
Por Jorge Ikeda
A López Obrador no hay que tenerle miedo, sino terror. El libro On Tyranny: Twenty Lessons From the Twentieth Century de Tymothy Snyder fue escrito como si se tuviera la amenaza de un tirano, como Donald Trump, en frente. En lo personal, leía la obra y me traía a la mente pasajes de López Obrador. Por ejemplo, la lección 2 se titula “Defender las instituciones”; porque las instituciones no se van a defender solas. El error consiste en asumir que los gobernantes que llegan al poder a través de las instituciones no las pueden cambiar o destruir. Para Tymothy Snyder, los revolucionarios intentan destruir todas las instituciones a la vez. Mark Lilla ha dicho que los reaccionarios, como López Obrador, son tan violentos como los revolucionarios. El 1 de septiembre de 2006, después de haber perdido la elección contra Felipe Calderón, López Obrador dijo: “¡Que se vayan al diablo con sus instituciones!” En su defensa, varios de sus pregoneros argumentaron que López Obrador no se refería a las instituciones en general, sino a sus corruptas instituciones en lo singular.
En la lección 4 el autor recomienda asumir la responsabilidad de la faz del mundo. En la política diaria, las palabras y los gestos, o la ausencia de éstos, cuentan y cuentan mucho. En la propaganda de la Unión Soviética, Joseph Stalin dibujaba a los campesinos prósperos como cerdos, por una parte los deshumanizaba y por la otra, sugería su matanza. A un cerdo le puedes quitar sus tierras. El 27 de julio de 2004, cuando López Obrador era jefe de gobierno del Distrito Federal, millones de ciudadanos salieron a las calles a protestar por la inseguridad y a manifestarse en favor de la paz. López Obrador dijo que se trataba de una marcha de “pirruris”. “Ahí andan con su campañita, en favor de la paz y sus moñitos blancos, ¿de qué paz hablan?”, espetó López Obrador. Recientemente, López Obrador calificó de “pirruris” y “blancos” a sus contrincantes en la elección presidencial. El discurso clasista y racista de López Obrador busca distinguir entre ellos, los morenos, y los blancos y “pirruris”. Su discurso busca la exclusión y la eliminación de las diferencias, cuando lo que la democracia propone es la pluralidad y la promoción de las divergencias.
Otro ejemplo se encuentra en la lección 9; “se amable con tu lenguaje”, en él se recomienda evitar pronunciar las frases que todo mundo dice; “estaríamos mejor con López Obrador” o “voto por voto, casilla por casilla”. Según Tymothy Snyder, los políticos alimentan con clichés la televisión y, debido a ello, aún los que no están de acuerdo los repiten sin cesar. Hace medio siglo, las novelas prevenían sobre el empobrecimiento del lenguaje y las dificultades que este empobrecimiento ocasiona al pensamiento. Se piensa con palabras y con conceptos; si se reducen éstos, se reduce la capacidad de raciocinio. Si se repiten las frases que aparecen en los medios de comunicación, se acepta la inexistencia de un mayor marco de referencia. Para contar con ese marco de referencia se requieren conceptos; para obtener conceptos, se requiere de la lectura.
En la lección 11, el autor de On Tyranny: Twenty Lessons From the Twentieth Centuryrecomienda investigar. La capacidad de discernir hechos hace al individuo y la confianza colectiva en el sentido común hace a la sociedad. El individuo que investiga es un ciudadano que construye. La propuesta de López Obrador para combatir la corrupción es de una simplicidad abrumadora; basta con que el Presidente de la República deje de robar para que toda la administración pública siga su ejemplar conducta. Orandum est ut sit mens sana in corpore sano era una cita latina de Juvenal que significa: “se debería orar para tener una mente sana en un cuerpo sano” ¿No es posible una mente enferma en un cuerpo sano? o, al revés; ¿una mente sana en un cuerpo enfermo? Si no se quiere pecar de ingenuidad, en lugar de proponer una conducta ejemplar para solucionar el mayor de los males que aflige al país, se debería castigar la corrupción y combatir la impunidad. Y no otorgar amnistías a placer, que es lo contrario para acabar con la impunidad (a pesar de que en México el Presidente de la República no tiene la facultad de conceder la amnistía, es decir, de otorgar el perdón, sino el indulto).

Jorge Ikeda es licenciado en relaciones internacionales por el ITAM, licenciado en derecho por la UNAM, ingeniero en desarrollo de software por la UNAD, maestro en ciencias políticas y sociales por el CIDHEM y doctor en derecho también por el CIDHEM. Es profesor de asignatura en la Universidad La Salle Cuernavaca, A.C.
Aunque no nos guste, necesitamos en el poder a la aristocracia,o sea los mejores,los mejores son gente preparada,voy con todo con Meade no se equivoquen pueblo,como lo hizo Estados Unidos,con Los. Obrador habrá retroceso,todas sus promesas de campaña son una gran mentira,no es un mago para hacer el cambio con una varita mágica.Documentensen por favor.