YO ACUSO
Armando Vargas Mora
Los detractores del presidente electo Andrés Manuel López Obrador están al orden del día, desde connotados columnistas hasta políticos de café. Unos tal vez motivados por su mezquindad y su añeja simpatía con el actual régimen, otros por su necedad de no reconocer que las medidas de austeridad anunciadas por el próximo presidente de México serán efectivas, amén de que el combate a la corrupción es la factura más añorada por todos los mexicanos.
Cuando el tabasqueño hizo el anuncio de que en adelante, a partir del próximo primero de Diciembre, habrán 32 coordinadores estatales que habrán de vigilar que los programas de desarrollo del gobierno federal se apliquen correctamente, como es lógico de suponer a muchos no les gustó, principalmente a los gobernadores deshonestos que son la inmensa mayoría. Sobre lo anterior hay mucho que señalar, primero, que el propio López Obrador ha dicho que durante su gobierno todo, todo dentro de la ley y, segundo, que todos los inconformes que son muchos, no nada más los que están acostumbrados a sus pillerías, se adelantan a los acontecimientos en virtud de que para el efecto necesariamente habrán modificaciones a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Para nadie es un secreto la forma tan cínica y descarada como tradicionalmente está conformada esta pirámide fraudulenta, de cómo se “administran” los recursos, con el beneplácito del centro y de los propios gobernadores que, actúan en complicidad para el manejo discrecional de los recursos del pueblo. En cada estado se nombran desde el centro 25 o más delegados, cada delegado con unos sueldos evidentemente elevados, cada uno con sus “asesores”, oficinas ostentosas, choferes y una nómina inflada fuera de todo contexto. Los gobernadores se sentían como pez en el agua, el desvío de recursos federales es una práctica común de los gobiernos estatales, los presidentes municipales tampoco son ajenos en esto que para ellos es un deporte. Ayer sábado AMLO se reunió con los 32 coordinadores y dijo que hay estados hasta con 50 delegados. Así, imagínese Ud. estimado lector el tamaño del dispendio y de corrupción existente, por eso las resistencias de los que en adelante presuntamente habrán de manejar los recursos de manera transparente.
Pero aún va más profunda la reforma de López Obrador, en un principio había dicho que además nombraría 300 coordinadores distritales (que son los electorales), después se anunció que probablemente sean una treintena menos, el caso es que, López Obrador quiere estar bien enterado de la forma como se bajan los recursos públicos a los pequeños comerciantes, al campo y todos los proyectos productivos que durante el priismo se manejó en forma amañada y discrecional. Esto quiere decir que los diputados federales también se verán “afectados” por sus descarados moches, una práctica que todo mundo veía como normal, una complicidad interminable entre bandidos, vulgares rufianes y pandilleros, a quienes les han puesto el epíteto de diputados.
Con esto y mucho más es con lo que pretende terminar Andrés Manuel López Obrador. ¿Quiénes no están de acuerdo con estas medidas?, solo lo necios y los que estaban convencidos de que la corrupción es o era cuestión cultural.
Uno de los que se ha manifestado reiteradamente en desacuerdo es el gobernador de Michoacán Silvano Aureoles Conejo, él ha dicho lo que explicábamos líneas arriba, que para el cumplimiento de los 32 coordinadores estatales, no existe ninguna figura jurídica y por lo tanto no es factible. Es cierto que se ha invocado una posible ilegalidad con el marco jurídico actual, pero hay que recordar que es eso lo que pretende López Obrador, que se dé el marco constitucional para que no exista ningún problema. Sin embargo, creemos que el menos indicado para inconformarse es precisamente Silvano Aureoles Conejo, porque los michoacanos tenemos memoria y recordamos que, durante su campaña política y desde la llegada a Michoacán de Alfredo Castillo Cervantes que fue una especie de súper gobernador, con atribuciones plenipotenciarias, se pronunció porque “una vez que tome el poder, por ningún motivo aceptaré imposiciones desde el centro”, sin embargo, cuando llegó a la gubernatura aquel primero de Octubre de 2015, jamás chistó ni se opuso al status quo, es decir, llegó para según él cambiar las cosas, solo para que todo siguiera igual o peor. En primerísimo lugar, ya lo hemos dicho en diversas ocasiones, tenemos un procurador de justicia que para muchos es el que toma las decisiones en Michoacán, José Martín Godoy Castro es un procurador muy poderoso desde hace cinco gobernadores, lleva al hilo a Fausto Vallejo Figueroa, Jesús Reyna García que fue encarcelado por el súper gobernador Alfredo Castillo, Salvador Jara Guerrero y el propio Silvano Aureoles Conejo.
Por eso y muchas cosas más el gobernador michoacano no puede ni debe oponerse a los deseos del próximo presidente de México. Porque en las más recientes evaluaciones Silvano Aureoles Conejo ha sido catalogado como el peor gobernador de México, y no es para menos, para muestra basta ese botón que significa San Juan Nuevo, un municipio que es una verdadera olla de presión en estos momentos. Un Michoacán marcado por la evidente ingobernabilidad, por la inexistente aplicación de la ley y lo que algún día conocimos como el estado de derecho. Cíclico es, desde antes de la llegada de Aureoles Conejo inclusive, pero acentuado durante su “gestión”, los bloqueos de carreteras impidiendo el libre tránsito, la quema de carros con la misma intención, principalmente unidades con actividades empresariales que, ante la evidente indefensión han amenazado con retirarse de esta región.
Gobierno que no tiene la capacidad de brindar protección a los ciudadanos y sus patrimonios, simple y sencillamente no es gobierno, no podemos llamarle autoridad.
Por último diremos que tienen razón aquellos que vienen señalando que, todas esas medidas anunciadas por AMLO también tienen un tinte político. ¡Desde luego! ¿Quién no lo haría?
Desde luego que no se duerme en sus laureles, todo lo contrario, está pensando en las elecciones de 2021 y arrasar nuevamente pero aumentado.
Hay quien señala que una tercera parte de los programas de asistencia social fueron clonados, y como éstos insaciables lo que mejor hicieron fue lucrar con la pobreza, fue precisamente en SEDESOL donde se llenaron, con Rosario Robles Berlanga como el principal emblema corruptivo, con millones de credenciales para votar, cuyas personas jamás vieron ningún beneficio. Por eso es que López Obrador ha ordenado que a partir del próximo (¿sexenio?) primero de Diciembre llegarán hasta la puerta de su casa para preguntar por las personas que presumiblemente vienen recibiendo beneficios, como 65 y más por ejemplo. Matarán dos pájaros de una pedrada, por un lado poco a poco irán destapando la cloaca y, por otro la cuestión política que señalamos.
López Obrador supo aprovechar desde un principio esa corrupción desmedida de Peña Nieto y su pandilla, el enojo evidente de más del 80% de los mexicanos hasta decir ¡BASTA!, exhibido el pasado primero de Julio, una fecha memorable para nuestra incipiente democracia. Peña Nieto sin ser demócrata, fue el factor fundamental de esta que para muchos fue una fiesta democrática, así de simple, así de sencillo.
Contador y analista político
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