Un Trastornado en el Poder II
Autor: Acción Por Morelos
Anteriormente elaboramos como profesionales de la salud mental, un análisis de la personalidad de Graco Ramírez Garrido Abreu en la que se cumplían con altos índices los criterios propios de un perfil psicopático, una especie de depredador humano que por su naturaleza busca enquistarse en los espacios donde hay poder personal o público.
A partir de éste diagnóstico y considerando la volátil situación que ha provocado con su mal gobierno y el enfado popular, vale la pena trazar un análisis de conductas para comprender su reacción ante una situación que lo rebaso y que fue creada a partir de su propia tipología mental.Las siguientes conductas que se describen tienen su fundamento en el trabajo de Freud que describe las defensas psicológicas -existentes en toda persona pero que en el caso que nos ocupa vale la pena señalar y advertir que cobrarán más fuerza a partir de la incapacidad intelectual y de habilidades para cumplir con los retos que se presentan a su administración.
Negación de la Realidad: Ya esa como negación del impacto de sus acciones, negación del ciclo o situación en la que se desenvuelve, la persona recurrirá a cualquier cosa antes de reconocer la situación actual tanto en la inseguridad como en el repudio popular. En el caso de un perfil elevadamente narcisista y megalomaníaco, podemos esperar una agudización de sus respuestas en éste sentido. Como señal de compensación, esperemos más gasto publicitario exaltando logros que no existen o promesas vacías. Represión: Como manera de control y evasión de la realidad, la operación política será dedicada a erradicar aquellas expresiones de lo que evade y entonces podemos ver que el concierto de Julieta Venegas es una forma de reprimir el problema. Podemos esperar que alguien con pobres controles emocionales e impulsivo pueda llegar a amenazar o hasta violentar personas u organizaciones de diferentes maneras
Trasferencia: Su constante asignación de culpas para evitar su responsabilidad y consecuencias de sus actos. Una persona con tendencias obsesivas como el, puede llevar al extremo este mecanismo al ser uno que encuentra tierra fértil en eventos propios de la historia pero ajenos a la realidad actual.
Sublimación: Su aspiración a la candidatura a la presidencia como desvió de sus patologías al aspirar un nivel personal superior ya sea intelectual o social. La necesidad de crearse una auto imagen elevada mediante acciones que le diferencien entre los demás se observa en su promoción de la sustentabilidad -inexistente- o la despenalización de la marihuana -inapropiada en el momento actual.
Compensación: Públicamente, el gasto publicitario y adornos a sus esfuerzos de gobierno para tapar las deficiencias y corruptelas y su sentido de valía. En lo personal, la acumulación de riqueza y poder como medio para compensar sus vacíos de humanidad personales y psicopatía.
Formación de Reacción: Para crear una cortina de humo sobre la situación. Invertirá en medios, agoreros y redes sociales para generar una narrativa propia a sus intereses. Que sus enemigos se cuiden porque será obsesivo y vicioso además de que su persona califica altamente en el índice de mentiras patológicas. Este es uno de los síntomas más agudos de su trastorno mental.
Proyección: Señalará en otros, aquellos aspectos de su propia persona. El espejo en el que se ve es también su constante obsesión con ex gobernadores cuando él y su familia son unos verdaderos ladrones.
Como mecanismo de control podemos utilizar el trabajo del análisis transaccional y su comprensión sobre juegos e historias sociales y tendremos así que para manipulará a las personas y grupos recurrirá a lo siguiente:
«Divide y vencerás”: Una constante en la política y que el encarna como rasgo de identidad desde edad temprana siendo una de las capacidades más refinadas dada su trayectoria personal como delator de militantes de izquierda y rompehuelgas. Esperemos un elevado gasto monetario para comprar voluntades y reventar alianzas para debilitar a quienes se enfrenten a el o en este caso quienes le reclamen. En éste rubro, el grado de complicidades que se han tejido y tejerá debería de ser una alerta máxima para la ciudadanía ya que es una constante entre psicópatas el apoyo mutuo como mecanismo social de supervivencia. Lamentablemente en la situación actual para Morelos, Graco Ramírez no está solo y los ríos de dinero que apuntan hacia los medios de comunicación locales y gobierno federal son indicativos de quienes lo protegen.
«Crimen y Castigo»: Uno de los activos y puntos débiles de un psicópata es su narcisismo y megalomanía y el verse afectada esta, representa una falta al valor más importante para el que es el respeto e imagen pública. Quien se atreva a dañar esa imagen que tiene de sí mismo -que además provocará una agudización de sus defensas- será receptor de conductas vengativas de cualquier tipo y esperemos que esto no lleve a eventos trágicos en la vida de personas o grupos.
Triángulo Karpman: Un modelo propio del análisis transaccional que describe el uso de roles (victima—rescatador—victimario) como mecanismo de manipulación y control que abunda en núcleos donde el abuso es una constante y que es usado por quienes cumplen el perfil psicopático para manejar su imagen y dinámicas sociales. La trayectoria de Graco es una colección de estos roles y en en su trayectoria en el estado de Morelos, mientras que ahora se asume como víctima de una vendetta, su imagen ha sido también la de salvador del estado con su narrativa transferencial y ciertamente en sus acciones tanto dolosas como omisas pero corruptas y perversas es el victimario de una sociedad profundamente lastimada, frustrada e impotente.
El escenario es poco halagüeño porque sus refinadas artes de la manipulación y abuso lo ponen en su posición de poder en una esfera donde las marchas no son suficientes aún con la revocación de mandato. La sociedad requiere una organización clara y determinada para transparentar sus actos delictivos y a el como a los suyos, hacerlos sujetos de la debida rendición de cuentas.
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