Por: Iván Ureña
México a mediados de lo años 70 del siglo pasado se convirtió en una potencia petrolera, pero por errores de políticas públicas, se petrolizo toda la economía, más del 80 por ciento de las exportaciones eran barriles de petróleo y buena parte de los ingresos hacendarios, incluso, todavía en el 2015 representaron el 37 por ciento.
Cuando una economía se convierte tan dependiente del petróleo, buena parte de su desempeño depende del precio de éste. En la década de los 80 cayó el petróleo y México vivió la década perdida. En los últimos años, el barril del llamado oro negro ha venido observando una profunda depreciación, el pasado 12 de mayo se cotizó únicamente en 17 dólares, ante ello se preveían problemas en varios indicadores macroeconómicos, el más evidente, la balanza comercial.
En abril del 2015 se registró un déficit comercial de 85 millones de dólares; en la misma tónica, los siguientes 10 meses se registraron déficit comerciales crecientes; en mayo, 1 mil 17 millones de dólares; en junio, 749 millones de dólares; en julio, 2 mil 267 millones de dólares; en agosto, 2 mil 782 millones de dólares; en septiembre, mil 420 millones de dólares; en octubre, mil 444 millones de dólares; en noviembre, mil 569 millones de dólares; en diciembre, 927 millones de dólares; y en los primeros dos meses del año 2016, continuó el déficit; en enero, un abultado 3 mil 441 millones de dólares y en febrero 725 millones de dólares.
Es importante recalcar que el 1º de abril del 2015, el dólar se compraba en 15.12 pesos y se presentó un déficit comercial; pero en marzo del 2016, en 17.94 pesos y hubo un superávit, gracias en buena medida a la devaluación de 19 por ciento. En el periodo de referencia, las importaciones bajaron de 33 mil 40 millones de dólares a 31 mil 407 millones, un descenso de mil 633 millones de dólares o un cinco por ciento.
Adicionalmente, el mundo vive una contracción en el comercio exterior, prueba de ello es que la exportaciones mexicanas descendieron; en abril del 2015, alcanzaron los 32 mil 954 millones de dólares y en marzo del 2016, 31 mil 562 millones de dólares, un descenso de mil 392 millones de dólares o el 4 por ciento.
Así la economía mexicana se vio afectada por dos factores, un importante descenso en el precio del petróleo y una disminución del comercio mundial; sin embargo, gracias a la devaluación del peso se pudo sobre llevar esa complicada situación financiera mundial. A todos los mexicanos nos gustaría que el dólar nos costará sólo un peso, pero sería una ficción y no corresponde a la situación económica de nuestro país.
Para afrontar un entorno económico internacional tan complicado, hay dos opciones evidentes; en el corto plazo, devaluar y en el mediano y largo plazo hacer más eficiente la economía, que implica mejorar la educación, la aplicación de la ley, castigar la corrupción, combatir los monopolios y oligopolios e incrementar la competencia, simplificar las legislaciones municipales y estatales para los negocios existentes y los de nueva creación, hacer más eficiente el gasto público y ampliar y optimizar la infraestructura. Mención aparte es la recaudación, el gasto público debe dejar su dependencia crónica de los ingresos petroleros. Se dice fácil, pero es sumamente complejo hacer realidad esas políticas públicas de mediano y largo plazo.
Esperemos por bien de todos, que todos esos cambios necesarios, se lleven a cabo, desgraciadamente, la cultura de la corrupción está tan arraigada que no se ve una tarea sencilla.
Si los cambios para mejorar la productividad de la economía mexicana no tienen éxito, en el largo plazo, seguiremos devaluando y será la prueba que se naufragó en la transformación. Un indicador irrefutable del fracaso, será que el dólar un día llegue a 30 pesos, luego a 40 y permanentemente continúe subiendo su precio.
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ivanure@hotmail.com
Premio Nacional de Periodismo 2017. Premio Estatal de Periodismo Morelos 2012, empresario y maestro en Economía por el ITAM. Funcionario en Banobras, Hacienda y Secofi.
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