J. Rigoberto Lorence
Durante este mes de septiembre se han producido diversos acontecimientos que, al menos en apariencia, nos generan el concepto de que el gobierno obradorista ha decidido reconocer abiertamente a la izquierda revolucionaria mexicana como parte del proceso de transformación política del país.
Primero fue Pedro Salmerón, historiador de la Revolución Mexicana, quien se refirió a los militantes de la Liga 23 de Septiembre como “valientes” que, por un error de planeación, causaron la muerte de Eugenio Garza Sada –-patrono del Grupo Monterrey—durante el intento de secuestro del personaje en septiembre de 1974.
La polémica fue incendiaria, y su primera víctima fue el propio Salmerón, quien se vio obligado a renunciar ante el alud de ataques de la ultraderecha. Se ha llegado al extremo de que el Congreso de Nuevo León, de filiación panista, declaró “personas non gratas” tanto al historiador como al diputado Gerardo Fernández Noroña.
En este clima de confrontación, AMLO intervino para reconocer los méritos intelectuales de Pedro Salmerón, aunque admitió tácitamente que había sido imprudente en sus declaraciones. Pero el asunto se ha seguido ventilando en diversos foros.
Más adelante, el domingo 22 de septiembre, la Fundación Carlos Montemayor otorgó el premio que lleva el nombre del fallecido historiador y novelista, a sobrevivientes del asalto al Cuartel Madera del 23 de septiembre de 1965, Florencio Lugo Hernández y Francisco Ornelas Gómez, lo mismo que a Alma Gómez Caballero, como reconocimiento a las mujeres del alba, de las que forma parte, en referencia a la novela histórica “Las Armas del Alba” del propio Montemayor.
Asimismo, el permio se otorgó a Francisco Madrigal, autor de “Francisco Cenobio”, canción de protesta interpretada por los cantantes más notables del género en todos los países de América Latina.
La nota más importante es que el premio fue entregado a los homenajeados en el Salón López Mateos del complejo cultural de Los Pinos, la antigua residencia presidencial, desde donde salían las órdenes de muerte contra los movimientos guerrilleros de aquella época, y que hoy sirvieron simbólicamente de escenario para homenajear a los combatientes rebeldes.
Al día siguiente, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, dio una disculpa pública del gobierno federal por las atrocidades que se cometieron desde el 19 de agosto de 1977 en adelante, contra Martha Alicia Camacho Loaiza, entonces militante de la Liga Comunista 23 de septiembre.
Asimismo, se reconoció oficialmente que el gobierno federal torturó tanto a Camacho Loaiza como a su esposo, José María Alapizco Lizárraga, quien además de torturado, fue mutilado y muerto en las instalaciones de la guarnición militar de Culiacán, Sinaloa. Su cuerpo nunca apareció, y desde entonces se le considera desaparecido por las fuerzas militares del Estado Mexicano.
Como parte de la barbarie, a Martha Alicia se le obligó a parir en condiciones insalubres e inhumanas, dentro de las instalaciones militares, a su hijo, Miguel Alfonso Millán Camacho, quien recibió desde recién nacido un trato de la propia secretaria Sánchez Cordero calificó de “lacerante”.
Y el proceso de reivindicación de las luchas populares ha continuado. Con el nombramiento de comisiones adecuadas y nuevos enfoques para realizar las investigaciones, el gobierno de AMLO ha puesto de relevancia que es importante conocer la verdad de lo sucedido a “Los 43” estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, durante los días 26 y 27 de septiembre de 2014.
Se reúnen así, en un solo mes, el reconocimiento oficial de los movimientos de la izquierda revolucionaria de los años 60 y 70, con las nuevas generaciones de luchadores sociales que han entregado de manera generosa su esfuerzo y su sangre para superar el atraso, la represión y los intentos de desvirtuar el contenido real de las luchas populares de diversas épocas.
Lo importante es que el gobierno de AMLO está realizando un esfuerzo político especial para dejar bien claro que reconoce a los movimientos revolucionarios de los 70s como parte del esfuerzo popular que –continuado a través de la historia—culminó con el triunfo electoral del 1 de julio del 2018.
Estudió en la Facultad de Derecho y Ciencias y Técnicas de la Comunicación en la UNAM. Militante de las organizaciones democráticas y revolucionarias de México desde hace unos 40 años. Ha impartido cursos de reportaje, redacción y otras áreas dentro del periodismo.
Dejar una contestacion