Iván Ureña
El panista Felipe Calderón, antes de la elección del 2006 mandó hacer varias encuestas para saber cuáles era los temas que más le interesaban a los electores mexicanos, el resultado: el empleo y el poder adquisitivo de los salarios. Así, este político utilizó éstos como lema de campaña. Una vez en el poder, no cumplió.
El 23 de Julio del 2012, en plena campaña electoral, en la Macro Plaza en Veracruz y ante una explanada pletórica de seguidores, Peña Nieto criticó 11 años de panismo y prometió mejorar el ingreso de los mexicanos: con más empleos y mejor salario. El candidato del PRI también utilizó el tema salarial como una de sus banderas políticas y ganó la presidencia, pero no se ha visto la tan prometida recuperación. Todavía, el 23 de enero de 2014, Alfonso Navarrete Prida, Secretario del Trabajo, volvió a anunciar que este gobierno busca la recuperación real del salario mínimo. Hasta el día de hoy sólo palabras.
Con la aprobación de las reformas en la Cámara de Diputados y Senadores, la agenda política nacional cambió para dar inicio a las campañas electorales con miras a las elecciones del año 2015. En ese contexto, el PRD por voz de El Jefe de Gobierno del D.F., Miguel Mancera, planteó que el salario mínimo de 67.29 pesos, debería ubicarse en 171 pesos diarios. Miguel Barbosa, coordinador de los senadores del PRD, fue más allá, se pronunció porque el mínimo fuera de 548 pesos diarios.
Asimismo, la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena dijo, en México el salario mínimo perdió casi 70% de su poder adquisitivo y es de los más bajos de América Latina, por lo que debe haber una estrategia de recuperación, con una perspectiva de mediano y largo plazo, cuidando que el proceso sea sostenible, moderado y significativo, pero advirtió que es preciso cuidar las variables macroeconómicas.
Por su parte, Rafael Avante Juárez, subsecretario del Trabajo, participando en el debate, se pronunció porque el análisis se realice al margen de ideologías y posturas políticas. “Este asunto es de factores de la producción, de variables económicas concretas… no es permisible que nadie quiera capitalizar electoralmente el tema” ni hacerlo una bandera política, además hay que evitar generar expectativas que mañana terminen repercutiendo en perjuicio de los que se quería beneficiar.
Es claro que el tema del salario mínimo, se usó, se está usando y se va seguir usando como bandera política, por todos los partidos, además es innegable y necesario, que el salario se recupere. Aunque es importante tener presente lo siguiente:
Muchas cosas ligadas al mínimo
El incremento del salario mínimo implicaría, una subida considerable en los derechos e impuestos municipales, estatales y federales. Lo mismo en la amortización de créditos hipotecarios de instituciones públicas como el IMSS o el ISSSTE. En la misma lógica están la mayoría de las pensiones. Según INEGI, sólo el 13 por ciento de los empleados ganan el mínimo, pero en cambio todos pagamos multas y demás cosas ligas al salario mínimo. Se tendría que considerar qué pagos siguen en función al mínimo y cuáles no. Dice el dicho, no vaya a salir más caro el caldo que las albóndigas.
Existen sólo dos salarios mínimos en México, zona “A” y “B”
En Estados Unidos, los habitantes del estado de Connecticut, tiene uno de los ingresos per cápita más altos de ese país, con 58 mil 908 dólares y los de Arkansas de los más bajos, 34 mil 723, la diferencia es de 70 por ciento; por su parte el salario mínimo por hora es de 8.70 dólares en el primero y en el segundo es 6.25 dólares, una diferencia salarial a favor de los trabajadores de Connecticut de 39 por ciento.
En nuestro país, el Distrito Federal tiene un ingreso per cápita de 36 mil 532 dólares y Chiapas de 6 mil 825, una diferencia de 430 por ciento en favor de los capitalinos. El salario mínimo en el primero, clasificado como zona “A” es de 67.29 pesos; en el segundo, clasificado como zona “B” es de 63.77, una diferencia salarial de 5.5 por ciento. Lo mismo, Nuevo León, tiene un ingreso per cápita de 28 mil 816 dólares y Oaxaca 7 mil 534 dólares; los norteños tienen un ingreso superior en 382 por ciento y la diferencia en el salario mínimo es de sólo 5.5 por ciento.
Si nos atenemos al caso de Estados Unidos, donde a mayor ingreso mejor salario; entonces, el salario mínimo, en el D.F. y Nuevo León debería estar por encima del nivel que tiene actualmente. Además deben contemplar el tamaño de las empresas, no es lo mismo una que emplea dos personas a otra de 100 trabajadores.
Las ganancias de productividad no se están trasmitiendo a los trabajadores
Por otra parte, la productividad laboral en la industria manufacturera creció en 14.9 por ciento en los últimos cinco años en nuestro país, pero las remuneraciones reales cayeron en 2.1 por ciento. Es decir, no es automático, que aumentos en la productividad se reflejen necesariamente en mejores salarios, ni del mínimo ni del salario promedio. Luego entonces, ante la ausencia de mercados perfectos y las rigideces que se presentan, es necesario una regulación y participación de la autoridad que facilite que los aumentos en productividad se reflejen en mejores salarios.
En conclusión, tener sólo dos salarios mínimos para la zona “A” y la “B” con una diferencia tan pequeña es insuficiente, debido a las disparidades tan grandes que existen entre las regiones del país, mientras en el D.F. hay una productividad laboral similar a la de Portugal, la de Guerrero es similar a la de Namibia, sin embargo la diferencia del salario mínimo entre ambos estados, es de sólo 5.5 por ciento, tan absurdo como que la diferencia entre el salario mínimo en Portugal y Namibia fuera de únicamente 5.5 por ciento. Pero subir el salario a 548 pesos diarios como dice el Senador Barbosa, es una insensatez mayúscula, implicaría un pago mensual de 16 mil 440 pesos y muy pocos empleadores podrían pagar esos salarios. Casi nadie emplearía secretarias, dependientas o personal de limpieza. Se generaría un desempleo aún mayor al que padecemos.
La propuesta de Mancera, tiene un poco más de sentido, pero aún así, parece exagerado el incremento, 154 por ciento, más si es para todo el país, sobre todo porque no contempla las diferencias de productividad por región ni por tamaño de empresa y ocasionaría que miles de pequeñas empresas no pudieran afrontar un incremento de ese monto y en un periodo tan corto, en Guerrero, Oaxaca y Chiapas, seguro la informalidad se dispararía aún más. Como bien lo dice la Secretaría Ejecutiva de la Cepal, debe ser moderado, para no trastocar las variables macroeconómicas, quizás sería más probable y políticamente posible, tener un rango que vaya desde los 70 pesos, el mínimo en las zonas más pobres y hasta los 120 pesos en las regiones más prosperas del país, y de ahí iniciar la recuperación. Además, así Peña Nieto, estaría cumpliendo su promesa de campaña.
Estimado lector, sino le llega el link de todos modos lo esperamos el próximo lunes, gracias.
ivanure@hotmail.com
Premio Nacional de Periodismo 2017. Premio Estatal de Periodismo Morelos 2012, empresario y maestro en Economía por el ITAM. Funcionario en Banobras, Hacienda y Secofi.
Muy interesante análisis. Gracias por compartirlo
Que bueno que le haya gustado, también es responsabilidad de los que nos educamos hacer propuestas viables y sustentadas en
la realidad nacional.
Es responsabilidad y compromiso inegable de quien tiene consciencia de un hecho, acerque a los demás a ella para lograr un verdadero cambio que beneficie a todos.
Gracias.
Margarita Plascencia
Gracias por su comentario