El Jabonero
Por: Gerardo Becerra Chávez Hita
¿Qué es un gobierno fallido? Tal vez aquí habrá quien me pueda rebatir el hecho de que me estoy refiriendo a un gobierno y no a un Estado, sin embargo dado el estado de cosas que vivimos aquellos que habitamos Morelos estoy seguro que se adherirán a lo que algunos notables establecen como Estado fallido. Morelos entra sin duda en ese parámetro.
Definición: El término Estado Fallido es empleado por periodistas y comentaristas políticos para describir un Estado soberano que, se considera, ha fallado en la garantía de servicios básicos. Con el fin de hacer más precisa la definición, el centro de estudio “Fund for Peace” ha propuesto los siguientes parámetros:
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Pérdida de control físico del territorio, o del monopolio en el uso legítimo de la fuerza
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Erosión de la autoridad legítima en la toma de decisiones.
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Incapacidad para suministrar servicios básicos.
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Incapacidad para interactuar con otros estados, como miembro pleno de la comunidad internacional.
Por lo general, un Estado fallido se caracteriza por un fracaso social, político, y económico, caracterizándose por tener un gobierno tan débil o ineficaz, que tiene poco control sobre vastas regiones de su territorio, no provee ni puede proveer servicios básicos, presenta altos niveles de corrupción y de criminalidad, refugiados y desplazados, así como una marcada degradación económica. Sin embargo, el grado de control gubernamental que se necesita, para que un Estado no se considere como fallido, presenta fuertes variaciones. Más notable aun, el concepto mismo de Estado fallido es controvertido, sobre todo cuando se emplea mediante un argumento de autoridad, y puede tener notables repercusiones geopolíticas.
En un sentido amplio, el término se usa para describir un Estado que se ha hecho ineficaz, sólo un control nominal sobre su territorio, en el sentido de tener grupos armados desafiando directamente la autoridad del Estado, no poder hacer cumplir sus leyes debido a las altas tasas de criminalidad, a la corrupción extrema, a un extenso mercado informal, a una burocracia impenetrable, a la ineficacia judicial, y a la interferencia militar en la política.
La debacle social y económica en que nos ha metido el gobierno de Graco Ramírez hace que los anteriores preceptos le queden cómo “Anillo al dedo”. Posiblemente habrá algunos que me pueda rebatir si el gobernador tiene todavía o no el control sobre algunas de las áreas geográficas del Estado de Morelos o si existen o no grupos armados en la región-que ya los hay- la realidad nos dice que a diario se suscitan eventos violentos, en donde desgraciadamente hay pérdidas de vidas humanas o en su caso dolor al ser plagiados miembros de familias. Lo peor, es que ahora en municipios fronterizos con la capital del Estado-Jiutepec-violan a mujeres estudiantes y plagian a jóvenes de universidades.
La autoridad legítima ganada por el gobernador del Estado en la elección del mes de julio del 2012 está siendo erosionada en virtud de que ahora es público y sabido que su esposa, Doña Elena Cepeda de León, maneja soterradamente cuando menos cinco áreas de gobierno muy importantes, a saber: Hacienda, Cultura, DIF, Salud, la Dirección de Adquisiciones y la Secretaría Técnica del Gobernador del Estado. Este cogobierno ha resultado en que aquellas políticas de Estado que debieran de redundar en beneficio para los morelenses no existan. Dicen que las diferencias conyugales han llegado ya a las reuniones de gabinete. ¡Yo soy de Elena! grita uno, y ¡Yo de Graco! espeta otro. Y mientras eso pudiera estar sucediendo, algunos esbirros del poder se sirven con la “Cuchara Grande” y compran un predio para la nueva sede del Poder Legislativo a $ 8,400.00 mt2. cuando su valor no es mayor de $2,700.00. ¿Quién participó en ello? la Secretaría de Hacienda.
Por si lo anterior fuera leve, la mentira ha sido una de las formas de desgaste de éste gobierno y por lógica su autoridad ha sido erosionada notablemente por ello:
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En campaña afirmó que era licenciado en derecho, la verdad es que se tituló siendo gobernador mediante un mecanismo de reconocimiento de experiencia que magnánimamente le otorgo la SEP.
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Engaño a la población diciendo que en dieciocho meses terminaría con la inseguridad.
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Se comprometió a que Morelos contaría con una “Ley de Víctimas”, y pagó al ex juez Baltazar Garzón $ 5,800,000.00 por una ley que no está vigente.
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Presumió en campaña que su gobierno sería austero y el primer trimestre de su mandato gastó más de treinta millones en “remodelar” sus oficinas y la Casa de Gobierno, además de la compra de equipo de transporte blindado.
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“Cada dos años me someteré a revocación de mandato” no cumplió tampoco con ello.
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“No daré más concesiones del servicio de transporte público” prometió en campaña, la realidad es que otorgó 3,500 sin contar con estudios de factibilidad.
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Aseguró que las ganancias del concierto de Plácido Domingo serían para el CRE de Emiliano Zapata. Hasta este día no se sabe de esas supuestas ganancias.
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Se comprometió a fomentar el empleo, sin embargo acaba de anunciar el despido de 700 trabajadores del gobierno del Estado.
Por otra parte, la seguridad es una prestación básica que el gobierno debe de otorgar a sus gobernados. En Morelos esta obligación constitucional no se da a los ciudadanos, es más, me atrevo a asegurar que no solo no se confiere, en muchos de los casos de violencia en contra de la ciudadanía han participado agentes del gobierno, policías pues, confirmando con ello la ineficiencia y colusión del gobierno del Estado. Solo esto pudiera ser causal de un gobierno fallido, la ausencia de otorgar seguridad a los gobernados es una violación grave a los derechos fundamentales de cualquier persona en cualquier lugar del mundo que se jacte de ser moderno, si a esto se le aúna que la autoridad esté participando con la delincuencia el asunto se torna gravísimo.
Abundando en esto del gobierno fallido, es evidente que el gobierno de Morelos no interactúa con los otros niveles de gobierno, esa enorme falta se constata en el hecho innegable de su des comunión con muchos de los municipios del Estado que no les son afines, tal es el caso de Cuernavaca y Jojutla, con los cuales mantiene una abierta animadversión con sus titulares. Además, es sabida la dificultad del gobierno del Estado para interactuar con las instancias federales, de ahí que ahora resulta muy claro el por qué no ha querido pedir auxilio de las fuerzas federales del orden, no obstante que las cifras que arroja el Sistema Nacional de Seguridad nos ponen en los primeros sitios. Aparentemente mantiene una relación institucional, sin embargo en los hechos no concreta los apoyos necesarios para mantener un gobierno quieto y reposado, que redunde en paz y tranquilidad para sus ciudadanos.
El ejemplo dramático de un gobierno fallido lo acabamos de observar en Guerrero, un gobernador alejado de la realidad, con propensión a las bebidas alcohólicas, profundamente omiso y permisivo, tal es el caso que acabaron secuestrados por las propias fuerzas del Estado cuarenta y tres estudiantes de la normal de Ayotzinapa.
Morelos está en semejantes condiciones que el de Guerrero, la diferencia es que en el primero de ellos, la ciudadanía a salido a las calles en diez ocasiones y se ha dado cuenta del desastre en que se vive a las instancias federales como Gobernación y la propia Presidencia de la República, de ahí que el Presidente Peña Nieto, en este caso, no podría señalar desconocimiento de ello, en TODAS las marchas de la CMMC, Coordinadora Morelense de Movimientos Ciudadanos, se le ha hecho mención clara a su persona en el sentido de la urgencia de que el gobierno federal actúe en Morelos.
Un gobierno fallido en Morelos, ni más, ni menos.
JABONAZO
Se empieza a destapar la cloaca de la corrupción en el gobierno de Morelos. Todavía no se sabe a ciencia cierta del desvío de recursos del crédito de los 2800 millones y muchos ya saben que una cantidad escandalosa se fue en gasto corriente. Sueldos y salarios descomunales a incondicionales y a compromisos de campaña al por mayor.
Empresario, columnista, líder social y ex consejero de Coparmex, Canaco y Canacintra.
Y las denuncias sobre lo que ya se transparento? Mientras no pisen la procuraduría tales acusaciones, no pasan a ser más que puros chismes o esfuerzos ciudadanos mal logrados. Saludos
Totalmente de acuerdo Andrés, solo que no son chismes, son realidades que vive Morelos. Gracias por su lectura.