Gerardo Fernández Casanova
Tal parece que el 6 de junio pasó de noche; que no ocurrió nada. La oposición reaccionaria continúa en campaña como si no hubieran ocurrido unas elecciones en el país en las que mayoritariamente el pueblo refrendó su apoyo a la transformación profunda de la vida pública. Sólo se dieron un breve respiro para afirmar que habían ganado las dichas elecciones; fue muy breve el lapso en que la realidad los puso en su lugar. Entonces retomaron sus cantaletas de ataque al Presidente López Obrador, ora porque el narco se portó bien y no afectó la tranquilidad del proceso electoral, ora porque no hay medicamentos para los niños con cáncer, o por tantas otros tantos infundios que, de manera orquestada o sincronizada, enderezan contra el gobierno de la república.
Ahora, incluso, acuden al Presidente de los Estados Unidos para que venga a meter en cintura al falso mesías comunista: el inefable Andrés López. Parece que se regodean por seguir al pie de la letra el recetario de la guerra híbrida suponiendo que es un documento ultra secreto y de su exclusiva propiedad. La verdad es que los papeles secretos de la CIA y demás organismos interventores pro golpistas sólo falta que se expendan en el kiosko de la esquina. En verdad son ridículos y no se percatan de que sus despropósitos se les revierten: la gente ya sabe quiénes y por qué atacan al Presidente y a la 4T, y responde en consecuencia contra ellos. Queda de manifiesto la inutilidad de los desplegados de los pseudo intelectuales; las toneladas de papel gastados en artículos y notas periodísticas denostadoras del nuevo régimen; las innúmeras patrañas inventadas para tratar de desprestigiar. Todo se les revierte.
Acepto que hay sectores de la población que comulgan con sus ruedas de molino; cierta clase media urbana que no se identifica como empobrecida, que olvida, por ejemplo, los frecuentes gasolinazos del pasado o la ausencia de un servicio público de salud aceptable; muchos de ellos hicieron de tripas corazón y fueron a curarse del covid en hospitales del gobierno (¡Que bochorno!) y muchos otros ejemplos.
Con toda sinceridad lo escribo: es inconcebible la magnitud de la mezquindad y la vileza que se muestra en la campaña contra el Presidente López Obrador. Puedo entender que actúen en defensa de sus intereses, están en su derecho, pero de ahí a envilecer la comunicación y el debate público hay un largo trecho de diferencia. Si habláramos del PRI y el PAN, a lo mejor pudiera entenderlo como parte del lenguaje de un vetusto método de hacer política. Pero que periodistas de opinión, supuestamente pensantes, se disminuyan al nivel de la diatriba de lavadero de vecindad o de bravucones de barrio, me parece inaudito y merecedor del más ácido repudio. Los ínclitos defensores de la democracia apelando a los métodos más antidemocráticos imaginables, resulta doloroso y abominable; no por un purismo estéril sino por el reclamo de todo un pueblo que se desgarra en medio de la estúpida batalla por imponerse a como dé lugar, sin escrúpulos ni mesura de ninguna especie. Simplemente por estar en contra.
Más eficaz sería una oposición basada en planteamientos debidamente razonados y sustentados, con respaldo en el trabajo intelectual honesto. Creo que muchos agradeceríamos la enseñanza y, tal vez, validaríamos algunas posturas, tanto el pueblo llano como su gobierno. Del lado de la inteligencia nadie está casado con su verdad, siempre tiene cabida la duda y la búsqueda de lo mejor. Esto adquiere importancia superlativa cuando del destino de la Patria hablamos.
El enorme privilegio de vivir de lo que piensas y escribes no puede caer en su prostitución. Una cosa es pensar y escribir en consecuencia, y muy otra cosa es dejar de pensar y escribir con el hígado y conforme a la difamación y el engaño; vivir de eso ha de ser sumamente incómodo y vergonzoso. El placer del conocimiento confiere la sabiduría de la humildad y la honestidad; transmitirlo a los demás es derecho y obligación vocacional. Por ejemplo, en la consulta del 1 de agosto pueden razonar y promover el voto por el NO, pero resulta criminal rechazar el instrumento de la participación ciudadana.
gerdez777@gmail.com
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