Jorge Ikeda
En el texto “La configuración del voto negativo en una democracia emergente, las campañas presidenciales mexicanas de 2000 y 2006” de Juan Luis Hernández Avedaño se define el voto negativo como:
“El voto negativo o voto anti es una modalidad de intención de voto que define una opción electoral a partir del rechazo a un candidato o a un partido político. Es decir, que la primera opción electoral no se decide en función de una identidad partidista o ideológica, ni con base en un voto retrospectivo al incumbent, sino, fundamentalmente, partiendo de un rechazo abierto y decidido a lo que pueda representar un candidato o partido político”.
No voy a votar por la opción populista, por lo que mi voto se define como voto negativo o voto anti. Para que el voto sea útil, tendría que ir al que vaya en segundo lugar de las preferencias electorales. Las encuestas serias ubican al precandidato de la coalición “Por México al frente”, Ricardo Anaya, en esa posición. ¿Pero qué pasaría si José Antonio Meade alcanza esa posición? ¿Votaría por el PRI?
En este momento los precandidatos tratan de ganarse la confianza de los electores en sus organizaciones políticas, lo que ha sido denominado “precampañas”, pero que para el resto de los mortales son simples campañas. Y una forma de ganarse la confianza de los electores es decir la verdad. Se ha dicho que no existe en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos un derecho a la verdad, como sí hay un derecho a la información y a la transparencia en el que se presume que los funcionarios actúan con justicia y dicen la verdad.
¿Es ético votar por un precandidato o candidato que miente? José Antonio Meade ha dicho que no fue el autor del denominado “gasolinazo” y que el aumento se debió al incremento de los precios del petróleo. El precio promedio del crudo OPEP para 2008 fue de 94,45 dólares, el tipo de cambio varió de $9.9180 el 6 de agosto del 2008 a $13.7738 el 31 de diciembre de 2008, y el litro de la gasolina magna terminó costando $7.78 (nota de la Jornada). Cuando el gobierno decidió el “gasolinazo” el petróleo costaba casi la mitad ($53.71) y tenía un déficit por la disminución de los ingresos petroleros, que compensó con la eliminación al subsidio a las gasolinas y una subida en los impuestos (IEPS). Por lo que el incremento en el precio de la gasolina se debió más a la eliminación del subsidio e incremento en los impuestos que a las variaciones en el precio del petróleo.
Javier Corral, gobernador de Chihuahua, encarceló a Alejandro Gutiérrez, un alto dirigente del PRI, por su participación en el desvío de recursos públicos en apoyos ilegales para su partido. En represalia, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público no le depositó más de 700 millones de pesos de participaciones federales, luego alegaron que tenían mal el número de cuenta (nota de AnimalPolítico). Meade acusó al gobernador de torturar a Alejandro Gutierrez y de mentiroso. Meade dijo:
“por primera vez en muchos años vemos a un gobernador que tortura, vemos por primera vez en el país a un gobernador que engaña, que en Chihuahua se le multiplicó por cuatro la inseguridad y que cada vez que tiene problemas inventa y confronta”.
En lugar de atacar a la corrupción, Meade defiende a los corruptos y califica de mentiroso a quien dice la verdad (la misma SCHP reconoció no haber depositado el dinero por la supuesta equivocación).
Luis Carlos Ugalde, en su obra “Así lo viví. Testimonio de la elección presidencial de 2006, la más competida en la historia moderna de México”, cita al filósofo Harry G. Frankfurt, quien hace una distinción entre el mentiroso y el charlatán. El mentiroso se ciñe a la realidad, respeta el contexto, pero introduce una falsedad en un argumento para alejarnos de la verdad, como el incremento en los precios del petróleo. El charlatán está dispuesto a falsear el contexto. El mentiroso debe ceñirse a sus premisas (algunas falsas) para arribar a conclusiones lógicas (subió el precio de la gasolina porque aumentó el precio del petróleo). El charlatán goza de mayor libertad pues falsea el contexto, las premisas y las conclusiones. Hago votos para que en esta elección no ganen el mentiroso ni el charlatán (el charlatán ya sabes quién es).
Jorge Ikeda es licenciado en relaciones internacionales por el ITAM, licenciado en derecho por la UNAM, ingeniero en desarrollo de software por la UNAD, maestro en ciencias políticas y sociales por el CIDHEM y doctor en derecho también por el CIDHEM. Es profesor de asignatura en la Universidad La Salle Cuernavaca, A.C.
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