Por Jesús Castillo García
El espigado joven semicalvo salió de entre la muchedumbre que esperaba en la entrada de la sede anexa del Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana (IMPEPAC) y ordenó a los hombres de casquete corto y audífono en la oreja que lo aguardaban: “¡Vámonos!”.
Así, escoltado por policías del Mando Único vestidos de civil, el recién designado presidente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Rodrigo Gayosso Cepeda, abandonaba el lugar donde se estaban registrando los candidatos del naciente Partido Encuentro Social (PES).
Repuesto de la sorpresa, lo seguí en su camino hacia la camioneta de lujo que lo esperaba sobre la banqueta de la calle Galeana. “¡Rodrigo, dame una entrevista!”, le grité.
El voltear y saber quién lo seguía grabadora en mano sólo sirvió para que acelerara el paso, en una especie de graciosa huida. Llegó a la camioneta, subió los vidrios y puso los seguros, como si se tratara de un peligro inminente.
Ante su evidente negativa a platicar conmigo sólo me quedaba un recurso: documentar gráficamente el momento. Tomé mi cámara que traía colgada al cuello y enfoqué hacia la ventanilla cerrada, donde el ocupante sólo atinó a hacer la “v” de la victoria y sonreír en forma burlona, antes de que el vehículo arrancara a toda velocidad.
¿Qué hacía el presidente del partido en el gobierno en las instalaciones del IMPEPAC si el PRD ya había terminado de registrar a sus candidatos?
La respuesta la encontré esa misma noche, 15 de marzo del 2015, en las instalaciones del Instituto encargado de realizar las elecciones locales. Miembros del PES me confirmaron que la misión de Rodrigo Gayosso fue asegurarse de que no se incluyera en las fórmulas para alcaldías y diputaciones, a gente que no fuera afín al proyecto de su padrastro, el gobernador Graco Ramírez Garrido.
Graco Ramírez Garrido Abreu sabía que el sentido de las votaciones que habrán de efectuarse el próximo domingo 7 de junio sería muy parecido a una consulta sobre lo que piensa la ciudadanía de su gobierno. Así lo hizo saber a los periodistas previamente seleccionados que lo entrevistaron en octubre del año pasado en un programa especial denominado “Morelos Pregunta”.
Por ello, estaba dispuesto a poner todos los recursos financieros y humanos para ganar la presidencia municipal de Cuernavaca (a través de su candidato Jorge Messeguer Guillén), las 33 diputaciones uninominales y también colocar en las curules plurinominales de los diferentes partidos a personajes que en determinado momento pueda otorgarle un voto a su favor.
Para ese proyecto, el gobernador Graco Ramírez designó como responsable a Rodrigo, el mayor de los dos hijos que tuvo Elena Cepeda con el empresario Guillermo Gayosso antes de contraer matrimonio con él.
El joven Rodrigo, quien se inició en los negocios con una Unión de Crédito Automotriz hasta que la Comisión Nacional Bancaria le canceló el permiso por irregularidades; y que comenzó su carrera en la administración pública ocupando el cargo de secretario del Ayuntamiento de Cuernavaca (lo que derivó en una denuncia penal en la PGR); es quien llevó a cabo todas las negociaciones relacionadas con el proceso electoral.
Lo anterior, sin dejar el encargo que le encomendó su padrastro desde el inicio del sexenio: ser el intermediario entre las empresas proveedoras de productos y servicios que contrata el gobierno y la familia Ramírez Cepeda y Gayosso Cepeda, para que nadie se vaya sin dejar su respectiva aportación.
Parte de ese dinero sirvió para la compra de los votos el 7 de junio, operación que se inició con la contratación de operadores a quienes pagaban 10 mil pesos mensuales, además de diversas cantidades que les daban para repartir entre ayudantes municipales y líderes de colonias.
Adicionalmente, el PRD-Gobierno esperaba obtener miles de votos de entre los jóvenes (o sus padres) que están siendo beneficiados con el programa Beca Salario, con el de Jefas de Familia, y con los más de cuatro mil transportistas que fueron beneficiados con una concesión para taxi.
Pero la ciudadanía le tenía reservada una sorpresa: en Cuernavaca su partido quedó en el cuarto lugar de las preferencias electorales.
Sin embargo, ni esa bofetada electoral ha servido para que Graco y su hijastro reconozcan que su partido va en picada. Es increíble que no los una ningún vínculo sanguíneo, pero sean tan parecidos en lo soberbios.
Periodista con 25 años de trayectoria; Premio Estatal de periodismo 2010 y 2012. Premio Nacional de Periodismo 2013.
Los 3 socios eran Guillermo, Elena y Rodrigo. Aún siguen haciendo negocio como contratistas de obra en sociedad con un judío igual de tranza que Guillermo..