Por Jorge Ikeda
Cuando estudiaba relaciones internacionales en el ITAM, Bill Richardson fue a dar una amena plática. En 1992, George H.W. Bush buscaba la reelección y el candidato demócrata, Bill Clinton, envió a Bill Richardson a hablar con el Presidente de México. Llegó el enviado con el todopoderoso Carlos Salinas de Gortari y sin mayor protocolo le dijo: “No seas pendejo, deja de apoyar a Bush”. Y es que era evidente que Clinton ganaría la presidencia de los Estados Unidos de América y el entonces Presidente de México apoyaba al amigo de México.
Me parece que la señora Hillary Clinton tendría que buscar los buenos oficios de Richardson para volver a hablar con el actual Presidente de México. Y es que la visita de Donald Trump a México sólo ayudó al candidato republicano. Con la visita, Trump buscaba verse “presidenciable” y demostrar que podía tratar con los líderes de otros países sin gritos ni aspavientos. Lo logró.
¿Qué consiguió Peña Nieto? El enojo de la candidata demócrata y más probable Presidente de los Estados Unidos de América, Hillary Clinton. Desde que se conoció la sorpresiva visita del candidato republicano, Hillary Clinton lanzó una campaña en redes sociales para recordarle a los mexicanos todo lo que ha dicho Trump sobre ellos; que traen drogas, que traen criminalidad y que son violadores (no de leyes, sino de mujeres).
El Presidente Enrique Peña Nieto también logró humillar a los mexicanos, pues hizo que Trump viniera a México a decir lo mismo que ha dicho en los Estados Unidos de América; que va a construir un muro y que México tendría que reconocer su derecho a ello.
Sobre la visita de Trump, Enrique Krauze recordó al Primer Ministro británico Neville Chamberlain, quien ante la invasión alemana a Checoslovaquia buscó a Hitler para resolver la crisis. El resultado fue que Chamberlain aceptó la anexión del territorio de Checoslovaquia supuestamente habitado por alemanes. Krauze concluyó: “a los tiranos no se les apacigua, a los tiranos se les confronta”.
La política exterior del Presidente Peña Nieto es de una candidez foxiana. Ante los primeros embates de Trump en contra de los mexicanos, el expresidente Vicente Fox trató de invitar a Donald Trump a México para que se convenciera de que los mexicanos somos muy trabajadores y honestos. Como si así de sencillas fueran las cosas. Fox terminó como el payaso de las cachetadas, disculpándose con Trump por su atrevimiento.
Como dijo Henry-Louis Mencken; “Para todo problema humano hay siempre una solución fácil, clara, plausible y equivocada”. Fue una equivocación haber invitado a Trump a México. Comparto la opinión de Miguel Carbonell, quien asegura que para eso está la diplomacia mexicana; para establecer contactos de segundo y tercer nivel con los equipos de ambos candidatos para buscar el acercamiento de las posiciones, sin comprometerse demasiado. Y no, con un encuentro de primer nivel y menos con quien quiere causarle un perjuicio a once millones de mexicanos expulsándolos de los Estados Unidos de América. Pobre México, tan lejos del sentido común y tan cerca de Trump.
Jorge Ikeda es licenciado en relaciones internacionales por el ITAM, licenciado en derecho por la UNAM, ingeniero en desarrollo de software por la UNAD, maestro en ciencias políticas y sociales por el CIDHEM y doctor en derecho también por el CIDHEM. Es profesor de asignatura en la Universidad La Salle Cuernavaca, A.C.
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