TRUMP AMENAZA CON CERRAR LA FRONTERA

 

 

Rigoberto  Lorence

La construcción del muro fronterizo entre USA y México es el tema preferido de Donald Trump. Tanto en términos de campaña electoral como de objetivos y metas de su gobierno, la hueca y xenófoba cabeza del presidente solo piensa en detener a los migrantes, impedirles que lleguen a su homeland y detenerlos muy lejos de sus fronteras.

 

Pero el asunto más grave es que hoy el empresario de casinos se plantea obligar a México a detener por la fuerza los flujos migratorios, como si el asunto fuera solo responsabilidad de nuestros países y como si fuera posible detener la marcha de la historia a base de represión.

 

Por razones bien simplonas, Trump  no solo ha retirado la ayuda que daba a los gobiernos del Triángulo del Norte –Guatemala, Honduras y El Salvador—sino que amenaza con cerrar la frontera México-norteamericana, con todas las consecuencias económicas y políticas que de esa medida se derivan.

 

En el fondo, Trump quiere que su guerra fronteriza –para librar la cual ha declarado el estado de emergencia—se desplace miles de kilómetros hacia el sur, y se realice en la frontera mexicana del Suchiate. Incluso sus propagandistas hablan de los tres estados del Triángulo del Norte como “países mexicanos”, según conductores de Fox News.

 

Estamos hablando de un asunto muy grave. En la frontera mexicana con USA viven, trabajan y estudian varios millones de ciudadanos que tienen la doble nacionalidad. Muchos miles viven en las ciudades fronterizas mexicanas y van diario a trabajar y/o estudiar del lado norteamericano. Asimismo, miles de compatriotas viajan a diario de compras a las tiendas de las ciudades gemelas, el tiempo que muchos ciudadanos de allá vienen a realizar diversas compras de este lado, o a visitar a sus parientes.

 

Estamos hablando de una frontera que tiene el tráfico comercial más intenso del mundo. Sus aduanas revisan día con día centenares de millones de dólares en productos de importación, vitales para el consumo de la población, o bien como insumos para las industrias establecidas a uno y otro lado de la línea divisoria.

 

Por esa frontera se realizan a diario más de 1 millón de cruces legales de personas, así como de 300 mil vehículos, de los cuales unos 70 mil son camiones de carga. Incluye 4 estados fronterizos de USA y 6 de México, y para nuestro país este intercambio es esencial, ya que representa el 21% de la actividad económica nacional.

 

La última vez que USA ordenó el cierre de su frontera sur fue en 1985, durante el gobierno de Miguel de la Madrid, cuando se produjo el secuestro y muerte de Enrique “Kike” Camarena, agente de la DEA que murió a manos de traficantes de drogas mexicanos. El gobierno de USA alegó que su contraparte mexicana estaba retrasando los trámites para la extradición del médico Humberto Alvarez Machaín, quien vigiló la tortura de Camarena. En esa ocasión, las pérdidas fueron colosales para el comercio y para la población de ambos países.

 

El tráfico transfronterizo se vio también seriamente afectado a raíz de los atentados del 11 de septiembre. Pero ahora, Donald Trump presiona a nuestro país tratando de forzar la mano del gobierno mexicano para que contenga a cualquier costo –incluyendo la represión—el tránsito de indocumentados. O sea, quiere obligar a México a resolver un problema que se deriva esencialmente del atraso de las economías centroamericanas, en buena medida fomentado por los gobiernos que USA ha impuesto en esos países.

 

LAS CORRIENTES MIGRATORIAS

Hace ya varios decenios se viene produciendo un intenso fenómeno migratorio de los países del sur atrasado hacia las prósperas economías del norte en varios continentes, principalmente hacia Europa y USA, países tradicionalmente explotadores de los recursos naturales en los países al sur de sus fronteras.

 

Así como los turcos han emigrado tradicionalmente hacia Alemania, y habitantes del norte de Africa hacia Italia, USA ha recibido fuertes flujos migratorios de la región latinoamericana, tradicionalmente sujeta a su explotación y dominio. Los mexicanos son de hecho un pueblo binacional, que han formado una nueva cultura con sus connacionales de USA.

 

Pero el nuevo fenómeno migratorio se ha convertido en un movimiento de masas, principalmente desde Centroamérica, e involucra niños, jóvenes, ancianos y mujeres embarazadas. Los países que más contingentes aportan son Honduras, Guatemala y El Salvador, países del llamado Triángulo del Norte, que además de su pobreza, sufren el acoso de la delincuencia organizada y gobiernos dictatoriales.

 

No es casualidad que Honduras sea el país que más contingentes aporta a este éxodo, ya que además de la miseria y el desempleo, debe soportar un gobierno emanado de un golpe de estado que derribó al presidente Manuel Zelaya, golpe apoyado y solapado por el gobierno de USA. La delincuencia actúa a su antojo. Los líderes sociales, como Berta Cáceres, han sido asesinados. Las últimas elecciones fueron arregladas para impedir el triunfo de la izquierda hondureña.

 

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha reiterado su disposición a darles visas de trabajo, como parte de su plan integral de desarrollo de este país, ya que una buena parte de los proyectos atañe a las regiones del sur y sureste del país.

 

Esta posición es congruente con sus ideas de tender “cortinas” de empleo que vayan resolviendo de manera paulatina el problema de la migración, que por lo demás afecta a gran parte de las comunidades rurales de México. Recientemente formuló su proyecto de que USA y México inviertan hasta 30 mil millones de dólares en proyectos de desarrollo de la región. Hace poco, vino Jared Kushner, el yerno preferido, a tratar con AMLO el tema de la inversión de 10 mil millones de dólares para crear empleos en esa región, y contribuir de ese modo a contener la inmensa ola de gente que sale en busca de mejores condiciones de vida.

 

En todo caso, la migración no se detiene con muros, ni medidas coercitivas, ni por el uso de la fuerza bruta. Se trata de un problema estructural, de una forma específica de convivencia dentro del ámbito global del imperio norteamericano.

 

El tránsito actual de dos caravanas –una de cubanos— a través del territorio nacional, es solo el aviso de que habrá mayores contingentes de migrantes en un futuro cercano, porque solo con justicia,  empleo y  respeto a los derechos humanos de la población, se podrá enfrentar el grave problema de la desigualdad social en los países hermanos de Centroamérica, que se ha convertido en causa de estos masivos éxodos.

 

Sobre Rigoberto Lorence 102 artículos
Estudió en la Facultad de Derecho y Ciencias y Técnicas de la Comunicación en la UNAM. Militante de las organizaciones democráticas y revolucionarias de México desde hace unos 40 años. Ha impartido cursos de reportaje, redacción y otras áreas dentro del periodismo.

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