¿Votar o no hacerlo?

El Jabonero

 Por: Gerardo Becerra Chávez de Hita

Como cada tres años en este país las elecciones intermedias están a la vuelta  de esquina. Este próximo 7 de junio los mexicanos y morelenses saldremos a votar pare elegir trescientos diputados federales de mayoría relativa y doscientos de representación proporcional-mejor conocidos como pluris-. En lo local o estatal, elegiremos a diesciocho representantes populares o diputados de mayoría y doce plurinominales. Cabe mencionar que en Morelos también elegiremos a treinta y tres presidentes municipales con sus respectivos cabildos. En nuestro Estado, salvo el gobernador, todos los cargos de elección popular cambiarán, en buen cristiano, es un casi “Cambio de ropa limpia” general.

En México fue hasta el 17 de octubre de 1953 cuando la mujer pudo ejercer libremente su sufragio. Antes solo los hombres tenían ese privilegio y fue a través de una férrea lucha ciudadana que las féminas lo pudieron lograr. Durante casi tres décadas ese derecho se le escamoteó a la mujer mexicana sin que obrara en ello una razón cuerda y sensata. Ahora, en el siglo XXI, las mujeres mexicanas votan y son mayoría en el padrón nacional de electores. Si las mujeres todas votaran en sintonía, entonces llevarían al poder a cualquiera de sus compañeras, es decir, podrían elegir a la próxima Presidente de la República.

Pero ahora resulta que se está promoviendo el “No Voto” para esta próxima jornada electoral de junio. Algunos intelectuales y líderes sociales creen que la solución para enderezar nuestra endeble democracia es no ejercer ese derecho y están haciendo un llamado a la ciudadanía para que evitar que ésta salga a votar. Tal vez en parte tengan razón, sin embargo, creo que nuestro país no está en la posición de desdeñar de golpe y porrazo ese derecho constitucional.

¿A quién beneficia el no votar?  Desde luego que quien logra una ventaja con ello es quienes en este momento detentan el poder. A nivel nacional el PRI sacaría ventaja de ello y podría obtener una holgada mayoría en la Cámara de los Diputados, lo cual le permitiría al Presidente Peña Nieto gobernar el país como mejor le conviniera. ¿Por qué sería así? pues porque al no salir la mayoría de los mexicanos a votar, entonces las “estructuras partidistas” entrarían en acción arrasando con el voto mayoritario. Esas “estructuras” son aquellas que día con día los partidos políticos nacionales “aceitan” vía dinero en efectivo a los líderes seccionales y estos a los jefes de manzanas de los miles de pueblos y ciudades de la República Mexicana, los cuales se comprometen a sacar a votar a miles de personas a cambio de despensas o inclusive de dinero en efectivo.

En México existen tres tipos de votos. El “voto duro” es uno de ellos y consiste en la masa de seguidores que un partido político tiene en una pueblo, ciudad, región o en toda la nación. Por ejemplo, el Partido Acción Nacional tiene su voto duro en las altas concentraciones urbanas, en donde el nivel económico no ha decaído, las grandes ciudades del norte del país como Monterrey, Hermosillo, Tijuana y la misma Cuernavaca son solo unas de ellas. El voto duro del PAN va de la mano del conservadurismo de la sociedad en donde opera. Para el PRI su voto duro es más disperso, por ejemplo en localidades como Tamaulipas, algunos municipios del Estado de México y de Veracruz la gente vota a favor de ese partido en automático, no importando quienes sean sus candidatos. La ventaja del Tricolor, es que además posee enormes “estructuras” partidistas que operan con una exactitud matemática.

El voto duro del PRD está muy focalizado en la Ciudad de México y en algunos de los Estados de la Republica más pobres como Guerrero, Morelos y Oaxaca. Casi en todas esas entidades federativas los amarillos cuentan con simpatías muy por encima de los candidatos que promueven. Lo grave para el Sol Azteca, es que MORENA los está desplazando con una velocidad vertiginosa en esos lugares y podría darse el caso que ni con sus “estructuras partidistas” pudieran obtener  el mínimo de votos requerido para sostener el registro estatal del partido en donde hubiere elecciones.

¿Qué sucede si Ud. o yo no votamos? Ese voto duro y esas estructuras se “comen” el voto e inclinan la votación en favor de un partido político con menos del 20% del padrón electoral. En buen cristiano, volveríamos a ser gobernados por la decisión de una pequeña mayoría que haría y desharía a su antojo. ¿Sabe la diferencia con la que Enrique Peña Nieto ganó la elección del 2012? Menos del 6% y sus votos en relación con el total del padrón electoral no llegaron al 30%. ¿Ahora imagínese si salimos a votar?

En el caso de Morelos las cosas se podrían “color de hormiga” para Graco. El gobernador de Morelos sabe bien que esta elección de junio le puede costar el control del H. Congreso. Si los Morelenses salimos a votar en mayoría, por encima del 60% del padrón electoral, no habrá voto duro, ni estructura partidista que lo mantenga en el poder. Si salimos a votar en esa proporción, el PRD perdería casi en automático Cuautla, Jiutepec, Jojutla y no obtendría la mayoría de votos para gobernar la capital del Estado de Morelos.  Estaríamos de frente ante la enorme posibilidad de recomponer el estado de cosas negativo en que nos ha metido el PRD desde que tomó el control del Poder Ejecutivo.

No votar beneficia a quien detenta el poder. A nivel federal quienes ganarían sin duda sería los del PRI. En Morelos quienes se sobarían las manos de gusto serían los del PRD.

¡Salgamos a votar!

JABONAZO

“Saltimbanquis”, “Maromeros”, “Trepadores”, “Oportunistas”. Así  les llaman a quienes dejan un partido político y se van a otro buscando una oportunidad electoral. ¿Es válido o es una perversión?

Gerardo Becerra

Empresario, columnista, líder social y ex consejero de Coparmex, Canaco y Canacintra.