Por: Iván Ureña
Nos quejamos de la falta de propuestas y cuando las hay, mayoritariamente se toman posiciones sin hacer un mínimo análisis, se incurre en la falacia ad hominem: importa más quién lo dijo, que lo que dijo.
A contracorriente de ello y por la trascendencia del tema, en este espacio contribuimos al debate con datos y argumentos, para que con base en esa información cada quien saque sus conclusiones. Además, es importante recordar que el salario mínimo ha sido tema no sólo de esta campaña, sino de siempre, tanto Calderón y Peña prometieron subirlo sensiblemente, pero por desgracia no lo hicieron.
López Obrador prometió subirlo hasta 176.72 pesos; Anaya a más 100 y al final de su sexenio que al menos, sea el doble en términos reales.
Por su parte Margarita, dijo que son propuestas irresponsables, populistas y demuestran gran ignorancia, secundada por su esposo, el ex presidente Felipe Calderón, acusando a López Obrador de falta de conocimiento de la economía. El Bronco quitaría el mínimo y Meade se ha abstenido de opinar, pero todavía como titular de Hacienda, esa secretaría se opuso a un incremento importante por el peligro que representaba en la inflación.
El mínimo ya no es referencia
Los especialistas en el tema laboral asumen que la limpieza de las casas habitación es una de las opciones más inmediatas de quien no encuentra empleo y en primera instancia no demanda una alta especialización, ambos géneros la pueden desempeñar, desde la adolescencia hasta una edad adulta, sin importar su raza o formación académica, las barreras sindicales, estatus migratorio o lingüísticas para desempeñarlas son mínimas, de tal manera que, tienden a percibir una paga menor que el resto de los trabajadores. Puede haber incredulidad al respecto, pero los estudios serios lo avalan.
La Organización Mundial de Trabajo encontró que en todo el mundo las empleadas domésticas son de las peor pagadas, México no es la excepción: ganan sólo el 51.7 por ciento de lo que ingresan el resto de los empleados. Así, si nos atenemos a la información que proporciona Indeed, en nuestro país, el pago promedio diario es de 110 pesos, un 25 por ciento arriba de mínimo. Eso nos está indicando, que si el salario mínimo subiera hasta 110 pesos, realmente no afectaría la generación de empleo, porque los trabajadores con menor remuneración ya están ganando eso. Por supuesto que existen diferencias regionales, en la CDMX, las empleadas domésticas están cobrando en promedio 55.88 pesos por hora, por cuatro horas, tiempo promedio para realizar el aseo en una vivienda, estarían cobrando 223.52 pesos.
El sentido común
En cualquier lugar del país y en cualquier actividad, si se quiere contratar un empleado por un el salario mínimo, 88.36 pesos, para laborar 8 horas, sencillamente no se encuentra personal. Esto incluye el campo, la ciudad; el sector de servicios, industrial, agrícola y pesquero, desde Chiapas hasta Nuevo León, pasando por el Estado de México y Ciudad de México. En una palabra, es sumamente difícil encontrar personal que esté dispuesto a trabajar ocho horas por un ingreso de solo un salario mínimo.
Aunque, la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos informa que hay un millón 589 mil 809 que laboran tiempo completo por un salario mínimo, el 5.5 por ciento de los trabajadores, pero esto se puede explicar por el sector gastronómico: meseros, garroteros y lava platos y otros más, como los despachadores de gasolina o vendedores, aceptan esa paga porque su principal fuente de ingreso no es el salario sino las propinas o comisiones.
Adicionalmente hay que considerar, una práctica muy común entre muchos contribuyentes, pagar la menor cantidad posible de impuestos y contribuciones, con el argumento: de que se lo roben ellos a que me lo quede yo que me lo gané, mejor me lo quedo. Así los patrones –para bajar al mínimo los aportes a la seguridad social– reportan ante el IMSS un monto, pero en la realidad pagan más a sus trabajadores, que lo aceptan, porque no pagan ISR ni cuotas obreras al IMSS, logrando disponer de mayor ingreso en el presente, a costa de sacrificar su futura pensión. Además, no es privativo de microempresas también las grandes participan.
Como si no fuera suficientemente controversial y polémico el tema, hay que tomar con sumo cuidado las cifras oficiales. Así, el dato que maneja la Comisión Nacional de Salarios Mínimos de que el 5.5 por ciento de los trabajadores de tiempo completo el ingreso mínimo, es aún menor, al considerar la extendida práctica de reportar un salario ante el IMSS, pero se tiene un ingreso superior vía propinas, comisiones o de un bono adicional que no se declara.
Ante lo anterior, más los datos de un organismo internacional, que nos están señalando que ni siquiera los trabajadores peor pagados en México ganan el mínimo, reforzado por el sentido común: difícilmente alguien se contrata por esa paga si ésta va a ser su único ingreso. Podemos concluir, que incrementar el mínimo no sería devastador para la economía o las empresas, ya que en la práctica la mayor parte de los trabajadores ganan más. Pero decir que el salario mínimo debe aumentar, sirve de muy poco, lo verdaderamente relevante es: de cuánto deberá ser el incremento
Para ello tenemos los indicadores internacionales, con datos de la ONU en dólares.
Ingreso per cápita mensual |
Salario mínimo mensual |
El salario mínimo respecto al ingreso per cápita |
||
Hoy |
Propuesto AMLO y ANAYA |
|||
México |
704 |
150 |
21 % |
42% |
Perú |
517 |
270 |
52 % |
|
Colombia |
479 |
275 |
57 % |
Por el tipo cambiario puede haber variaciones, pero las conclusiones se sostienen.
No se van a tomar como referencia países como USA o Canadá, que tienen una economía, una cultura o un marco institucional muy diferente al de México, sino países latinoamericanos, con una cultura similar pero con una economía e ingreso menor, lo que hace aún más válida la comparación y las conclusiones que se obtengan tendrán mayor solidez y contundencia.
México tienen un ingreso per cápita mensual o ingreso medio superior a Perú y Colombia, aquí es de 704 dólares, ellos respectivamente, tienen 517 y 479, así el nuestro es superior al primero en 36 por ciento y al segundo en 47; sin embargo, cuando hacemos la comparación respecto al salario mínimo, la situación cambia radicalmente, en ambos casos el de ellos es superior en más de 80 por ciento y si lo hacemos como porcentaje del ingreso per cápita, en Perú representa el 52 y en Colombia el 57 por ciento, mientras que en nuestro país únicamente el 21 por ciento, por lo que si cumple su promesa el candidato AMLO o Anaya llegaría hasta el 42 por ciento del ingreso per cápita, todavía inferior a esos países latinoamericanos, así, se podría decir con base en esa comparación, que la propuesta no es descabellada o imposible de cumplir.
Las comparaciones son odiosas, pero más para el que las pierde
Para el nivel de ingreso per cápita de México, el salario mínimo está demasiado rezagado en comparación de países con grados de desarrollo económico no igual, sino menor. Incluso, siendo exigentes, podríamos decir que la propuesta de ambos políticos es insuficiente, porque nos sigue dejando por debajo del resto de los países latinoamericanos.
El mundo al revés
Los patrones, organizados en la COPARMEX, en junio del 2017 salieron a las calles para solicitar un incremento del mínimo de al menos a 92.72 pesos. La foto es más que elocuente.
Para octubre la misma organización patronal volvió a insistir en su propuesta de incrementar el Salario Mínimo, incluso más: hasta 95.25 pesos . Al final solo subió hasta 88.36 pesos, a Marx se le hubieran puesto los pelos de punta al ver que los patrones querían incrementar el salario mínimo más que lo autorizado por el gobierno.
Pero Banxico, y Hacienda, Meade todavía como titular, se opusieron aduciendo el peligro de un rebrote inflacionario, mientras que la Secretaría del Trabajo argumentó en aparente respuesta a las exigencias de Canadá y USA, es asunto interno de los mexicanos, olvidando que ha sido un tema de debate desde hace muchos años.
El argumento de Banxico y Hacienda tampoco se sostiene, en el 2015, cuando se homologaron los salarios mínimos de la zona A y B con un incremento adicional de 2.7 por ciento, el impacto en la inflación fue pequeñísimo y con el incremento de 8.32 pesos en noviembre del 2017, la repercusión marginal en la inflación se calcula en 30 puntos base, dicho de otra forma, si la inflación anual iba a ser de 6 por ciento, con la subida del salario mínimo en 10.4 por ciento la inflación habría llegado a 6.3 por ciento.
Si bien no podemos hacer una extrapolación lineal, argumentando que si un incremento del 10.4 por ciento del salario mínimo tiene un impacto de 0.3 puntos porcentuales, entonces un incremento del 100 por ciento del salario mínimo, tendrá un impacto inflacionario menor de 3 por ciento en la inflación anual, pero sí podemos afirmar que incrementos en el salario mínimo solo tienen un efecto pequeño en la inflación y la mayor parte se refleja en una recuperación real del salario mínimo.
Y lo más importante, los datos duros. El INEGI informó que durante diciembre de 2017 el Índice Nacional de Precios Productor (INPP), presentó un aumento de 0.46 por ciento y 0.59 por ciento para el consumidor, aunque el salario mínimo había crecido ese mes en 10.4 por ciento, la evidencia real no sustenta los temores de Banxico ni Hacienda.
Hay varias razones, que los explican, la inflación es un fenómeno generalizado y sostenido de aumento en los precios, pero para que vaya escalando se necesita, un incremento irresponsable de la oferta monetaria por parte de la autoridad, en este caso Banxico, cosa que no se está dando y, como lo dicen los estudios y el sentido común, en la realidad muy pocos solo ingresan el mínimo.
Conclusiones
Quien demuestra gran ignorancia con sus declaraciones es Margarita. La propuesta del Bronco, ni siquiera se aplica en USA, Canadá ni Europa, mucho menos en nuestro país, donde las condiciones de negociación entre patrones y trabajadores son muy distintas, más aún con la insuficiente generación de empleo. Meade, en octubre todavía como titular de Hacienda, dejó pasar una oportunidad inmejorable, se equivocó rotundamente, el salario mínimo pudo subir hasta los 110 pesos, sin que hubiera existido un gran impacto en la inflación, en cambio sí, una recuperación gradual del salario mínimo que hubiese podido cacarear como candidato.
Los datos indican que es posible subir hasta 176 pesos el salario mínimo en un sexenio. Aunque por las diferencias de productividad regionales, no necesariamente debería haber un solo salario mínimo, puede haber varios como en otros países, además la recuperación debe ser un proceso gradual. Recalcando, que únicamente es para el mínimo y por supuesto no implica que el resto de los salarios vayan a subir en la misma proporción.
Otros análisis sobre el mismo tema del 2014.
ivanure@hotmail.com
Premio Nacional de Periodismo 2017. Premio Estatal de Periodismo Morelos 2012, empresario y maestro en Economía por el ITAM. Funcionario en Banobras, Hacienda y Secofi.
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