POR MÉXICO. EL CASO DEL MAGISTERIO DISIDENTE

Gerardo Fernández Casanova

La lucha del magisterio disidente es, no me cabe duda, una lucha por el México independiente. Más allá de las reivindicaciones de carácter laboral, muy justificadas por cierto, la pugna es por un proyecto de país soberano, capaz de ofrecer una alternativa de bienestar con dignidad al modelo neoliberal depredador. La globalización impuesta por el gran capital internacional lleva implícita la desaparición de los estados o, por lo menos, su debilitamiento, de manera de eliminar el obstáculo a sus designios de control de la sociedad y la economía para beneficio de sus propios intereses. La educación pública es, en este afán, un instrumento de particular importancia en términos de modificar su sentido liberalizador por uno de dominación. Se pretende que la clase dirigente se eduque en instituciones de elite, privadas desde luego, mientras que la educación pública se limite a la instrucción del ejército de proletarios dispuestos a servir al patrón, sin capacidad para interpretar la realidad y, mucho menos, para transformarla. De prosperar tal diseño el destino del país no será otro que el de regresar a la condición de colonia dependiente, proveedora de recursos naturales y mano de obra barata a las metrópolis desarrolladas.

 

Ayuda a la comprensión de este proyecto el asomarse al mundo; observar que no se trata de un tema exclusivamente local sino de todo un embate mundial. En Europa, particularmente en España y Francia, la juventud estudiosa y el magisterio están en las calles protestando por los recortes presupuestales para la educación y por la aplicación de medidas tendientes al mismo objetivo. Lo mismo sucede en Chile y ahora en Argentina. En todos los casos se manifiesta la intervención de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que funge como ariete de la imposición de la globalización neoliberal.

 

Para el caso mexicano el proceso se instrumentó con un aparatoso despliegue de manipulación mediática destinado a desprestigiar al magisterio, capitalizando el repudio generalizado a la figura de Elba Ester Gordillo, la poderosa dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Educación (SNTE) y eficaz operadora política del PRI y, en su momento, del PAN. Su encarcelamiento en los inicios del gobierno de Peña Nieto mereció la aprobación de casi toda la sociedad, particularmente de la disidencia magisterial agrupada en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).  Con este señuelo, que mantuvo intacta la estructura corrupta del SNTE, y a través del pacto, Peña Nieto promovió su mal llamada “reforma educativa” que, sin tocar las enormes deficiencias del método de la educación pública, se enfocó exclusivamente al control del magisterio, solapado en una falsamente pretendida evaluación. Con todo el aparato mediático en su apoyo se impuso una reforma constitucional limitada al orden laboral, por la que se deja en absoluta indefensión a los docentes. En términos de convertirlos en dóciles ejecutores del modelo educacional del neoliberalismo. La iniciativa privada o, mejor dicho, sus magnates, se regocijaron por el éxito de sus postulados y, envalentonados, reclaman por cualquier amenaza de desvío.

La CNTE, que desde muchos años atrás ha luchado contra la corrupción del SNTE y sus dirigentes, y que ha mantenido la propuesta de un modelo educacional cuyos contenidos y métodos contribuyan a la generación de una juventud y una sociedad capaces de transformar la realidad de injusticia y dependencia imperantes, refuerza su movimiento y tajantemente rechaza la reforma de Peña Nieto. En correspondencia el régimen recrudece su talante represivo y, con su muy conspicuo secretario, instrumenta una educación que cambia el libro por el tolete, mientras que la sociedad sigue en el embeleso dictado por los conductores de la televisión. El slogan es que quienes se oponen sólo buscan mantener sus privilegios afectados por la dizque reforma, y mucha gente lo compra sin chistar. “Imagínese usted -dicen- que lo que pretenden es que las plazas de maestro puedan heredarse a los hijos” y, con ello, desvirtúan una lucha que es por una verdadera mejora de la educación nacional.

 

En la urgencia por encontrar patriotas, la lucha de la CNTE es un hallazgo digno de concitar el apoyo de los mexicanos de a de veras.

 

 gerdez999@gmail.com

 

 

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