ixtla y Amacuzac mover población albergues”, ordenaba.
Y al otro día, muy temprano, anunciaba:
“Buen día. Aun con menos lluvia. Voy izar bandera y comenzamos desfile conmemorativo. Mas tarde visitamos albergues y la zona afectada”.
Y sí lo hizo. Acompañado de los presidentes municipales visitó varias comunidades afectadas donde recibió peticiones de ayuda.
Pero hay quienes piensan que debió haberse suspendido la ceremonia del grito como ocurrió en algunos estados, o que el mandatario debió emular a Enrique Peña Nieto y ausentarse de inmediato después de la ceremonia oficial.
Hasta muy tarde la gente seguía quejándose en las redes sociales de que la ayuda llegó a destiempo, y que los presidentes municipales poco hicieron porque carecen prácticamente de cualquier equipo para enfrentar contingencias de este tipo.
Y la pregunta que se hacían los funcionarios: ¿Y dónde está la directora de Protección Civil Estatal Georgina Martínez?
Esta funcionaria ha sido de las más criticadas porque se dice que Graco Ramírez la puso en ese puesto en pago por el apoyo económico que le brindó Leonel Godoy cuando era gobernador de Michoacán. La señora no sabe ni siquiera los nombres de los municipios morelenses, y con tan mala suerte que las dos veces que se la ha necesitado de urgencia (la primera por una posible erupción del volcán Popocatépetl y ahora por las intensas lluvias) la recomendada de Godoy está en su casa, en el Distrito Federal, y cuando llega ya todo ha pasado.
Periodista con 25 años de trayectoria; Premio Estatal de periodismo 2010 y 2012. Premio Nacional de Periodismo 2013.
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